
Tengo una difícil relación con el cine de terror o suspense. Es un género que me fascina, un género donde, en mi opinión, solo los más hábiles triunfan. Hay también maestros que fracasaron. The Shinning (Stanley Kubrick, 1980) me parece una película sobrevalorada en exceso. Es una buena película, pero lo que es terror, terror... es solo por poner un ejemplo. El terror es generacional, o al menos eso creía hasta que vi Las Diabólicas de Clouzot. Mi generación (1985-1995), y la posterior, se ha acostumbrado a otro tipo de terror, al del susto fácil con efecto sonoro, el cual a veces funciona y a veces no, dependiendo de tu propio carácter. La inmensa mayoría de las películas actuales de terror me decepcionan, y yo me asusto cuando veo una cucaracha en mi cocina a las tres de la mañana. Lo que quiero decir es que de los diferentes tipos de terror, el que mejor funciona es el que te mantiene en tensión por una buena alineación de efectos responsabilidad del director, el guionista, el reparto, y los técnicos. Las Diabólicas es un magnífico ejemplo.
El señor Delasalle (Paul Meurisse) es el director de un colegio en el que convive con su esposa (Vera Clouzot) y su amante (Simone Signoret). Ambas, profesoras del centro, están hartas de la crueldad y desprecio con el que trata a ambas, por lo que planean cuidadosamente el asesinato del mismo.
La idea es envenenarlo y ahogarlo lejos del colegio para después dejar el cadáver en la piscina del colegio de manera que no puedan relacionarlo con ellas. Una vez hecho, el problema no es que tarden en encontrar el cadáver, el problema es que al vaciar la piscina el cadáver ya no está.
Clouzot maneja la tensión como solo los grandes maestros saben, pero no en diferentes escenas para crear un ambiente pasajero, no. La constante duda de donde está el cadáver, las fantasmagóricas e imposibles apariciones del mismo. La tensión está presente durante las casi dos horas de película. Una tensión que dejará a más de uno sin uñas que morder, ni pelo que rizar. Asienta las bases de lo que un thriller ha de contener. Nada de sustos fáciles ni efectistas para impresionar al espectador. La historia, los silencios, una atmósfera opresiva, personajes de moralidad ambivalente, el aguardar la siguiente escena, es lo único que necesita el director de El Salario del Miedo para infundir el más profundo pánico y tensión no solo a las generaciones pasadas, sino a las actuales. Yo he visto la cinta acompañado de personas de mi edad, y la película lo consigue, viene acompañada de emoción, y en este caso, me emociona escribir sobre esta magnífica película que recomiendo..
H. G. Clouzot se hizo con los derechos de autor de la novela Celle qui n´etait plus de Pierre Boileau y Thomas Narcejac en una dura pugna con Alfred Hitchcock, que también deseaba adaptar esta novela. Finalmente se tuvo que conformar con otra novela de los mismos autores, con la que realizó seguramente su mejor película. Clouzot además nos regala uno de los mejores finales del cine clásico con un intertítulo al final de la misma en la que advierte al espectador que no sean "diabólicos" desvelando el final a aquellos que no hayan visto la película.
La película fue todo un éxito en Francia, convirtiéndole en unas de las mejores de las filmografía gala desde su estreno. Curiosamente, Vera Clouzot, esposa del director, murió pocos años después de un ataque al corazón, la misma dolencia que sufre su personaje en la película.
•Calificación: 10/10
Por José Mayo
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.