El Tercer Hombre, está centrada en la bella capital austriaca, Viena.
Holly Martins (Joseph Cotten) es un fracasado escritor de novelas policíacas que llega a la Viena de después de la 2 Guerra Mundial, por petición de su amigo de infancia, Harry Lime (Orson Welles) , que le ofrece un trabajo. Pero al llegar a la ciudad, Holly descubre que Harry ha muerto atropellado por un coche, por lo que ya no tiene nada que hacer allí... ¿o si? Sorprendido por el extraño comportamiento del jefe de la policía militar británica (Trevor Howard), y tras conocer a la bella novia de Harry (Alida Valli), Holly decide averiguar que es lo que le pasó realmente a su amigo.
Lo gracioso de esta película, es que todos llegamos a Viena, perdidos, como Holly, y deseamos encontrarnos con el personaje de Welles, pero este está muerto, y los que sentimos adoración por el cine clásico no podemos quedarnos impasibles sabiendo que Welles está muerto nada más empezar la película, eso fue al menos el factor que más tiró de mi al ver la película.
Autentica joya y obra maestra del cine negro, un género que si no es mi favorito, aplaudo en esta cinta. Aunque la película está dirigida por
Carol Reed, escrita por
Graham Greene y
Alexander Korda, y protagonizada por
Joseph Cotten,
es Orson Welles el autentico maestro y artífice de la maestría de esta película, rodada entre Londres y Viena...
me explico.
Welles, genio entre genios, pero también, excelente aportador de buenas ideas en proyectos ajenos, añadió la dosis necesaria para hacer de esta, ya buena película, algo más. Por ejemplo, en la labor de dirección, se nota su influencia en la angulación de algunas tomas, una rica profundidad de campo, la personalidad de los personajes, la lograda ambientación. La escena final en las alcantarillas es 100% Welles.
También aportó a la historia el increíble monólogo sobre Suiza y los Borgia, en la escena de la noria. Y aunque la actuación de Cotten, un actor infravalorado y de mucho talento, es excelente, Welles se come la pantalla en las breves escenas en las que aparece demostrando quien es el amo. La primera aparición de este, entre las sombras, con una luz de un piso superior encendiéndose e iluminándole es para muchos la mejor presentación de un personaje en la historia del cine.
La escena final es quizás también uno de los finales más valientes y sorprendentes de la historia.
La película también cuenta con una hermosa banda sonora, compuesta e interpretada por
Anton Karas que aprovecha la situación geográfica de la historia para tocar con una popular citara, típica en Austria y que acompaña a las escenas de exterior rodadas en Viena; y la colosal y ganadora del Oscar fotografía en blanco y negro de
Robert Krasker.
La cinta ganó la Palma de Oro de Cannes.
•Calificación:
10/10
Por José Mayo
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.