Gran capítulo el de esta semana, en la línea de lo que viene siendo la temporada. Si al sentido de la diversión y el espectáculo que forma parte de las señas de identidad de la serie le sumamos la presencia de Felicity Smoke (en un nuevo crossover con la serie hermana Arrow), que ya de por sí brilla como un haz de luz en medio de la oscuridad que caracteriza la ambientación de su serie, tenemos un caldo de cultivo ideal para un episodio brillante. ¡Y a fe mía que es francamente divertido! Si además le sumamos la presencia de un villano icónico de primera categoría, el espectáculo está servido.
Después de haberse conocido en la segunda temporada de
Arrow, Felicity visita a Barry por primera vez desde su salida del coma. Tras las calabazas recibidas por parte de su amado Oliver Queen, no hay mejor forma de ventilar un poco las ideas que visitar a un viejo amigo... y más cuando entre ambos hay una química innegable. Una verdadera lástima que Barry siga colgado de su
hermana adoptiva Iris y tenga que soportar los constantes arrumacos de ésta con su novio.
Por mucho que la chica intente por todos los medios venderle que Felicity y él están hechos el uno para el otro, recurriendo incluso a una cita doble con el aliciente de la partida de trivial más nerd que jamás haya visto Central City. Sin embargo, cierto es que el corazón tiene razones que la razón no entiende, así que ambos se acabarán (casi) despidiendo como amigos.
Porque donde Felicity será fundamental es a la hora de echar un cable al alter ego de Barry. Alguien con el genio de la pizpireta rubia encajará como un guante entre sus colaboradores de Laboratorios Star, incluyendo un inquietante momento en el que Harrison Welles parece conocer al dedillo sus capacidades, pese a no conocerse de nada. Otro de los misterios que rodea a este personaje, que poco a poco está sacando a relucir su verdadera personalidad fría y calculadora, porque sus escenas con Cisco Ramón acongojan bastante. Con un jefe como ese hay que tener cuidado, que tiene pinta de que el finiquito te lo da en metálico... en forma de hacha.
Curiosamente Cisco será el responsable indirecto de la aparición del nuevo villano. Y qué villano... Nada menor que el Capitán Frío, uno de los más acérrimos enemigos del Flash, cuya personalidad y carisma han permanecido inalterables durante décadas. En este caso, es Wenworth Miller el encargado de dar vida al villano, el frío y calculador líder de una banda de atracadores que ve cómo en sus milimétricamente calculados golpes entra una nueva variable tan peligrosa como imprevisible: Flash. Evidentemente, es algo que no se puede permitir, así que opta por buscar remedios en el mercado negro: un arma capaz de disparar rayos congelantes robada de Laboratorios Star. Efectivamente,
la nueva herramienta del villano ha salido de la mente de Cisco, que construyó el arma como "Plan B" por si Barry les salía un poco travieso y se pasaba al lado oscuro. Lástima que el personal de mantenimiento del laboratorio salga de vez en cuando un poco rana y decida sacarse unos dólares
"traspapelando" algunos aparatos; y que Cisco no dijera ni pío a nadie, lo que causará los primeros roces y problemas de confianza en el equipo.
La sensación de peligro del nuevo villano está muy bien llevada a la pantalla. Además de que, por primera vez, tenemos un enemigo que no tiene poderes metahumanos, sino que se vale de la tecnología para sus fechorías.
No sólo eso, sino que se muestra como una persona muy inteligente, capaz de vencer dos veces a Flash extrapolando muy bien su punto débil. No puede dejar de ser un boy scout, así que siempre prevalecerá su prioridad de salvar vidas humanas antes que atrapar al malvado de turno, cosa que Frío aprovecha excelentemente, planificando al dedillo su forma de actuar y sus salidas. Evidentemente, Barry podría cargarse a su enemigo (como cierto
Hombre de acero que todos conocemos) pero como es una persona sensata e íntegra se las verá canutas para intentar salvar a cuantos inocentes pueda en dos escenas espectaculares, sobre todo la confrontación final a bordo de un tren de un ritmo y una epicidad increíbles para un capítulo de una serie de televisión. Al final, un indefenso Flash verá como su equipo salva sus veloces posaderas utilizando también su inteligencia y marcándose un farol digno de un trilero de categoría; la mejor forma de hacer las paces y ver que cada pieza depende de las demás para hacer un equipo invencible.
Un meritorio final digno de un episodio tan divertido como emocionante. Aunque nos queda la coda final. Por una parte, Barry y Felicity aclaran las cosas y se despiden con un último beso que deja su imposible historia de amor en
stand by. Mira que hacen buena pareja... ¡ponga un Barry o una Felicity (cada cual que escoja lo que más le convenza) en su vida!
Pero lo que deja las expectativas por todo lo alto es la certeza de que el Capitán Frío volverá para dar la lata a nuestro héroe. No sólo eso, sino que ya ha comenzado a reclutar a sus Rogues. El primero: Ola de calor. Malos tiempos esperan a nuestro héroe, lo que redunda en buenas noticias para los espectadores.
Por Antonio Santos