HERO
Continua esta estupenda serie y se va constatando una tendencia que seguro que se convierte en una de las marcas de la casa: titular cada capítulo con una palabra definitoria de la esencia del mismo y, al mismo tiempo, de la evolución de su protagonista. Si ya hemos tenido a UNO (nada más que añadir para un primer capítulo), MIJO (que resume el encuentro con Tuco Salamanca) y NACHO (el sicario de Tuco por causa de quien James se meterá en un lío fenomenal que marcará su devenir) ahora nos topamos con un apelativo con mucho potencial: HERO. ¿Quién será ese héroe al que alude el título y qué relación tendrá con el protagonista? Entremos en materia.
Como otra de las marcas de la casa, el espléndido prólogo nos narra una parte de la historia alejada de la línea temporal actual. En este caso, profundizando en el pasado como buscavidas de James. Una noche de borrachera con un compañero casual se convertirá en el timo de la estampita. En este caso, el timador timado. Además de contemplar la esencia juvenil de ese Saul tramposo y capaz de darle gato por liebre al mismísimo diablo (e incluso al espectador) que disfrutamos en Breaking Bad, conocemos de primera mano el origen de su "nombre de guerra". Saul Goodman no es sino un juego de palabras a partir de la expresión "S'all good, man!" que el bueno de James utiliza para ganarse a sus víctimas (y conservar su "identidad secreta", claro está). Una escena muy divertida y que además aporta mucho fondo de armario a los personajes. Genial.
Volviendo al presente, encontramos a James tratando con los díscolos Kellerman. Tras un tira y afloja dialéctico por un quítame allá estas pajas de algún milloncete de dólares cada bando juega sus mejores cartas. La familia corrupta, un as de sobornos. El abogado, un rey de "contratadme como abogado y no he visto nada". Sin embargo, la cruda realidad se acaba imponiendo de forma cruel en una frase que acabará siendo definitoria: "Eres simplemente la clase de abogado que contrata la gente culpable". Zas. No hay opción de contraataque. El as gana al rey y, con ello, gana la partida. Aunque el premio de consolación es lo suficientemente bueno como para que James tenga los bemoles de plantar cara al recién liberado Nacho y dejar sus amenazas a la altura del betún. Tras agradecer su valiosa ayuda a Mike, por supuesto. La interacción entre ambos personajes nos sigue proporcionando momentos de lo más divertidos. Finalmente, en un momento vital decisorio en la soledad de su despacho destartalado, James tanteará el nuevo poder que le otorga su recién obtenido soborno. El poder de cambiar de vida, el punto de apoyo para empezar a ser lo que realmente quiere ser. Aunque para ello previamente deba comenzar con paso dubitativo su carrera en las bellas artes del blanqueo de dinero. "Sobre esta piedra construiré mi iglesia". Brillante.
¿Pero en qué emplear unos cuentos miles de dólares? ¿Por dónde empezar? Nada mejor que hacerse con una nueva y deslumbrante armadura, lanza en astillero y adarga antigua para comenzar una quijotesca misión que le enfrentará contra el gigante Hamlin, Hamlin & McGill personificado en la soberbia figura de Howard Hamlin. Puede llegar a perdonarle su evidente menosprecio, pero lo que jamás puede pasar por alto es el vil intento de pisotear su nombre y, algo que dice mucho del personaje, menospreciar a su amigovia Kim. ¿Y qué mejor forma que encargar un gigantesco cartel publicitario clonando la imagen y marca de su enemigo en su propio beneficio? Evidentemente, Hamlin no parará hasta conseguir una sentencia que obligue a James a retirar el cartel. Sin embargo, lejos de rendirse nuestro protagonista hará gala de su cabezonería sin límites y su amplio abanico de trucos y artimañas para convertir una rencilla particular en una pugna entre un pobre y aguerrido David y un Goliat corporativo y desalmado de cara al gran público, Hasta que el azar también juega sus cartas en favor del protagonista haciendo que el operario que está retirando el cartel sufra un traspiés quedando suspendido en el vacío. James no duda en ir al rescate ante la incrédula mirada de la concurrencia, convirtiéndose rápidamente en un héroe local, copando portadas y emisiones. De pronto, su estrella empieza a cambiar, como demuestra un contestador automático que por fin sale de su desidia.
Para finalizar el capítulo, una visita a Chuck nos dejará otra de esas escenas hilarantes marca de la casa. El hecho de no querer que su hermano se entere del origen de su proverbial escalada hacia el éxito dará pie a una absurda y surrealista odisea de Chuck McGill luchando contra los elementos en pos de un periódico local. El broche perfecto para un episodio tan divertido como lleno de "chicha" de la buena. La inexorable ascensión de James M. McGill a los altares de las malas artes acaba de comenzar, y el camino promete seguir siendo cien por cien sorprendente y entretenido.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).