La acción comienza plena de potencia, trasladándonos a Nanda Parbat. Nyssa al Ghul permanece bajo custodia por su afición a intentar cargarse a Malcolm Merlyn, el nuevo Ra's al Ghul. Sin embargo, no está sola en su rebeldía en contra de su nuevo líder.
Una facción rebelde de la Liga de asesinos consigue liberarla en una espectacular fuga sembrada de cadáveres. Sin embargo, Nyssa ha de hacer una parada más en busca de un misterioso objeto con todos los números de convertirse en un elemento diferencial en pos de su venganza: el Loto. Sin embargo,
dicho enigmático elemento se encuentra en el Japón profundo bajo custodia de una milenaria orden cuyo mayor paladín es una vieja conocida: Tatsu aka Katana. Un nuevo duelo de espadas por todo lo alto que demuestra la igualada destreza de ambas contendientes, en un tenso equilibrio que sólo deshará una proposición indecente de Nyssa. Necesita el Loto para ayudar a Oliver. Los enigmáticos planes de la pequeña de los Al Ghul siguen su curso.
Entretanto, en Star(ling) City el equipo Arrow ha de vérselas con un no menos enigmático enmascarado que está robando componentes tecnológicos. Felicity/Centinela pronto encuentra un denominador común en los golpes. El objetivo parece ser construir una
"bomba" capaz de acabar con Internet. Casi nada.
El sorpresón viene al revelarse la identidad del ladrón, ni más ni menos que Roy Harper, su antiguo compañero. Tras una treta para atrapar al chico el motivo del extraño comportamiento de Roy sale a la luz. Un terrorista tecnológico que se hace llamar Calculador le chantajea. Con un dispositivo que sigue todos sus movimientos, cualquier desobediencia acabará con su identidad expuesta a la luz pública y, por tanto, desmontando la coartada que permitió acabar con su estancia en prisión y alejar las sospechas sobre la verdadera identidad de Oliver como Arrow. De esta forma comienza una carrera contra el reloj para acabar con los malvados planes del villano.
Una confrontación en un doble plano. El físico, con una recuperada espectacularidad en las peleas, y el virtual, estableciéndose un divertido juego de poder entre Centinela y Calculador por ver quién consigue doblegar al otro a base de trampas, pericia y materia gris. Un duelo intenso que acaba con la derrota del villano, aunque no con su captura.
Mientras tanto. se comienza a dirimir otra batalla por la vida de Thea. La chica comienza a sufrir graves ataques que se mostrarán las secuelas de la maldición provocada por el Pozo de Lázaro.
Si no le da vidas a base de asesinatos, las aguas místicas se cobran su tributo reclamando la vida del anfitrión. Pintan bastos, ya que la chica se niega a matar para no seguir mancillando su alma. Por su parte, surge de la nada otro candidato a la alcaldía de la ciudad. Ni más ni menos que la esposa de Darhk. Parece que Oliver lo va a tener crudo también en su vida civil. En los flashbacks encontraremos también a otra vieja conocida. Un castigado Oliver, a quien Reiter reclama a través de un brutal castigo físico los secretos del tatuaje que Constantine le
"regaló", recibe a su Pepito Grillo particular en la forma de la difunta Shado como voz de su conciencia.
La idea es clara: para sobrevivir tiene que dejar de contenerse y apelar a su lado oscuro. Un último regalo en forma de piedra grabada sigue postulando la importancia que la magia y lo paranormal va a tener sobre esta temporada. Para finalizar tenemos un doble cliffhanger. Por una parte,
Nyssa aparece en el hospital donde Thea permanece postrada para proponer un trato a Oliver: el Loto, que se revela la sustancia capaz de anular los efectos del Pozo de Lázaro, a cambio de la vida de Merlyn. Por otra parte, el Calculador vuelve a aparecer en su identidad
"civil" para revelar una sorprendente relación. Se trata ni más ni menos que del padre de Felicity. De tal palo tal astilla. Como curiosidad, por primera vez hemos visto a Curtis Holt usar sus
Esferas T como arma, aunque con dolorosos resultados. En definitiva, buen final para un episodio que vuelve a remontar el vuelo. Esperemos que dure.
Por Antonio Santos