Nos adentramos en la ronda diaria de la vida de el hombre de las cicatrices. Su vida se acerca a la de los salvajes por el estado de conservación en el que está el interior de la casa. Tras unas palabras a su padre al que no veremos hasta el final, se acerca a la casa grande donde Betty está cocinando unos huevos. Ella es una mujer mayor con un ligero retraso que nuestro malvado villano aprovecha para tocarla mientras ésta le cuenta historias. A raíz de ésto, volvemos al trío formado por Rust, Marty y el sheriff Geraci. Mientras es apuntando por el arma de Cohle, éste le obliga a ver el vídeo macabro del sacrificio de la pequeña. Así, acaba excusándose hacia sus superiores, diciendo que él no tiene nada que ver. Sin embargo, Rusty no se fía del todo y para tenerlo bien pillado, lo amenaza con evidencias falsas en su contra y con un francotirador dispuesto a acabar con él y que le deja el coche para el arrastre.
De ésta manera, y sin haber conseguido mucho, Marty mira al retrato-dibujo del hombre de las cicatrices y pregunta "¿Por qué orejas verdes?" Rusty no tiene explicación a ello, pero relaciona una de las pruebas del noventa y cinco con una de las casas pintadas de verde fuerte, achacando que las orejas era lo único que no cubría la gorra. Se ponen manos a la obra y descubren que en la casa, por aquel entonces, vivía una mujer mayor que ahora estaba en una residencia de Abbeville. Le preguntan si recuerda algo sobre quien les pintó la casa y ella habla de un muchacho con cicatrices. Sin acordarse del nombre, Rusty le pregunta si aquel año su marido pagó los impuestos, a lo que ella respondió que sí. De ésta manera investigan los pagos de aquel años y descubren la empresa a nombre de los Childress. Hilando cabos dan con la dirección e incluso el modelo de coche y finalmente el nombre, Errol Childress.
Rusty ha preparado varias copias cerradas para diversos medios de prensa, televisión y policía, a cargo de Robert Doumain, el francotirador y padre de niña desaparecida del bar, para en caso de que Rust no salga con vida del lugar al que va. Marty por su parte, trata de hacer comprender a Papania que están muy cerca y aunque éste lo comienza a ver del lado de las locuras de Rusty, accede cuando dice que será al primero que llamen cuando sepan algo.
A partir de aquí, ocurre lo que llevamos esperando desde la mitad de la temporada. Marty se acerca a la casa y habla con Betty. Tras comprobar que es una pobre enferma entra e investiga la casa buscando un teléfono. Rusty por su parte sale en sentido contrario al comprobar como el perro ha salido en busca de su amo y finalmente lo encuentra muerto. A lo lejos ve a Errol, a quien sigue hasta una especie de laberinto lleno de maderas, muertos y ritos. El camino es tortuoso y Marty lo sigue de lejos después de haber podido llamar. Tras varias vueltas, Rusty llega al lugar, sin embargo, en ese preciso momento tiene una visión profunda en la que parte del universo inunda la habitación. En ese momento aparece Errol y aunque lo esquiva de primera hora no logra evadir el cuchillo que le clava justo en el estómago. El gigante trata de cortar hacia arriba pero Rusty aguanta y conserva fuerzas para pegarle varios cabezazos hasta que Marty llega y le dispara en varias ocasiones pero también sale herido cuando le lanza una especia de martillo que se le clava por encima del pecho. Cuando está apunto de ser masacrado por Errol, Rusty, en uno de sus pocos alientos de vida que le quedan le dispara a la cabeza. La policía llega al lugar y encuentra decenas de pruebas sobre personas desaparecidas y varios asesinatos. Sin embargo, Rusty queda en coma y Marty logra salir bien parado. Tras recibir la visita de su familia, rompe a llorar.
Han pasado semanas y todo se ha esclarecido a la luz de la prensa y la policía. Rusty ha despertado, pero se duele al no poder haber dado caza al resto de los Tuttle, quienes no han salido mal parados de la historia en su mayoría. Marty intenta que olvide todo y lo saca a pasear por primera vez. En ese preciso momento, Rusty confiesa lo que ocurrió en el momento que entró en el lugar donde lo esperaba Errol. Sintió a su hija y a su propio padre. Una sensación de paz y sobretodo amor. "Aún podía sentirlo. Solo había amor... y entonces desperté". Rompe a llorar, prefiriendo no haber despertado de su letargo, inmerso en el vacío de la oscuridad. Una oscuridad que envuelve aún mas al misticismo de éste personaje interpretado magistralmente por el reciente premio Oscar, Matthew McConaughey. "Hace tiempo que había oscuridad... pero la luz va ganando". De ésta forma se cierra con un plano de la noche estrellada ésta magnífica temporada.
Sí.
Hemos llegado al fin, tristemente. No al fin de la serie, pues habrá más, pero sí supone una despedida para estos dos fuera de serie que han bordado una trama y unas interpretaciones fascinantes. Ésto no habría sido posible de no contar con una buena estrategia que no suele ser común en la mayoría de las series.
True Detective contó con una historia creada y guionizada por
Nic Pizzolatto. Éste le ha servido en bandeja toda la trama para que sea
un solo director quien la lleve a cabo, logrando así mantener un mismo estilo en cada episodio, sin alterar ningún orden. Así,
Cary Joji Fukunaga ha sido el artífice de poner en pantalla todo lo ideado por
Pizzolatto y ese ha sido el mayor logro de ésta serie. Se ha anunciado que
habrá más True Detective, pero contando nuevos casos con nuevos personajes, por lo que la idea no se antoja nada mala aunque eso signifique que echaremos de menos a
Harrelson y
McConaughey. En resumidas, una guinda para el pastel que ha resultado en una serie con estilo, alabada por la crítica general y muy merecida.
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.