Curiosos e inesperados los hechos de este capítulo que marca un evidente punto de inflexión con respecto a la recta final de la temporada y que es capaz de aunar lo mejor y lo más manido. Destacando entre los puntos fuertes, la acción y las buenas ideas, como la presentación de una nueva heroína que se adapta como un guante a la temática de esta temporada, el carisma del gran villano de esta entrega o lo bien que van evolucionando esos flashbacks que ya daba por muertos. Entre lo peor, la tendencia al drama de baratillo con subtramas que no aportan nada más que humo, como el repentino ataque de cuernos retroactivos de Laurel al enterarse de la paternidad de Oliver. En fin, el famoso peaje...
El capítulo anterior presentaba una premisa con potencial. Damian Darhk tiene a William, el hijo secreto de Oliver, en su poder.
Un comodín que le sirve para garantizar el abandono de las aspiraciones políticas del joven en favor de su esposa y, por tanto de la misteriosa Operación Génesis. Aquí se encadenará una serie de subtramas en paralelo afectando a gran parte del equipo con un común denominador: la paternidad.
En unos casos, como en el de Oliver (tanto en su rol de hijo como en el de padre) la característica diferencial es el sacrificio; a lo que uno es capaz de renunciar por el bienestar de sus hijos... incluido salir de su vida para que ésta sea mejor. Lecciones de paternidad que también le ofrecerán Diggle (que está hecho un padrazo) y la nueva heroína presentada en este capítulo.
En el lado contrario se encuentra Malcolm Merlyn, que no sólo ve aireada su alianza con Darhk sino que además su hija le pondrá los puntos sobre las ies. Mucho
que si me preocupo por tí,
que si te he convertido en una mujer fuerte pero es indudable que la balanza entre el poder de la Liga de asesinos y la vida de su hija se decantó fulminantemente hacia el platillo más egoísta.
Por lo demás, en el plano puramente heroico se plantea un enfrentamiento ¿definitivo? entre Green Arrow y su némesis de esta temporada. Sin duda ha sido una sorpresa ver avanzar esta trama tan deprisa, pero evidentemente el final del episodio anterior hacía prever que la gran batalla estaba próxima a estallar. Damien ha dado un jaque a Oliver mediante el poder que le ofrece tener al pequeño William a buen recaudo.
Los intentos de rescate se topan con una frustrante verdad: los dones sobrenaturales de Darhk son demasiado poderosos como para ser vencidos con destreza y fuerza bruta. Es la hora de encontrar un aliado capaz de ayudarles en el terreno de la magia. Estando John Constantine desaparecido (de visita en el mismísimo infierno, nada menos) Oliver recurre a una antigua aliada... que evidentemente se han sacado de la manga. Lo curioso es que también parece conocer no sólo a Flash, sino la identidad secreta de ambos héroes. ¿Tal vez se profundizará en esta relación en un futuro crossover?
La nueva heroína es Vixen (Mari McCabe), cuyos poderes consisten en un superescote de vértigo y, más importante aún, en una amuleto mágico (un collar) que le permite obtener y usar las características de cualquier animal. Personaje perteneciente a una de las etapas de más infausto recuerdo entre los lectores de los comics de la Liga de la Justicia, es decir, a una de las encarnaciones más cutres y creativamente más planas que ha tenido el grupo (y que ha pasado a la intra-historia de DC como
Liga de la Justicia de Detroit) hay que reconocer que en esta serie han sabido encajarla con precisión de relojero.
No sólo reúne las características sobrenaturales para marcar la diferencia en el terreno de un enfrentamiento mágico, sino que además los guionistas han sabido dotarla de carisma y ofrecerle un papel clave a la hora de conducir a la derrota del gran villano.
Pese a que el primer cara a cara con Darhk se salda con una nueva derrota debido al inmenso poder que atesora, Vixen obtiene un dato de gran relevancia.
En la magia, todo poder tiene su representación física. Si su tótem es el amuleto que le confiere sus poderes, para tener una oportunidad de alcanzar la victoria deben dar con el tótem de Darhk y destruirlo. El capitán Lance será vital para identificar el objeto mágico gracias a su antigua relación con el villano, así que sólo queda ponerse manos a la obra antes de que el ultimátum de Darhk conduzca a la muerte de William.
Para ganar tiempo, Oliver accede a las pretensiones de Damien y renuncia a su campaña como alcalde en favor de Ruvé Adams. Mientras tanto, los héroes diseñan con precisión de delineante un plan para derrotar al villano. Una peligrosa incursión en la mansión Darhk durante la que el equipo se ofrece como carne de cañón distrayendo la atención de los malvados y dando tiempo a Vixen para que robe y destruya el tótem mágico de su enemigo. Una escena llena de acción y tensión en la que Darhk muestra todo su poder e incluso está a punto de matar a todo el equipo con sus propias manos, hasta que las acciones de Vixen consigue salvar el día.
Desposeído de su poder, Damien caerá fácilmente ante Oliver. Un final sorprendente, ya que aún queda mucha temporada por delante. ¿Guardará Darhk algún as en la manga? ¿Tal vez entre en juego su misterioso aliado en las sombras? ¿Qué pasará con la Operación Génesis? ¿Retomará Oliver su candidatura? Sin embargo, muchas cosas va a tener en la cabeza el arquero, empezando por las calabazas que le da Felicity. La rubia está harta de las mentiras de su prometido, así que le tira el anillo a la cara. Tal vez sea la sobredosis de adrenalina la que por fin hace que el chip de Holt funcione y recupere la movilidad. Poco ha permanecido en la silla de ruedas (lo que demuestra que no era sino un recurso chusquero para crear drama de baratillo), a
unque sí que resulta estimulantemente irónico que utilice su recobrada capacidad motora para poner pies en polvorosa y dejar a Oliver compuesto y sin novia. Tampoco durará mucho la situación.
Mientras tanto, en los flashbacks se sigue desarrollando todo el subargumento mágico que tiene visos de conectar esta parte de la trama con el presente. Reiter ha encontrado un acceso al gran artefacto mágico que está buscando y pone a Oliver como carne de cañón para que se las entienda con tan misterioso y secreto poder, cuyo guardián se ha encarnado en el poseído cadáver de Conklin.
Como en todo asunto sobrenatural sólo los dignos parecen tener acceso al oscuro camino que conduce al poder mágico, y aquí hará acto de presencia el tatuaje que Constantine regaló al arquero para ejercer de salvoconducto. Buena resolución, que pone los dientes largos de cara a siguientes capítulos. En definitiva, buen episodio que deja una gran incógnita de cara a la dirección que tomará la serie de aquí en adelante. En todo caso, esperemos seguir viendo a Damien Darhk por aquí. Su carisma y carácter efervescente han sido una de los grandes alicientes de la temporada, sin lugar a dudas.
Por Antonio Santos