De nuevo estamos ante un capítulo de transición, pero en el que se aprovecha para empezar a atar algunos cabos sueltos que se habían ido dejando a lo largo de la serie. En este caso, el nombre del episodio hace referencia a
otro de los grupos consolidados del Universo DC: Las Aves de Presa. Se trata de un grupo que ha tenido diferentes formaciones a lo largo de su andadura, pero cuya característica principal ha sido estar formado por heroínas. La etapa más icónica tenía como protagonistas a Oráculo (Bárbara Gordon/Batgirl, como experta tecnológica y nexo de comunicación, el equivalente de Felicity en esta serie), Canario Negro y Cazadora (y que ya tuvieron serie propia, de escaso éxito, la pasada década). La referencia no pasa de ahí, ya que en la serie Canario Negro y Cazadora están claramente a ambos lados de la ley, aunque sí nos pone sobre aviso de que veremos de nuevo por Starling City a nuestra querida Helena Bertinelli. Y de que ambas tendrán un primer encuentro que promete ser muy poco cordial.
El episodio comienza con Arrow y Canario Negro ayudando a las fuerzas policiales en una redada contra un grupo de criminales armados, para descubrir que se trata de la banda de Frank Bertinelli, que ha vuelto a Starling City a reclamar viejas deudas para financiar su huida del país. La noticia de que el capo mafioso está en la cárcel y será juzgado de inmediato trasciende rápidamente, lo que lleva a Oliver a pensar, acertadamente, que Helena pronto volverá a la ciudad para cumplir su promesa de acabar con la vida de su padre. Por tanto, prepara una trampa para atraparla antes de que consiga llegar a la ciudad, aunque Helena demuestra ser mujer de recursos y consigue evitarla, llegando hasta el juzgado junto con su banda de mercenarios. Sin embargo, la policía consigue sacar a tiempo a Frank Bertinelli. Frustrada por la oportunidad perdida, Helena toma un grupo de rehenes entre los que se encuentra Laurel, que de nuevo había sido readmitida en su puesto por el fiscal jefe tras vencer sus problemas de adicción.
A partir de aquí se juega una partida de ajedrez a varias bandas entre Oliver, que sigue confiando en poder llevar a Helena de vuelta de la oscuridad, Sara, que sólo ve enfrente a una asesina despiadada que amenaza con matar a su hermana, y las fuerzas de la fiscalía, que quieren atrapar a los dos Bertinelli de un sólo golpe. Finalmente, el juicio demostrará ser una farsa planificada por el fiscal para atraer y atrapar a Helena, lo que dejaba a Laurel el papel de comparsa prescindible si las cosas salían mal. Esto enfurece sobremanera al detective Lance, que hará lo posible por ayudar a Arrow y su grupo a rescatar a su hija, aunque sea a espaldas de la ley.
Una vez descubierto el pastel, la intervención de los héroes y un juego de traiciones y tretas entre las fuerzas de la fiscalía desembocarán en una pelea sin cuartel entre Helena y Sara, y en la muerte accidental de Frank Bertinelli. Una vez en prisión, Oliver visitará a Helena para darle su apoyo y mostrarle que aún tiene fe en ella. Como Oliver le anticipó, ha podido constatar por las malas que la venganza es incapaz de proporcionarle paz, sino dejar abiertas nuevas heridas. Por primera vez vemos a una Helena vulnerable, que puede desembocar en la Cazadora que conocemos, de nuevo actuando dentro de los márgenes de la ley (aunque siempre bordeando el filo). ¿Tal vez como futura integrante del Escuadrón Suicida?
Respecto a los secundarios,
Roy demuestra que aún está muy verde en cuanto a control de los efectos del mirakuro, y sus peligrosos ataques de genio le llevarán a seguir el consejo de Oliver y dejar a Thea. En cuanto a Laurel, se constata su evolución al ser capaz de recuperar de nuevo su puesto en la fiscalía, esta vez de pleno derecho, demostrando que no le duelen prendas en sacar las garras, máxime cuando ha sido traicionada de esta forma. ¡Ya era hora de que empezáramos a ver un personaje con un mínimo de interés, demonios!
El capítulo finaliza de nuevo con un cliffhanger de primera: Un coche se detiene a ayudar a despechada Thea que vaga por las calles tras su ruptura, descubriendo que su ocupante es ni más ni menos que
Slade Wilson. Pintas bastos para la familia Queen...
Por Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).