Tras las buenas sensaciones que dejó el capítulo anterior, planteando dos
tramas abiertas con bastantes posibilidades de evolución, este nuevo
episodio hace que todas
las expectativas generadas se diluyan con la
rapidez de un azucarillo en sangre de alien.
El capítulo comienza
muy bien, aprovechando unos de los puntos fuertes de la serie:
la
contraposición de las "bárbaras" costumbres vikingas con las de la
"civilizada" sociedad feudal de la época, marcada por el oscurantismo
religioso y las reglas patriarcales y de pleitesía absoluta. De esta
forma, Athelstan, en su rol de bárbaro apóstata, acabará siendo crucial
para salvar la vida de una joven maltratada por su marido.
Tras
estos primeros minutos, todo va cayendo poco a poco en picado. Por una
parte, vemos como Ragnar planea una emboscada contra las fuerzas de
Borg. Para ello, utilizarán el factor sorpresa del desconocimiento por
parte de su enemigo de que las tropas de Lagertha han reforzado las
mermadas fuerzas de Ragnar. De esta forma, diseñarán una escaramuza para
hacer salir a Borg de Kattegat y hacerle caer en una encerrona. Esta
escaramuza, consistente en quemar sus silos de grano para dejarles sin
comida, está bien planteada, pero su ejecución en la pantalla es
desastrosa, en una escena confusa y tan risible que parece que en lugar
de en un poblado vikingo estén infiltrándose en una guardería, por las
facilidades que encuentran para entrar y escapar.
Tras la
encerrona, tiene lugar
una gran batalla entre las huestes de ambos
condes que acabará decantándose en favor de Ragnar y sus aliados,
huyendo el conde Borg junto con los supervivientes de su bando y dejando Kattegat de nuevo en manos de su legítimo gobernante. A partir de
aquí, tenemos medio capítulo de pura paja en el que
no sucede nada
importante y se vuelve a un status quo casi idéntico al del segundo
capítulo, con la excepción de que Bjorn esta vez decide quedarse con su
padre. De esta forma, Lagertha vuelve a su nuevo hogar, aunque
previamente hace las paces con la princesa Aslaug, de forma innecesaria y
poco natural. Y tampoco falta de nuevo la escena de Ragnar comiéndose la olla por el ya cansino "me gustan las dos, con quien me quedo".
Respecto a la parte que se desarrolla en Wessex la
cosa no va mucho mejor, siendo una sucesión de escenas en las que
Athelstan se debate entre si volver o no a acoger la fe cristiana, en
una evidente regresión en la bien planteada evolución del personaje
hasta el momento, máxime cuando la primera escena mostraba una
dirección totalmente contraria. Muy mala idea si la trama sigue por este
camino.
Para rematar la función, el capítulo termina cuando un
mensajero llegado de ultramar le comunica a Ragnar que
los ingleses han
masacrado a los nórdicos que quedaban en Wessex, excepto al rey Horik y
su hijo, que han conseguido escapar. Una mala decisión narrativa que,
además de suceder fuera de plano, da al traste con la trama abierta en
el episodio anterior con la incipiente negociación con el rey Ecbert
(además de la incógnita de cómo se ha producido el regreso del
mensajero, si han pasado a todos los vikingos a cuchillo).
En resumen,
un episodio bastante flojo que da mucho menos de lo que prometía, con una batalla más que no aporta nada a la trama y una sucesión de escenas ya vistas que aportan muy poco y parecen indicar que las direcciones para esta temporada se han trazado sin mucha coherencia ni claridad.
Por Antonio Santos