"¿ERES RABINO?"
¿De qué va?
Saúl Ausländer trabaja en los hornos del holocausto, limpiando las cámaras de gas y llevando los cuerpos muertos al crematorio. Sin embargo, una joven vida parece responder sin futuro. Ahogado entre miles de cuerpos diarios, Saúl decide esconder el cuerpo y darle un entierro digno, por lo que necesitará a un rabino.
Reparto
Géza Röhrig es Saúl Ausländer
Levente Molnár es Abraham
Urs Rechn es Biederman
Dirección
László Nemes
Impresiones
Ganadora del Oscar a mejor cinta de habla no inglesa. Supone el debut de László Nemes en el largometraje, al igual que el del actor protagonista, Géza Röhrig, quien interpreta a Saúl. Una cinta húngara que nos traslada a los infernales interiores de los campos de concentración nazis. La peculiaridad del trabajo de Nemes se palpa desde su inicio cuando observamos un formato 4:3, rodada en 35mm y con la característica de hacernos partícipes de la vivencia casi en primera persona de Saúl. La cámara -mayormente en mano- se fija prácticamente en su espalda y salvo primeros planos, siempre lo observamos a él en su hazaña, siendo un personaje que casi podemos tocar, mirar o incluso hablar -enorme plano final donde nos regala una sonrisa-.
Son decenas de películas las que abordan la temática, pero El hijo de Saúl muestra originalidad al hacer uso de su peculiar efectismo gracias al rostro de Géza, algo que por contra, puede resultar desesperante, cosa que Nemes quiere conseguir y lo logra con creces. Es decir, en su mayoría, vemos el fondo difuminado, no obtenemos una visual en profundidad de aquel lugar, ni siquiera en los exteriores, pero no hace ninguna falta para sumirnos en la historia. La dureza y la crudeza están presentes en todo momento, y un detalle lógico que no muchas cintas consiguen, es escuchar a los alemanes hablar en su idioma. Aquí cada uno habla en el suyo, y en éste caso, los húngaros judíos son aquellos a los que escucharemos en nuestro idioma -si la vemos doblada-.
Sin embargo, aunque quede patente y resulte difícil de olvidar por su buena mano a nivel de dirección y actuación,
no era merecedora del galardón. Al menos a mi parecer. Su Globo de Oro y los dos premios en Cannes, ya la colocaban como favorita para los Oscars y así culminó. No obstante, la cinta representada por Francia,
Mustang, me parece mucho más demoledora en todos los sentidos, siendo incluso más actual aún tratando un problema cultural que arranca desde hace años. Pero así son las cosas y no por ello le voy a restar mérito a la cinta de
Nemes.
Para hacer más ruda la cinta, El hijo de Saúl no posee banda sonora. Se mueve por el tumulto, el pánico de las masas a punto de morir, los constantes gritos de los nazis y el silencio de la muerte. ¿Pero qué ofrece la cinta de Nemes que difiera del resto? Es lo bueno del trabajo, que incluso en su final -sobre todo en ese tramo- podemos derivar en varias respuestas sobre su intensa sonrisa. Pero no cabe duda que cuando ve desde el primer momento a aquel niño al que le cuesta respirar, sacado de la cámara de gas, decide hacerlo hijo suyo, probablemente porque un alma tan joven merece una muerte más digna y en paz que la de la mayoría que son amontonados formando montañas para ser subidos en un sucio montacargas y posteriormente quemados. Hasta las cenizas son lanzadas a un río en un proceso que seguimos casi de forma minuciosa. En resumidas, El hijo de Saúl merece la pena, sobre todo para aquellos que quieran una nueva perspectiva en los interiores de esos campos de concentración donde la masacre era una ruleta de azar y donde podía tocarle a cualquiera, sea del rango que fuera. ★★★★★
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.