Episodio de transición que se utiliza para avanzar muy levemente en ese Nuevo orden mundial que está buscando establecer Gideon Malick y potenciar al mismo tiempo la parte de acción de la serie. Aunque el verdadero objetivo de este capítulo viene a ser proporcionar una despedida de altura a la pareja formada por Bobbi y Hunter al tiempo que servir como "piloto" de la (¿posible/futura?) serie protagonizada por este dúo de espías. Recapitulemos lo que nos ha ofrecido el capítulo.
Lo primero, destacar la estructura de la trama, forjada a base de flashbacks que nos presenta una situación bastante comprometida y, poco a poco, nos va dando información sobre cómo se ha llegado a ella.
En el episodio anterior dejamos a Bobbi y Hunter infiltrados en el avión de Malick rumbo a Siberia, y ahora nos los encontramos atrapados e interrogados por militares rusos con pocas contemplaciones. ¿Qué ha ocurrido? Si bien la historia no es demasiado original, la forma de plantearla y la estructura a base de saltos temporales sí que nos ofrece un plus para disfrutar del capítulo. En resumen,
la pareja de espías pronto descubre que lo que pretende montar Rusia está más cerca de un campo de concentración que de un idílico marco para inhumanos. Todo ello, controlado por el General del complejo, otro inhumano. En el fondo se cuece una conspiración aún más grave. El primer ministro del estado no es afín al plan que el ejército está preparando para confinar a inhumanos con oscuros fines. De esta forma,
el maquiavélico Malick encuentra la solución ideal para poner la guinda a sus propósitos: promover un golpe de estado que acabe con la vida del primer ministro aprovechando la captura de los dos espías estadounidenses. Dos pájaros de un tiro.
Aquí comienza un juego de intereses cruzados en el que los interrogatorios a Bobbi y Hunter se combinan con el intento de rescate por parte de SHIELD y, más aún, con las reuniones en las altas instancias (en las que saltan chispas) para solventar la crisis política abierta.
El rescate de los dos espías confluye con el intento de asesinato del presidente ruso, así que SHIELD termina siendo decisiva en la protección del alto mandatario, víctima potencial de la ira del nuevo inhumano.
Acción, peleas y un molón enfrentamiento contra un metahumano con un poder bastante original (capaz de proyectar una especie de sombra con entidad propia a la que es casi imposible hacer frente) aportan el ritmo a la trama, que pese a no avanzar en los argumentos abiertos discurre de una forma muy entretenida. La crisis política abierta, incrementada al acabar Bobbi con la vida del poderoso general para salvar así el culo al primer ministro ruso, conforma el epílogo amargo de la misión. Pese a quedar de manifiesto las buenas intenciones de SHIELD en todo este asunto, los poderes fácticos exigen el sacrificio de una cabeza de turco. En este caso, serán Bobbi y Hunter quienes se sacrifican por el bien de su agencia.
No darán con sus huesos en la trena, pero sí que quedan marcados, comenzando una nueva andadura como ronin modernos, espías sin organización, al no poder vincularse con SHIELD para no comprometer a la agencia. Una despedida cuasi-lacrimógena
espía-style. Chicos, os echaremos de menos. La retranca de Hunter y la forma de repartir estopa de Bobbi quedarán entre los grandes aciertos de la serie, así que esperemos volver a verlos por aquí si finalmente no prospera su proyecto de serie.
Por Antonio Santos