Sinopsis
Un enorme tiburón blanco se
acerca a la costa de Amity; la presencia de una mujer que en esos momentos se
está bañando capta a atención del escualo. Su sencilla captura le hace a éste
suponer que allí dispondrá de suficiente alimento, por lo que opta por quedarse
cerca de la costa. El jefe de policía Brody no está dispuesto a que más
bañistas mueran en su distrito, por lo que decide cerrar las playas; pero el
alcalde, debido a que el pueblo está al borde de la banca rota y siente el
continuo asedio de la mafia, convencerá a Brody para que permanezcan las playas
abiertas. Desesperado éste, busca un experto en tiburones -por el que sentirá
una especial apatía- y un pescador especializado en la captura de tiburones
para dar muerte al tiburón antes de que siga matando a sus vecinos. Mas lo que
ninguno de los tres podía imaginar, es que el tiburón se aleja mucho del
concepto que tenían formado de él, pues demuestra ser, no solo un fiero
luchador, sino también ser poseedor de una sorprendente inteligencia.
Reseña
Durante el verano de 1916,
los habitantes de la costa de Jersey esperaban con impaciencia la llegada de
los turistas a sus playas con la esperanza de conseguir su mejor temporada
estival. Aquel año, una intensa –e inesperada- ola de calor junto con una
epidemia de poliomielitis en los estados del noroeste parecían anticipar la
llegada masiva de visitantes con la intención de disfrutar del buen clima, así
como de los efectos terapéuticos de sus famosos balnearios. Sin embargo, las
familias con hijos o los grupos de jóvenes no fueron los únicos visitantes que
llegaron por aquellas fechas… A lo largo de doce días se produjeron numerosos
ataques de tiburones en los que murieron cuatro personas, desatando el pánico
por todo el país ante el inusitado comportamiento de estos escualos. Las
autoridades optaron por cerrar las playas públicas, e incluso se instalaron
redes de acero, mientras la prensa incentivaba la caza de los tiburones
denominados por el público «come-hombres» - principalmente, tiburones blancos y
toros- para acabar con la amenaza.
Inspirándose en los acontecimientos de aquel sangriento verano,
Peter Benchley escribió su primera novela, «Tiburón»,
que enseguida se convirtió en un éxito de ventas y posteriormente en un clásico
del cine veraniego con su adaptación dirigida por Steven Spielberg.
|
No es Marhuenda, es Peter Benchley |
Al contrario que los sucesos reales, la novela de Benchley
responsabiliza de los ataques a un único gran tiburón blanco asesino que
atemoriza la ficticia población de Amity, dependiente del turismo veraniego
para sobrevivir económicamente durante el largo invierno. Después de encontrar
a la primera víctima, el jefe de policía Brody intenta cerrar las playas, pero
se encuentra con la oposición tanto de las autoridades locales como de los
propios vecinos a fin de proteger los ingresos del turismo. Conforme se suceden
los ataques –cada vez más frecuentes y atroces-, Brody asume que la única
solución es matar al tiburón para que las aguas regresen a su cauce
natural.
En este sentido, resulta interesante la descripción que realiza el
autor sobre la antagónica relación de los habitantes de Amity con los
turistas. La dependencia de capital foráneo provoca el menosprecio de los
turistas –conscientes de su posición privilegiada- hacia la población
autóctona, quien deben exhibir un comportamiento prácticamente servil para
garantizar sus intereses. Obviamente, Brody no es una excepción, pero es el
único personaje de la novela cuyos actos no resultan egoístas, pues sus
decisiones se fundamentan en valores quizás demasiados románticos en un mundo
en el que predomina el materialismo.
Si bien, Benchley acaba centrándose demasiado en este personaje
hasta el punto de que gran parte de la novela narra las dificultades en su
matrimonio y la posible infidelidad de su esposa. Conforme se suceden los
capítulos en los que se incrementan esta obsesión por descubrir la auténtica
relación entre Ellen y MattHooper -un ictiólogo que se traslada temporalmente
para investigar al tiburón y, además, un antiguo conocido de su mujer-, el
relato acaba resultando tedioso.
De hecho, la escena del restaurante es vergonzosa por el
comportamiento de los amantes, con un diálogo repleto de clichés propios de una
telenovela de sobremesa que únicamente puede justificarse como una crisis de
edad por parte de Ellen, convirtiéndolo en un personaje frívolo, egoísta y
materialista. Es como si el autor hubiese intentado captar al público femenino
a través de esta crisis existencial de sueños frustrados y el renacimiento de
antiguas esperanzas a través de un breve y apasionado idilio, cuando realmente
lo que le interesa al lector es el tiburón que aparece en la portada y del que
rápidamente se olvida hasta prácticamente los últimos capítulos.
En consecuencia, las escasas escenas en las que Benchley refiere
los ataques del tiburón acaban resultando anecdóticas. Además, destacan por una
prosa carente por completo de emoción, pues son meramente descriptivas y predominan los detalles científicos hasta convertirse en la monótona voz
empleada para los documentales televisivos de National Geographic o el Discovery
Channel. Únicamente la novela consigue salir de nuevo a la superficie con
la aparición del cazatiburones Quint –inspirado en las proezas de Frank Munduz-,
pero ocurre que la novela se encuentra demasiado avanzada, el interés del
lector ha decaído y el autor reitera el enfrentamiento entre Hooper y Brody
hasta la saciedad. Por consiguiente, la búsqueda y caza al tiburón se lleva a
cabo en un número insuficiente de páginas, considerando todo el espacio
dedicado a otras subtramas de menor atractivo cuando son los capítulos más interesantes
ante el planteamiento de que los peces desarrollen un comportamiento
inteligente, no exclusivamente basado en el instinto.
Resumiendo, Tiburón es una novela de terror ecológico que,
aunque estableció un precedente más cinematográfico que literario, se limita a
una lectura de entretenimiento veraniega que se devora con rapidez en pocos
bocados y en la que pocos detalles consiguen salvarse de naufragar en el
conformismo de Benchley.
LO MEJOR: La descripción de la
antagónica relación de los habitantes de Amity con los turistas que incluye una
crítica hacia la anteposición de los interés materiales al bienestar de las
personas. El persona de Quint, quien consigue hacer reflotar brevemente la
novela antes de que vuelva a hundirse con la subtrama de la infidelidad. La
adaptación cinematográfica inspirada en la novela.
LO PEOR: El resto podéis masticarlo y regurgitarlo después, porque es
incomible.
Por MariCarmen Horcas
Título: Tiburón; 304 págs..
Editorial: Editorial Planeta, 1984