Castaña pilonga de primera categoría. Así se podría resumir el argumento y desarrollo de este episodio.
Cuando parecía que habíamos alcanzado el suelo de interés de esta serie los hechos nos demuestran que siempre hay tiempo para empeorar si uno le pone ganas... o falta de ellas. No hay absolutamente nada que sea mínimamente interesante en el episodio salvo un par de escenas sueltas de nuestro ínclito (y ahora encarcelado a espera de juicio) Damien Darhk. Poca chicha para un regreso del parón que, lejos de servir al arquero para recuperar la fuerza pasada, lo está transformado cada vez más en una parodia de sí mismo. ¿La causa?
Una alarmante falta de ideas. Desde hace varios capítulos se ve a las claras que los guionistas no saben lo que hacer y se entretienen con fuegos de artificio sentimentaloides y recuperando personajes desgastados. En esta ocasión toca echar mano de Brie Larvan
aka Bug-Eyed Bandit, la tecnóloga amante de las abejas que tuvo un enfrentamiento con Felicity en el ciberespacio la pasada temporada. Resulta que en la cárcel no se les ocurre otra cosa que darle un ordenador a la muchacha (que es como si a Al Capone le das una ametralladora), por lo que se escapa y se dedica a asediar a Felicity con su ejército abejil para llevarse uno de esos chips milagrosos que está a punto de comercializar como medida preventiva a su recién diagnosticada dolencia en la columna vertebral. Evidentemente, cuando descubre que fue la rubia quien causó su encarcelamiento la chica la lía parda de verdad.
Unos gramos de abejas mecánicas por aquí, una buena dosis de carreras arriba y abajo, como pollos sin cabeza, de las Smoak y Thea, un chupito de melodrama de baratillo y ya tenemos el capítulo resuelto. Aburrido, aburrido, aburrido. Ah, y también un
"hombre abeja mecánico". Uauhhh... Como novedad, ante la negativa de Felicity a seguir participando en las correrías del equipo Arrow se incorpora a la parte científica Michael Holt ejerciendo exactamente el mismo papel de tecnólogo patoso y adorable que venía realizando la rubia. Al menos esperemos que este no se enamore del prota o estamos perdidos...
Visto que el conflicto central no pasa del tueste torrefacto de guionista con piloto automático, se complementa la trama con un subargumento que tiene como protagonista al encarcelado Darhk.
Las cosas no parece que van a ser fáciles en la trena, sobre todo porque su organización lo ha dejado completamente al margen, cosa que fomenta el cabroncete de Malcolm Merlyn, quien huele la sangre a kilómetros. Sin embargo, Darhk se las apañará para volver las tornas a su favor, como siempre. Interesante, pero bastante descafeinado. Quien quiera ver esta misma trama con el nivel de calidad adecuado (sobresaliente, más bien) que le eche un ojo a las andanzas carcelarias de Wilson
Kingpin Fisk en la segunda temporada de Daredevil. En paralelo,
los flashbacks siguen indagando en los poderes especiales del tótem que busca desesperadamente Baron Reiter (y que acabará en manos de Darhk). El ídolo requiere de
pilas en forma de almas, lo que aprovechará Oliver para derrotar a Reiter in extremis y salvar la situación. Veremos cómo acaba el tema, porque parece que están dispuestos a hacer limpieza de mercenarios a sangre y fuego. Tal como van las cosas apostaría por la opción "
gatillazo".
En fin, la serie ya corre cuesta abajo sin dirección y sin frenos, castigando en el rincón aquel
"Génesis" que parecía que iba a marcar la línea argumental de la temporada. Nada más lejos de la realidad.
Si la temporada anterior se cometió el pecado mortal de desaprovechar el enorme potencial de un personaje de la altura de Ra`s al Ghul, este último tercio de temporada está demostrando que hay muchas papeletas para que pase lo mismo con ese Damien Darhk tan maquiavélico como divertido. Es normal que en una larguísima temporada de 22-23 episodios haya alguno de transición, pero no que el relleno sea tan evidente que parece de neón. Si la cosa va a seguir así, señores de CW, por favor, recorten la siguiente temporada a 13 capítulos o el personaje corre peligro de morir de pura inacción. Amigos y amigas seguidores de Arrow, vosotros que estáis tan preocupados como yo por el descenso de la serie a los infiernos del telefilm de sobremesa, abramos una campaña de crowdfunding para devolver a nuestro arquero a la senda de la dignidad y alejarlo de ese sosías de Oliver
Tinky Winky Queen en el que se está convirtiendo.
Por Antonio Santos