NACHO
Como viene siendo costumbre en los productos "Made in Gilligan", volvemos a contar con un prólogo de quitarse el sombrero. En esta ocasión, asistimos al pasado de nuestro James para descubrir que era un bala perdida. El encargado de sacarlo del entuerto en el que está metido en forma de detención será su hermano Chuck, todo un abogado de postín al que ya se han hinchado las narices de los trucos y mentiras que se gasta su hermanito y, sobre todo, de sacarle las castañas del fuego por sistema. Una gran escena que en cinco minutos nos cuenta muchas cosas de ambos personajes y supone un punto de inflexión en la vida de James, además de constatar el porqué del amor reverencial hacia su hermano. Le debe mucho y ahora es el momento de pagarlo con intereses.
Volviendo al presente, poco a poco vamos descubriendo más cosas sobre James, como que tiene una relación que va más allá de lo profesional con Kim, la guapa rubia que trabaja en el bufete de su hermano. Y que gusta de practicar sexo telefónico a horas intempestivas. Aunque en esta ocasión la llamada se deba a que teme dejarse tentar por su lado oscuro. En el fondo su conciencia sigue predominando y no puede evitar preocuparse por la familia Kellerman, objetivo de Nacho Vargas, el sicario de Tuco. De esta forma, dos elementos tomarán especial relevancia en este capítulo: el teléfono (en especial las cabinas) y el desierto. Una cabina servirá para avisar a los Kellerman de que están en peligro en una escena hilarante con disruptor de voz casero incorporado. Y otra cabina le servirá para "ofrecerse" a Nacho como abogado cuando descubre que los Kellerman han sido secuestrados. Mal negocio, sobre todo cuando la policía ha detenido a tu cliente como principal sospechoso y el FBI anda detrás del caso.
Tras una escena cargada del humor negro que cada vez más se está marcando como sello diferencial de esta serie, James será arrastrado a comisaría para descubrir que Nacho lo culpa a él de su detención y que el sicario es, contra todo pronóstico, inocente del secuestro. Lo que prometía ser una mediación para lograr una condena favorable se convierte en un ultimátum: o lo saca de ahí antes de que la policía escarbe demasiado y descubra sus negocios sucios o es hombre muerto. La mejor forma para que uno procure desentrañar la verdad sobre la desaparición de la familia. La ausencia en el "escenario del crimen" de la muñeca favorita de la benjamín de la familia llevará a James a aventurar una teoría. Nadie ha raptado a los Kellerman, sino que su aviso ha surtido efecto y ellos mismos han simulado su secuestro para desaparecer discretamente con la pasta sustraída de las arcas municipales. Una hipótesis plausible, la pena es que nadie le tome en serio.
Sin embargo, James encontrará un aliado de lujo. Nada menos que el inflexible Mike. Poco a poco este personaje va tomando protagonismo, y su relación con el protagonista nos da los mejores momentos del capítulo. Destinados a no entenderse por mor de las dichosas pegatinas de aparcamiento, se demuestra que Mike es un tío íntegro cuando es incapaz de dejar que su animadversión personal empañe lo que para él es una teoría con altas dosis de certeza potencial. Aquí descubriremos también referencias a su pasado como policía, así que efectivamente la madera de tío duro y profesional tiene su origen en el lado bueno de la ley. Finalmente, Mike le lanza a James una pista determinante: "Está en la naturaleza humana estar cerca del hogar". Esto pone a James tras la pista de los Kellerman, donde será de vital importancia una pegatina que desvela su afición a las acampadas.
Aquí entra el juego el desierto, ese otro protagonista de la serie. Tras una acalorada búsqueda por la zona desértica que rodea la casa de la familia James descubrirá, con el inconmensurable alivio de haber salvado su culo, la tienda de campaña donde juegan alegremente ajenos a todo el lío que se está montando. Sólo queda convencer a la familia de volver a casa para que Nacho pueda irse de rositas, y para ello nada mejor que entrar entrar en la tienda emulando al Jack Torrance de "El resplandor", otro de esos momentos hilarantes marca de la casa. Aunque por desgracia los Kellerman no están dispuestos a abandonar tan rápido su estancia en el limbo de los desaparecidos. Sobre todo cuando el resultado de un forcejeo es una lluvia de fajos de billetes, lo que pone en evidencia la culpabilidad del cabeza de familia y deja en el aire qué ocurrirá ahora que James los tiene bajo su suela. ¿Habrá intento de soborno? ¿Acabarán con sus huesos en la cárcel? Parece que se está tentando de nuevo al abogado para abrazar su lado oscuro. En unos días conoceremos el resultado. Mientras la serie siga por este camino, la diversión está asegurada.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).