Continúan las aventuras de nuestros bárbaros del norte favoritos, incidiendo en la débil tregua solicitada por Ragnar para hacer un trato con el soberano de Wessex. De esta forma, Ragnar acude al castillo del rey Ecbert, que lo recibe en los baños y, como gesto de confianza, hace salir a su guardia para quedarse a solas con su invitado, al que conmina a bañarse junto a él para
hablar de hombre a hombre, desnudos e iguales. Dos guerreros negociando una paz de la que ambos bandos pueden sacar beneficios: Los vikingos ganar unas nuevas y fértiles tierras, y Ecbert tal vez tener a su disposición
un nutrido grupo de mercenarios que cimenten su sed de conquista.
Sin embargo, las noticias de la toma de Kattegat por parte del vengativo conde Borg han llegado de ultramar, por lo que Ragnar parte inmediatamente junto con todas sus tropas para recuperar sus dominios. Con todas sus tropas a excepción de
Athelstan, que prefiere quedarse con el rey Horik al ser el único que habla inglés por si puede ayudar en las negociaciones, ante la palpable decepción de Ragnar.
La merma de las tropas del norte tendrá sus efectos inmediatos. Los ingleses ven la oportunidad de tomar posición de ventaja ante la debilidad de sus rivales y aprovechan para masacrar sin contemplaciones a una partida de caza vikinga,
con Athelstan como único superviviente. Aunque salvar la vida sólo le sirve para saltar de la sartén a las brasas, ya que es capturado por los ingleses que, al reconocerlo como el apóstata que ahora es, no dudan en
castigarlo con la muerte por crucifixión. Afortunadamente, el rey Ecbert llega para salvar su vida. Sin lugar a dudas, tiene otros planes para él más favorables a sus propios intereses... Un momentazo, de esos que no abundan en la serie, cargado de fuerza y tensión y que sobrecoge por la crudeza con que está narrado.
Mientras tanto, Ragnar llega a las costas de Kattegat, aunque en el camino pierde a la mitad de sus tropas a causa de una tormenta, lo que reduce considerablemente sus opciones de victoria en su planeada confrontación contra Borg. Tampoco Rollo puede ayudarle, ya que en su ausencia no ha conseguido reunir más que apenas un puñado de guerreros fieles a Ragnar. Cuando la situación parece más desesperada, aparecerán Lagertha (que por fin le ha enseñado a su marido quién tiene más
colindrones de los dos) y Bjorn para unir sus tropas a las de Ragnar. Éste acoge con agrado a su hijo, que está hecho un bigardo, mientras Lagertha ve cómo la ignora completamente. Los vikingos también guardaban un poquito rencor tras las rupturas...
En resumen, estamos ante un episodio un poco de transición, pero que nos ha dado algunos buenos momentos y, sobre todo, deja las cosas de lo más interesantes a ambos lados del mar. Por el horizonte asoman venganza, muerte, traición e intrigas bañadas en sangre...