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Comenzamos este capítulo con la extrañeza que nos producen los extraños bandazos argumentales de la trama principal de la serie. De esta forma, se hace más que evidente que algo raro pasa con la secuencia de emisión, ya que mientras en los capítulos anteriores vemos a un Kennex más recuperado (sobre todo mentalmente) de la encerrona que casi acaba con su vida, aquí lo encontramos en una terapia de grupo para controlar las secuelas, sobre todo su agresividad, que le cuesta la "vida" a otro MX. De igual forma, la relación con Dorian da un paso atrás y parece que aún están en fase de "aceptación". Esto se debe a que este es en realidad el segundo capítulo en el orden originalmente grabado, aunque la Fox decidió emitirlo a estas alturas, cambiando el orden.
La verdad es que no entiendo estas tácticas, que no es la primera vez que utilizan (famoso y penoso es el caso de Firefly, gran serie maltratada hasta extremos insospechados) y que no pueden sino dañar a la serie porque, evidentemente, descolocan completamente al espectador, que ve cómo las tramas cambian sin mucho sentido de un capítulo a otro. En este caso, parece ser que fue una forma de asegurarse de que J.H. Wyman les entregara un procedimental puro y duro. Tras la experiencia de Fringe, que nació como procedimental para convertirse en algo muchísimo mayor, Fox pidió expresamente a Wyman que su nueva serie constara de episodios independientes con tramas cerradas en los 40 minutos de cada capítulo. De esta forma, la emisión desordenada es una forma de garantizar que una posible trama general se pierde entre la maraña de desorden. Un sinsentido, vaya.
En cuanto al caso que centra el capítulo en cuestión, Kennex y Dorian han de atrapar a un fabricante de armas que ha desarrollado unas balas capaces de rastrear a una persona en concreto, de forma que cuentan con la capacidad de variar su trayectoria y alcanzar su objetivo por mucho que éste intente evitarlo. En el proceso, también tendrán que salvar de una muerte segura a la novia del diseñador del arma, y primera víctima de su propio trabajo. En general, no es un episodio demasiado interesante, siendo uno de los menos logrados de lo que llevamos de temporada. Lo mejor sigue siendo la interacción entre Kennex y Dorian, explotando la innegable química de la pareja, y lo divertido que es Dorian en estos capítulos tan planos. Es esta ocasión, recibe el impacto de uno de los proyectiles inteligentes, lo que acabará afectando a sus circuitos haciéndole hablar en coreano y proporcionándonos momentos de lo más divertidos.
En resumen, un capítulo con poca chicha. Pese a lo que la cadena opine, la serie gana enteros cuando se vislumbra la trama que conecta los diferentes episodios y se deja entrever todo el potencial que tiene por explotar, que es mucho. Esperemos que las audiencias permitan una segunda temporada donde, con suerte y la venia de la cadena, su creador pueda poner sobre el tablero y desarrollar por completo las ideas que guarda en la chistera para hacer de esta una gran serie. Los mimbres están ahí.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).