Comienza el siguiente arco argumental en la serie del velocista escarlata y lo hace a toda pastilla, con plena fidelidad a la esencia del personaje. El episodio anterior ya anticipaba la gran aventura que comienza, y tras un breve prólogo nos metemos directamente en harina.
Flash cierra todas las brechas dimensionales excepto una, la que conecta las sedes de Star Labs de ambos mundos. El viaje a Tierra-2 está servido, y el plan es simple, rápido y conciso. Lo que en argot
maloso se conoce como
"entrar y salir". 1) Llegar a Tierra-2; 2) Localizar a la hija de Wells gracias a los poderes de Cisco; 3) Rescatarla gracias a la velocidad de Flash; 4) Volver a casa.
Evidentemente, como en todo atraco perfecto, nada saldrá como estaba previsto.
En primer lugar,
los poderes de Cisco no funcionan en Tierra-2. La frecuencia vibratoria con la que Wells había construido las gafas que permiten a su mente
"navegar" entre los pliegues del espacio-tiempo estaba adaptada a su mundo original, pero es distinta en esta otra Tierra. Mientras intentan readaptar el mecanismo para así localizar a Jesse, Barry tiene una idea que podría funcionar para ganar tiempo: secuestrar a su
"yo" de este mundo, que también trabaja de forense en el CCPD, y cambiarse por él para así acceder al histórico de la comisaría sobre las últimas apariciones de Zoom y, en base a él, triangular la posición de su base.
Una buena idea que se topa con la incapacidad de Barry para no implicarse con su entorno. Y es que su primera sorpresa será toparse con que Iris no sólo es Detective en el departamento, sino que además está casada con él.
Normal que no pueda resistirse a pasar unas horas de arrumacos y química desatada con su amor soñado... para desesperación de Wells, quien ve cómo el tiempo pasa y no están más cerca de localizar a su hija que cuando llegaron.
Hay tres cosas que hacen de este capítulo algo muy especial. La primera,
la personalidad marcada de Tierra-2, con un delicioso aire retro que mezcla el steampunk con el pulp, metiendo en una cocktelera impresionantes avances científicos con elementos retro y una ambientación digna de los años 40, incluyendo una prodigiosa fotografía en tonos sepia que le da al conjunto un aire diferencial y un carácter
vintage que le sienta como un guante. La segunda, las docenas de referencias que vamos a encontrar en el episodio, una maravilla para los
cazadores de tesoros, desde
un anticipo del próximo crossover superheroico que podremos disfrutar en la serie (con la imagen de Supergirl en el nexo de realidades entre mundos) pasando por los divertidos cameos y juegos entre personalidades cruzadas de Tierra-1 y Tierra-2, como ese Floyd Lawton/Deadshot convertido en peor tirador del departamento o Joe West transformado en todo un
crooner que odia a Barry, sin olvidar divertidas referencias como el teléfono de Barry, en cuya
"marcación directa" además de sus padres se incluyen referencias a unos tales
Bruce,
Hal y
Diana (homenaje a la Liga de la Justicia). La tercera,
el espectacular desenlace de la historia, cargado de emoción, sorpresas por doquier y con un imponente Zoom que pone las cartas sobre la mesa con toda su habitual crudeza.
La aparición de los dobles de Ronnie Raymond y Caitlin Snow en sus villanescas identidades de Deathstorm y Killer Frost (hielo y fuego combinados de forma letal) conforma el principio de
unos asombrosos acontecimientos que llevarán a peleas espectaculares, muertes sorprendentes y un climax final marcado por el enfrentamiento entre Cisco y su mucho más experimentado doble (Vibe vs Reverb) y la brutal aparición en escena de Zoom dejando claro sin contemplaciones quién manda en el lugar (y confirmando el fatal destino que persigue a la pareja Ronnie-Caitlin a través de los mundos) y, a la par, homenajeando la muerte de Cisco a manos del Flash Reverso en la línea temporal alternativa de la primera temporada. Simplemente genial. Mientras tanto,
en Tierra-1 Caitlin y Jay Garrick deben hacer frente a una crisis metahumana sin la ayuda de Flash. Geomancer amenaza con partir Central City por la mitad si Flash no se enfrenta a él, lo que forzará la entrada en escena de Jay puesto hasta arriba a su pesar del compuesto Velocidad-6. Pese a salvar el día por los pelos, el enfrentamiento saca a la luz una cuestión de peso: la razón por la que Jay no quiere que Barry use Velocidad-6 es porque en realidad el compuesto es el causante de su estado moribundo. Esto forzará a evolucionar la fórmula, de forma que en el futuro cercano disfrutaremos de nuevos efectos sobre la velocidad.
El final no puede poner los dientes más largos:
Zoom captura a Flash con suma facilidad y lo encierra junto a sus otros rehenes. ¿Otros? Sí, porque junto a la ya conocida Jesse Quick podemos ver también a un misterioso personaje con el rostro cubierto por una máscara de hierro. ¿Quién será? Y más importante,
¿cómo demonios va a ser capaz Barry de salir de esta? Todo un caramelito argumental que hace prometer un desenlace vibrante al conflicto entre velocistas (y entre mundos).