Excelente capítulo el que hoy nos toca comentar. Tras ese
Watchdogs que resultó entretenido aunque en el fondo poco memorable
tenemos uno de esos episodios que tratan de jugar tanto con las expectativas del espectador como con todo el potencial conceptual que es capaz de desplegar esta serie. En este caso, planteando
un agradecido espectáculo de fuegos artificiales cargado con pólvora espacio-temporal y con un estupenda estructura a base de flashforwards que no sólo nos anticipan lo que puede suceder en la trama sino que hacen hincapié ese futuro cargado de muerte en el espacio que ya nos ha sido mostrado.
Estamos ante uno de esos capítulos que rompe el molde y, pese a seguir ahondando en la trama principal de la temporada, ofrece mucho más alicientes al espectador con ganas de que le pongan a prueba. Ya pasó con el magnífico
"4,722 hours" y ahora vuelve a ocurrir con
esta nueva vuelta de tuerca que nos ofrece interesantes reflexiones sobre el destino, la inevitabilidad de un futuro marcado (o no) a fuego y la importancia del punto de vista en cualquier suceso. Interesantísimo punto de partida muy bien llevado y construido, sacando de nuevo mucho partido a base de ideas a un presupuesto exiguo. ¡Ay, si el hermano mayor cinematográfico le dejara un poco más de cancha pecuniaria a su pariente televisivo...!
La base de la trama es la aparición de un nuevo metahumano, Charles Hinton, un mendigo con poderes muy especiales que de forma involuntaria pondrá en jaque a todo el equipo de Coulson. Su don (o maldición) es una de esas que nadie querría para sí.
Sólo con tocar a alguien le permite ver su futuro. Pero no un hecho cualquiera, sino el mismísimo momento de su muerte y algunos de los hechos que llevan hasta ella. Esto permite que vayamos profundizando más sobre este ser humano destrozado y sufriendo una soledad autoimpuesta ante la imposibilidad de poder llevar una vida normal sin amargarle la existencia a medio mundo. Por otra parte, una de las visiones que provoca involucra a SHIELD, particularmente a Daisy. Además, la chica toca accidentalmente a Hinton, lo que le lleva a
ver asombrosas y bellísimas visiones de un futuro cercano en el que, entre otras cosas, Coulson le dispara y termina muriendo presuntamente a manos de HYDRA en una azotea sobre la que cae la nieve.
Todo el resto del capítulo tendrá al equipo luchando por evitar este destino enfrentado por un lado a sus propias dudas (¿es posible escapar de futuro revelado, o éste está escrito y se alcanzará de una manera u otra?) ejemplarizando el famoso principio de consistencia de Nóvikov y, por otro lado, habrá de enfrentarse con HYDRA, que quiere a Hinton para pasar a formar parte de su nómina inhumana.
En este escenario ya de por sí variado y endiabladamente divertido contaremos también con otras interesantes subtramas. Se retoma una de las líneas abiertas, la del destino de Lash. El doctor Andrew Garner se entrega voluntariamente a SHIELD porque sabe que su desaparición es inmediata. Siente que la conversión en Lash es cada vez más definitiva, así que
regresa para una última y emocionante despedida de May, al tiempo que deja a su monstruoso otro yo a buen recaudo en manos de la agencia. También sigue avanzando la subtrama de Hive. El monstruoso inhumano sigue con sus propios planes y aprovecha la excusa de dotar a su
salvador de un exoesqueleto de última generación que le ayude a comprender qué se siente al tener verdadero poder para robar parte de esa tecnología con fines mucho más oscuros. También deja abierto un cisma,
dejando claro que Malick no es sino un peón a su servicio que cada vez tiene menos relevancia y poniendo sus huevos inmortales encima de la mesa para demostrar quien manda ahí.
El clímax del episodio nos dejará variadas sorpresas (el contexto es muy importante a la hora de interpretar una visión),
mucha emoción, escenas maravillosamente filmadas (como la de Fitz y Simmons contemplando la resolución de la trama)
y un nuevo escaparate a ese Quinjet perdido en el espacio y lleno de muerte. Coulson sabe ahora que tiene un nuevo enemigo a batir, y que ese Ward con el que se ha cruzado no es sino un cascarón. Ahora bien, los planes de sus enemigos siguen siendo una incógnita. Mientras sigan viniendo episodios como el de hoy, independiente de quién resulte victorioso en la contienda seremos los espectadores los que salgamos ganando.
Por Antonio Santos