GÉNESIS
Sin ambages, otra castaña de capítulo donde siguen pasando cosas fuera de tono y fuera de toda lógica argumental mientras nos acercamos un poco más al perverso plan del villano para destruir el mundo. Ese Génesis del que por fin vamos obteniendo más información (sólo han hecho falta 20 capítulos), aunque las incógnitas aún superan con mucho a las revelaciones. ¿A quién rinde cuentas Darhk? ¿Quiénes son los elegidos? ¿Han rociado algo en Star City para que Arrow se convierta en un teletubbie con arco? ¿O para que aumente el nivel de tontuna de los héroes hasta límites insospechados?
Bueno, ¿qué se nos cuenta en definitiva en este episodio, mientras esperamos expectantes a que pase algo? Tras el entierro de Canario negro, Oliver decide ponerse las pilas para encontrar la forma de enfrentarse a Darhk. Con Constantine de parranda y Vixen visitando a su abuelita enferma (igual se han quedado sin presupuesto para que vuelvan) se recurre al comodín del personaje sacado de la manga. En este caso, una chamán glamurosa, estirada e inmortal conocida como Esrin Fortuna (aunque personalmente me parece más bien un trasunto de la también inmortal Madame Xanadú) que gracias a los encantos de Felicity (sí, la rubia se ha apuntado a la fiesta... porque sí) acepta dar un par de lecciones a Oliver sobre cómo vencer el mal encarnado en el tótem de Darhk. El concepto está algo manido aunque encaja bien dentro de la serie. Se trata de la eterna lucha entre la Luz y la Oscuridad. Darhk utiliza una magia negra como la noche, y la única forma de hacerle frente es contrarrestando ese poder a base de luz interior. La lección se acaba pronto, ya que evidentemente Oliver anda más bien escaso de luminosidad y bonhomía y tiene a cuestas una mochila de muerte y destrucción de tamaño familiar.
Por su parte, Diggle sigue quemado con la traición de su hermanito. Tanto como para meterse de cabeza en una trampa que se ve venir a kilómetros de distancia, no hay que tener la Licenciatura en Heroísmo para darse cuenta. Andy se entretiene haciendo dibujitos a base de machete en el cuerpo serrano de su hermano hasta que éste consigue escapar. Sin embargo, todo forma parte de un plan. El verdadero objetivo es que John les conduzca a la base de ARGUS (que resulta ser el camión del Coche fantástico, qué poco ha evolucionado el espionaje desde entonces) y tomarla al asalto. Al rescate llega Arrow en el instante decisivo, lo que da pie a un nuevo enfrentamiento con Darhk. En esta ocasión, Oliver aprovecha las enseñanzas de Fortuna para repeler la magia del villano. ¿Cómo? A base de acceder a la luz de su interior, que no es otra que los refrescantes y brillantes recuerdos de Felicity. Tócate los pies. ¿Se puede ser más empalagoso? Dejando de lado este truco edulcorado de vil telefilme de sobremesa llega la verdadera revelación que comienza a dar sentido a todo este embrollo. El objetivo de Darhk era Lyla, quien como nueva jefa de ARGUS portaba a buen recaudo (bajo la piel) el microchip con los códigos de Rubicón. De esta forma, una vez recuperada su posición en HIVE el villano además tiene en su poder la forma de desatar la destrucción a nivel mundial a base de fuego nuclear. ¿Qué lecciones hemos aprendido hoy? Una: El cumbayá está muy infravalorado. Un poquito de Sonrisas y lágrimas puede hasta con la magia más oscura y poderosa. Dos: La conciliación de la vida familiar y laboral en ARGUS pasa por que la jefa se lleve a la niña al trabajo, a una cómoda cunita de hierro bien forrada de armas automáticas. Total, ¿quién iba a suponer que corriera algún peligro en la sede de una agencia de inteligencia que ya ha sido atacada en numerosas ocasiones? Pues eso... Como corolario, Diggle por fin se carga a Andy, quien sólo le había traicionado 8652 veces. Espero y deseo que no suponga otro episodio ahondando en la pena del justiciero.
Para terminar, la parte más interesante del capítulo. Alex se lleva a Thea de vacaciones románticas a un pueblecito idílico. Tanto que huele a chamusquina por cada rincón, máxime cuando la chica empieza a notar comportamientos extraños. Al más puro estilo Wayward Pines o Perdidos, algo en el ambiente lanza señales de alarma. Tanta perfección asusta, hasta el punto de que de pronto Thea comienza a descubrir la verdad. Los límites del lugar están custodiados por guardias armados, y además una barrera invisible ejerce tanto de falso horizonte como de muro infranqueable. Darhk ha cumplido su palabra y la hija de su nueva mano derecha (o izquierda más bien) Malcolm Merlyn está a salvo en ese nuevo Arca de Noé subterráneo que ha preparado para la élite que sobrevivirá al Génesis y habrá de reconstruir el mundo. Por favor, señores guionistas, sigan avanzando esta trama de una vez de forma interesante y déjense de las tontunas insípidas tan habituales últimamente.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).