"¿DONDE VAS, HOLLY? LA FIESTA ACABA DE EMPEZAR"
¿De qué va?
Un grupo de jóvenes huye tras un fatídico encuentro con un policía. La huida los llevará a una casa donde reside un demonio llamada Angela.
Reparto
Amelia Kinkade es Angela
Christian Tessier es Orson
Stephanie Bauder es Holly
Larry Day es Larry
Gregory Calpakis es Nick
Dirección
Jim Kaufman (Presunto culpable)
Dependiendo de la fuente que usemos para encontrar información sobre esta película, la localizaremos bajo uno de estos dos títulos, o bien Night of the demons 3 -que yo creo que es el más adecuado-, o bien Demon House, ocultando su condición de segunda secuela del pelotazo de 1987 dirigido por Kevin S. Tenney. Al igual que ocurriese con las secuelas de la estupenda Witchboard (Juego diabólico), aquí el director de la original se ocupa del guión pero se levanta de su silla para ceder el testigo a otro, en este caso Jim Kaufman, artesano centrado principalmente en trabajos para la vídeo y televisión. La diferencia con la saga de Witchboard es que esta tercera parte sigue siendo un producto competente pese a su evidente bajón de calidad con respecto a las dos anteriores. Ignoro cuántos de los lectores habrán visto Witchboard III: La Posesión, así que aviso a los más despistados que fue una película horriblemente mala, un telefilme de tres al cuarto que mataba de aburrimiento. Eso no ocurre con Demon House. Esta tercera entrega viene a ser más de lo mismo, aunque tiene la fortuna de reforzar lo que suele ser el principal lastre de este tipo de producciones, el guión. Sí, queridos lectores, el guión de Demon House es algo, y matizo lo de “algo”, más elaborado de lo habitual. La historia no es ni por asomo original pero, en cierta manera, se aleja de lo que solemos ver en una película de este calibre sin dejar a un lado los convencionalismos más trillados ni abandonar los lugares comunes del género. Por tanto, ¿de qué trata exactamente esta tercera noche de los demonios? Durante la noche de Halloween (cómo no), un grupo jóvenes indeseables y dos chicas que se encontraban en el sitio más inoportuno en el momento más inoportuno atracan un supermercado. Durante el robo, un agente de policía acaba herido de un disparo. En su huida, deciden esconderse en un caserón supuestamente embrujado y abandonado, que no es sino la morada de Ángela, un demonio de aspecto femenino que les arrastrará a todos al infierno.
Como puede ver el espectador más curtido en la materia, este argumento es prácticamente el mismo que el de las dos anteriores entregas y de ahí que haya matizado el esmero puesto en el guión. Sí, la historia se repite de nuevo, siguiendo punto por punto el esquema de la primera entrega pero, sin embargo, y a pesar del continuo absurdo, el guión no presenta demasiadas fisuras y va directísimo al grano. Incluso tenemos nuestra ración de desnudos femeninos poco justificados y, de hecho, en los primeros minutos ya nos ofrecen unos planos de los pechos de las dos protagonistas principales con todo lujo de detalles. Ver para creer.
Donde la película pega un bajón enorme es en el apartado técnico, tanto en materia de efectos especiales como fotografía o banda sonora. Se nota que estamos ante un producto cien por cien noventero alejado completamente del espíritu artesano de la década de los 80. Es recordar esos compases a golpe de sintetizador que pudimos escuchar en la primera parte y ponerse los pelos de punta. Aquí ya no hay nada de eso, simplemente un soundtrack de usar y tirar que ambienta un poco las escenas más frenéticas y nada más. Por otro lado, tanto los FX infográficos como algunos de maquillaje son altamente mediocres y describen perfectamente ese período de decadencia que vivió el género a finales de los 90. Por este motivo, es incomparable el gore (por su baja calidad y escasez) de Demon House con el de la original Night of the demons.
En resumidas cuentas, Demon House es una cinta de terror pensada sólo para completistas, para seguidores acérrimos de las fechorías de Ángela y de cualquier producto con adolescentes que sirvan de carne para picar. Lo más destacable es que entretiene y divierte, siempre y cuando uno esté dispuesto a hacer un pacto de ficción al principio de la cinta y no espere encontrarse más que con el típico producto de videoclub que poco puede aportar a una saga que debería haber terminado en la primera secuela. ★★★★★
Por Pablo Rodríguez
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.