Otra paradoja clásica para este capítulo. En un pueblo un único barbero, los hombres del lugar tienen sólo dos opciones: afeitarse a sí mismos o acudir al barbero. Sin embargo, ¿quién afeita al barbero? Si se afeita a sí mismo, está a fin de cuentas siendo afeitado por el barbero... Pero ¿quién es el barbero en esta serie? Se admiten interpretaciones.
Genial el comienzo de este capítulo, con Gus velando en el hospital a Molly tras abatirla accidentalmente.
Desde un apesadumbrado Gus, el tiempo retrocede a cámara lenta, como si el personaje quisiera volver atrás y remediar su error. Mientras tanto, escuchamos a la familia de Chazz, comprobando como el plan de Lester para imputar a su hermano comienza a desarrollarse. Y funciona como un reloj, a lo que contribuye decisivamente la ausencia de la hospitalizada Molly. Además de que las pruebas apuntan sin duda al pobre Chazz, el muy judas de su hermano termina de apuñalarlo vilmente por la espalda al inventarse una historia que lo deja en el papel de víctima y pone los últimos clavos en el ataúd de su hermano, tras una declaración que consigue hasta hacer saltar las lágrimas del jefe Oswalt.
La secuencia con Lester sonriendo al abandonar la comisaría mientras su hermano lo llama impotente desde la celda añade una muesca a la evolución (hacia el mal) de este personaje. Por fin ha conseguido superar el asesinato de su esposa y hace borrón y cuenta nueva, como se muestra de forma hilarante con una simple llamada a un servicio de limpieza.
Mientras tanto, la pobre Molly se recupera en el hospital, ajena a los acontecimientos que se están desarrollando en Bemidji. Gus está hecho polvo por haberle disparado, dispuesto a aceptar incluso su salida del Cuerpo, pero Molly no le deja caer en el abatimiento, haciéndole ver que podría haberle pasado a cualquiera en esas condiciones. Quitarle hierro al asunto con un bazo agujereado no es moco de pavo. Aquí va a haber tema...
Aún convaleciente, el cerebro de la valerosa agente no puede parar de girar, así que sigue dándole vueltas a la conexión de Lester con Malvo, incluyendo en la ecuación a los matones de Fargo. Hasta que todo parece cuadrar. Sólo queda acorralar al petimetre asesino.
Por su parte, Lorne nos regala otro par de momentazos impagables.
El primero, obteniendo información (con su habitual "sutileza" sobre a quién acudir en Fargo en busca de explicaciones tras su intento de asesinato. El segundo, sirviéndose la venganza a ritmo de automática en un plano secuencia para enmarcar, por su valentía formal. Ni que decir tiene que en Fargo se van a acordar de la visita de Lorne durante mucho tiempo. Aunque tras una masacre de esta categoría, el asesino puede pasar a ser un blanco de lo más deseado por el Sindicato.
El capítulo finaliza de forma brillante con Lester abrazado definitivamente a su lado oscuro, capaz de mentir de forma descarada a la viuda Hess para beneficiársela y culminar así su revancha contra el matón que le hizo la vida imposible.
El triunfo de Lester contrasta con la reacción de frustración e incredulidad de Molly al descubrir, tras ser dada de alta, que su sospechoso está en libertad y, en su lugar, un inocente ocupa su celda. ¿Será capaz de convencer al Jefe Oswald de la culpabilidad de Lester antes de que se vaya de rositas?
Por Antonio Santos