Me llena de orgullo y satisfacción poder afirmar que el episodio de esta semana, valga la redundancia, me ha llenado de satisfacción (lo del orgullo ya sería pasarse, que uno humildemente reseña, no produce ni dirige). Efectivamente, este quinto capítulo gana enteros con respecto a los anteriores, y por una cuestión muy sencilla: Una mucha mayor cohesión argumental. Las diversas subtramas por fin parece que avanzan y no están supeditadas a un caso policial (que venía siendo bastante insulso). Además, se empiezan a enlazar entre sí, lo que abre nuevas perspectivas con potencial para desarrollarse. Ojo, no le busquemos los tres pies al gato a nivel argumental, porque la historia tiene más agujeros que un queso gruyere, y bien grandes. La parte negativa sigue siendo que muchas cosas pasan "porque sí" (por ejemplo, llevar a Gordon encapuchado al restaurante de Maroni, públicamente conocido, y después dejar que se vaya por su propio pie. ¿Para qué la capucha? O la forma de relacionar a los implicados en la difusión de la droga Viper, más que pillada por los pelos. Como estos ejemplo, muchos más, no en vano está siendo carne de memes mil). Pero centrémonos en lo positivo, que ya empieza a ser disfrutable.
El crimen no para en Gotham, pero esta vez el caso en el que se ven enfrascados Gordon y Bullock dista mucho de esos asesinatos con poca chicha resueltos por arte de birlibirloque. Un guitarrista callejero drogadicto será el "paciente cero" de una nueva droga que empieza a inundar las calles como una epidemia. Los efectos son devastadores: Provocan un estado de euforia en el afectado y lo dotan de fuerza sobrehumana, aunque como contraprestación lo inundan de una inagotable sed. ¿De sangre? No, de leche. Eso sí, lo peor son los efectos secundarios. Cuando se pasa el efecto del
"chute", el pobre desdichado se viene abajo como un muñeco de trapo. De ahí la incesante sed de leche: la droga consume todo el calcio del cuerpo para producir sus efectos. Evidentemente, el caos se apodera de la ciudad y el caso pasará de una investigación de robo a perseguir el origen de tan peligroso producto antes de que continúe su expansión en las calles. En el centro de las sospechas estará el mayor laboratorio farmacéutico de la ciudad, dependiente ni más ni menos que de Industrias Wayne.
Este hecho, junto con las sospechas por el juego de poder que se ha desarrollado en Arkham en contra de los planes previstos por su padre, hace que el joven Bruce comience a olerse que algo huele a podrido en el emporio familiar tras la muerte de sus padres y a emprender su incipiente carrera como detective.
Finalmente, Gordon y Bullock descubrirán la verdad sobre la nueva droga. Su creador la había sacado a la calle para evidenciar y denunciar que el laboratorio WellZyn le estuviera obligando a desarrollar armas químicas para la industria militar. Además, con una revelación de relumbrón.
Viper no es sino la versión primigenia e imperfecta de otra droga capaz de crear supersoldados: Venom (o Veneno). Los aficionados al cómic ya se estarán frotando las manos; el germen de Bane planea en el horizonte. Lo peor es el
"cerebro criminal" tras todo esto, convertido en poco menos que
superabuelo en una de las escenas más risibles de lo que va de serie. Al menos se le puede encontrar el punto de tomárselo a risa, aunque la mezcla de la (perfecta) ambientación gris y sórdida y estos detalles
camp dignos de la serie de los 60 chirría un poco. Dejando de lado estos detalles,
también se revela que la actual cúpula directiva de Industrias Wayne está bastante podrida, y puede tener bastante que ver en la muerte del magnate.
Por lo demás, la mejor escena viene del ámbito criminal, como nos tiene acostumbrados. Maroni quiere seguir tocándole las narices a Falcone para mostrarle como vulnerable, así que prepara a su inesperada arma secreta: el Pingüino.
Jugándose la vida, Oswald ha decidido confesarle al mafioso su verdadera identidad, dando pie a una tensa escena en la que Gordon se verá involucrado y de la que sólo podrán seguir vivos con la ayuda de la verdad. El detective sigue metiéndose en una situación cada vez más delicada, pillado tanto por Falcone como por Maroni. Complicada tesitura si uno además quiere seguir siendo honrado. Por otra parte, Fish Mooney sigue desplegando su minucioso plan para desbancar a Falcone. Nada mejor que una cama para firmar alianzas inesperadas, y que una mujer fatal perfectamente adiestrada para derribar las barreras de la confianza masculina. Pinta bien esta parte de la trama, a ver cómo se sigue desarrollando.
Por Antonio Santos