"NO HAY MUCHOS HOMBRES QUE SEPAN LO QUE VALE SU VIDA. YO SI, SETENTA DE LOS GRANDES, Y ERA LA CANTIDAD QUE IBA A RECUPERAR"
¿De qué va?
Porter ha sido herido y creen que ha muerto. Su antiguo compañero, Val Resnick, lo ha traicionado para quedarse con su parte del golpe. Pero Porter regresa para hacer justicia y llevarse lo que es suyo, setenta de los grandes.
Reparto
Mel Gibson es Porter
Gregg Henry es Val
Maria Bello es Rosie
Deborah Kara Unger es Lynn
William Devane es Carter
Kris Kristofferson es Bronson
Lucy Liu es Pearl
Dirección
Brian Helgeland (Destino de caballero)
Impresiones
Donald Westlake, quien falleció en 2008, fue un escritor brillante, repleto de ideas, con muchas cosas que contar. Tanto era así que tenía que usar nombres falsos en más de una ocasión ya que las editoriales no querían que firmara más de un libro al año. Llegó a crear varias sagas literarias, destacando sobre todo dos, la del gángster John Dortmunder y la del delincuente antihéroe, Parker. Parker es el personaje que nos ocupa hoy en la reseña de Payback, primera película dirigida por el aclamado guionista Brian Helgeland. Curiosamente, de las veinticuatro novelas basadas en el personaje, Payback se basa en la historia de The Hunter, la cual tuvo una versión anteriormente protagonizada por Lee Marvin, llamada A quemarropa. Payback se podría entender como un remake, pero es más directamente una versión en vista de la multitud de películas que hay sobre el personaje. Y precisamente sobre ésto, ninguna de ellas coincide con el nombre del protagonista. La razón se debe a que Westlake no permitía profanar el nombre de su personaje, de ahí que en Payback se llame Porter. Posteriormente a su muerte, Jason Statham protagonizó la primera película que sí llevaba el nombre del protagonista original, Parker.
Así pues, comenzamos con
Payback de lleno. En primer lugar me gustaría decir que como en otros muchos rodajes, la polémica estuvo servida y
Helgeland tuvo ciertas desavenencias con la productora, es decir, Mel Gibson.
El actor de Arma Letal quiso darle una tonalidad más oscura, como una buena novela negra, incluyendo una narración con voz en off y alteró ciertos detalles del comienzo y el final. Ya sabemos que
Gibson tiene dotes de buen director y no nos sorprenden éstas decisiones, sobre todo si es un producto para el que pone dinero. No obstante, las rencillas no hicieron que creciera su enemistad, sino que el actor
volvió a contar con Helgeland para que en 2006 ofreciera su propia versión de la película, es decir, el corte del director. Éste suceso nos recuerda al vivido por
Richard Donner (también fiel amigo de
Gibson) en las dos primeras partes de
Superman, y de como años después logró ofrecer su visión sobre
la segunda entrega, que sin lugar a dudas era mejor que lo ofrecido por la productora. En
Payback Straight Up, que es el sobrenombre que tiene la versión del 2006, lo que ocurre es que son dos ópticas diferentes y a la vez más amplias. Podéis saber más de ella y de sus notables diferencias pulsando en
el enlace.
Mel Gibson es el mejor "Parker" cinematográfico. En su papel como Porter, nos regala una intervención alocada, ideal para el actor, que mezcla la venganza con el humor negro, siempre presente en el metraje. Los diálogos refuerzan su línea de cine negro, sin tapujos, donde si hay que matar se mata, aunque sea por setenta mil dólares y sus enemigos se rían al reclamar semejante botín ridículo. El compendio de secundarios está a la altura donde destacamos a Gregg Henry y su unión a Lucy Liu que debuta en el largo a la grande, siendo conocida por entonces como Lucy Alexis Liu. La guapísima Maria Bello está muy bien al igual que el duo de policías formado por Bill Duke y Jack Conley. De forma más secundaria, la atractiva Deborah Kara Unger y Kris Kristofferson hacen el resto.
Bajo un cuidado filtro azulado, con una partitura jazz por parte de Chris Boardman que le da un toque aun más sucio (para mejor) a la historia, y con una interpretación fantástica de Mel Gibson (debilidad absoluta hacia él), tenemos una película imprescindible para los amantes del cine noir, del humor negro, del gamberrismo, la chulería y de los diálogos lapidarios. Todo un homenaje en lo que presumiblemente puede ser la mejor película basada en el mítico antihéroe de Westlake. Una cinta con sabor a clásico, una típica historia de venganza sin tapujos donde suma ante todo el aquí te pillo aquí te mato, literalmente hablando. Brian Helgeland conjuga a la perfección -con mayor ayuda de Gibson como hemos narrado más arriba- una historia que gusta en su primer visionado y que enamora en los siguientes. Hay elegancia en toda ella y Gibson nunca había lucido con tanto estilo un traje. ★★★★★
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.