Lo bueno de las películas es que no siempre tienen el mismo objetivo. Algunas son para hacerte reír, otras para hacerte llorar, informarte, enfadarte, entretenerte... y luego
hay películas como The Miracle Worker que están hechas para que no se te olviden en la vida.
Helen Keller nació en una familia adinerada de Alabama, en el sur de Estados Unidos. Con apenas 19 meses de edad padeció de unas terribles fiebres que casi acaban con su vida. Una vez recuperada de esta enfermedad, la paz volvió a la casa de Helen hasta que su madre se percató de que la niña no reaccionaba ante los sonidos o el contacto visual. Se había quedado sorda y ciega. Debido a esto, la infancia de Helen no fue fácil. Era incapaz de aprender de manera normal ya que su familia, a pesar de colmarla de amor y piedad, no sabían como ayudarla. La niña tenía un terrible mal genio, producto de la impotencia de no poder comunicarse, no entender a las personas que la rodeaban, y el que su familia no la detuviese ante ciertas cosas para que la niña se mantuviera calmada. Por ejemplo, Helen caminaba alrededor de la mesa del comedor cogiendo comida de los platos de cada uno de los presentes. La familia lo permitía ya que era uno de los pocos momentos en los que podían hablar y comportarse de una manera "normal". Pero todo final tiene un principio, y este fue el día que Anne Sullivan llegó a la casa de la familia Keller.
Anne era una joven que recién había terminado sus estudios de profesora, y cuya principal misión en la vida iba a ser poder ayudar aprender a personas impedidas, como ella de joven. Anne sufrió de tracoma cuando era niña, lo cual empeoró considerablemente su vista, por lo cual tuvo que realizarse varias operaciones que la ayudaron considerablemente.
Las cosas fueron difíciles tras la llegada de Anne a casa de los Keller. Helen nunca se había encontrado ante una figura autoritaria como la de Anne. Esta última enseñaba a la niña las letras con las manos, con la esperanza de que en el futuro pudiera formar palabras de los objetos que reconociera a través del tacto. Podemos ver como Helen tiene unas ávidas ganas de aprender, lo cual motiva mucho más a Anne. Se dan situaciones y escenas realmente sorprendentes, como cuando Anne pide a la familia que salgan del comedor porque va a enseñar a Helen a sentarse a comer a la mesa usando los cubiertos y la servilleta (la cual doblará).
Anne trata de hacer comprender a la familia que su eterna actitud protectora con Hellen, por un lado comprensible, es lo que impide que ella aprenda, ya que por su propia frustración por no poder comunicarse, la ira y el mal comportamiento son su técnica de auto-defensa. Ella es posiblemente la única esperanza de la niña, ante la idea de enviarla a un asilo para deficientes mentales.
Crecí en uno de esos asilos, un hospicio del estado. ¿Ratas? Sí, mi hermano Jimmy y yo jugábamos con ellas porque no había juguetes. ¿Saben lo que encontraría Hellen los días que no fuesen de visita? Había una sala llena de ancianas: lisiadas, ciegas, muchas moribundas y enfermas contagiosas, pero no había donde llevarlas, y allí nos metieron a nosotros. Había otras más jóvenes mujeres depravadas, tuberculosas y epilépticas. Las había pendencieras y de malos instintos... sobretodo las alcohólicas. Algunas con delirium tremens, otras locas. En otra sala estaban las que iban dar a luz unos hijos que no deseaban. Luego se iban, pero dejaban allí a los pequeños con los que jugábamos nosotros, a pesar de que muchos de ellos tenían úlceras en todo el cuerpo. Muy pocos vivían. De 100 morían 65. Jim y yo jugábamos en un cuarto donde guardaban los cadáveres hasta que había sitio para enterrarlos. Eso me hizo fuerte. Pero no necesitan enviar a Hellen allá. Ya es bastante fuerte. Anne Sullivan.
La profesora enseña a la niña como vestirse, pero esta no quiere. No desayunará hasta que lo haga sola. Puede parecer una técnica cruel, pero es que Hellen no es incapaz de vestirse sola. Es que ella no quiere. Si hace falta pegarle un guantazo después de que ella te lo de a ti, se hace.
El milagro de Anna Sullivan no es una película entretenida, en el más puro sentido de la palabra. Ello no quiere decir que la cinta no te enganche desde el primer minuto. No puedes desconectar de la pantalla.
Protagonizada por Anne Bancroft (Anne Sullivan) y Patty Duke (Helen Keller) en los papeles principales, y dirigida por Arthur Penn, la película consiguió cinco nominaciones a los Oscar, de los cuales se llevó las estatuillas para Anne Bancroft a Actriz Principal , y la de Patty Duke en Actriz de Reparto. Creo que ahora no me hará falta decir lo conmovedor del trabajo de ambas actrices, ¿verdad? La película me ha recordado a ratos a Matar a un Ruiseñor. Quizás la temática de una historia infantil, pero para nada sencilla o dulce, en un ambiente de pueblo y campo, con un fotografía excelente, reparto en estado de gracia, del mismo año, y con directores provenientes de la televisión. Quizás sea casualidad, pero no puedo evitar comparar o meter en el mismo saco ambas películas.
The Miracle Worker, una de esas películas que pasaran a la posteridad por lo bien que la han tratado los años, su propia calidad fílmica, y la sorprende historia que cuenta.
•Calificación: 9/10
Por José Mayo
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.