PALINDROME
Concluye la temporada, y tras el espectacular y violento final del capítulo anterior toca atar cabos y dar a los personajes el epílogo y la despedida que merecen. La traca final ha pasado, así que no esperemos épica y sangre, sino una retrospectiva sobre las consecuencias de la espiral de violencia desatada y un cierre emotivo y lleno de sensibilidad. Porque a fin de cuentas de eso ha tratado toda la temporada. No sólo de la eterna lucha entre el Bien y el Mal, sino también de las repercusiones de una imprevista ola de sangre y fuego sobre seres humanos normales y corrientes que dan todo lo que son capaces para defender a sus familias e irse a la cama por la noche con la conciencia tranquila. Fiel al título del episodio encontraremos diferentes palíndromos (palabras que se leen igual de atrás a adelante que de adelante a atrás). Comenzando con que el final de la temporada conecta en diferentes puntos con el principio de la primera, como por ejemplo en el uso del tema musical de referencia que conecta en esencia todo el universo Fargo, película y series.
Comenzamos con un glorioso encadenado de planos mostrando a todos los miembros de la familia Gerhardt asesinados violentamente. Curiosamente, es la primera vez que contemplamos los asesinatos de Otto y de Simone, quien finalmente encontró su fin en el bosque a manos de su tío. El humor mordaz de la serie tiene de nuevo su reflejo al mostrar el cadáver de Bear bañado por la luz del OVNI.
Una sucesión de planos que nos pone en situación de la cantidad de sangre derramada en el transcurso de esta temporada y que refuerza una de las ideas clave que se han desarrollado: el Bien acaba venciendo al Mal. Tras este encadenado asistimos a una bella y premonitoria secuencia onírica fruto de la preocupación y el precario estado físico de Betsy Solverson.
Un sueño que anticipa la futura felicidad de su familia en su ausencia (otra conexión con el final de la temporada anterior, otro palíndromo) y que deriva en el terror absoluto hacia el Mal que aún puede quebrar este destino personificado en la figura del enigmático Hanzee. Por un momento incluso nos hace dudar de que el final del episodio acabe contradiciendo a toda la primera temporada creando una linea temporal alternativa.
Mientras tanto, encadenando con este sueño, Hanzee prosigue su persecución de los Blumquist mientras a su vez Lou Solverson parte tras ellos para resolver de una vez por todas la tesitura. Una cruel huida a ritmo de Black Sabbath en la que el pobre Ed recibe un grave disparo que aumenta aún más el peligro de la situación. Finalmente consiguen encerrarse en la cámara frigorífica de un supermercado para intentar despistar a su perseguidor, aunque éste no sólo parece localizarlos finalmente, sino que intenta hacerlos salir prendiendo fuego al lugar, a imagen y semejanza de la película que Peggy vio en la cabaña. Todo resultará ser finalmente una ensoñación de la chica, cada vez más ajena a la realidad y más abocada a la locura, pretendiendo ser la heroína de esta historia que sólo ocurre en su mente para evitar la triste realidad. Quien realmente ha dado con ellos es Lou Solverson, descubriendo no sólo la enajenación de Peggy sino que finalmente Ed ha muerto. El cruel destino ha hecho que el "Carnicero de Luverne" encuentre su fin entre la carne muerta que ha rodeado su vida.
Mientras Lou lleva a Peggy a las manos de la Justicia, Mike Millgan encontrará también su destino. Una primera parada le lleva a la casa de los Gerhardt como nuevo amo y señor, y
fiel a su estatus autoproclamado de Rey del lugar comenzará su nuevo "reinado" con un acto de gentileza y otro de crueldad. Qué gran personaje... Sin embargo, por una cruel broma del destino finalmente asistimos a la "muerte" de Milligan; una muerte por burocracia, papeleo y tedio. Su ascenso le supone un
palacio en forma de cubículo de 2x2, confinado en la existencia gris y monótona de un contable (aunque sea de la mafia). Todo lo opuesto a la gran ceremonia de coronación que anhelaba. Ya se sabe, más vale ser cabeza de ratón...
También asistimos a la coda final de Hanzee.
Finalmente ha abandonado su persecución a los Blumquist en pos de una nueva vida, que comenzará con un cambio de identidad y un nuevo rostro. En otra conexión más con la temporada anterior, acabará convirtiéndose en Moses Tripoli, a quien conocimos como el futuro jefe de la mafia de Fargo (y que acabó sucumbiendo a las fauces de un depredador mayor como es Lorne Malvo). El primer acto de su nueva vida será rescatar de una buena paliza a dos chavales, nada menos que las versiones adolescentes de Mr. Wrench y Mr. Numbers.
Sólo nos queda despedirnos de la familia Solverson. Un final que exuda melancolía por cada fotograma y en el que queda patente no sólo la escasa recompensa que pide el Bien (una velada tranquila y dormir a pierna suelta al calor del amor) sino una reflexión sobre las causas de cualquier guerra, incluyendo la que hemos vivido en esta temporada: la falta de comunicación. Un final un tanto anticlimático pero completamente coherente con la serie. El Bien acaba venciendo, aunque no hay desfiles y timbales. Sólo la sensación de que un largo y difícil día acaba y hay que coger fuerzas para lo que la vida nos depare al día siguiente. Un episodio cargado de nostalgia y cimentado en la habitual potencia de los diálogos y en el fino humor que planea en la serie, como en la lectura que hace del Mito de Sísifo de Camus y cómo Betsy le quita toda la mítica al francés proporcionándole un ¡zasca! de los que hacen época. En definitiva, una de las grandes series de este año sin lugar a dudas y todo un placer poder viajar con garantías de calidad a Fargo, Dakota del Norte y sus alrededores.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).