Nuevo capítulo que nos acerca al final de la serie y, por tanto, va cogiendo velocidad, aunque por desgracia también sirve como confirmación de que este Arrow parece haber perdido para siempre gran parte de la oscuridad, fiereza y loable apuesta por lograr algo más de profundidad que caracterizó sus primeras temporadas para caer en el abismo de los buenos sentimientos y la incapacidad de sorprender, con momento que rozan el ridículo más espantoso. Este último par de capítulos han levantado algo el lamentable nivel general (sobre todo tras la "primera caída" de Darhk) resultando al menos entretenidos, aunque muy, muy lejos aún de los mejores momentos de la serie.
El núcleo de la acción se centra en la carrera contra el reloj para evitar el apocalipsis global que persigue Damian Darhk y su misteriosa organización. Aunque, ¿qué pasó con esos indicios lanzados en la primera parte de la temporada que parecían sugerir que el villano servía a alguien aún más poderoso? Nunca más se supo. En caso es que de la nada surge un comodín que parece ser la única pieza capaz de impedir el infierno nuclear próximo a desencadenarse gracias al sistema Rubicón.
La única posibilidad de frustrar los planes de los villanos la tiene en su habilidosa mente de hacker el mismísimo padre de Felicity, Noah Kuttler (el Calculador). De esta forma, ambos bandos lanzarán a sus mejores recursos para capturar a esta ambigua e inteligente nueva pieza que entra en el tablero. Por parte de Darhk, vuelve a la acción el brutal Danny Brickwell (a quien da vida Vinnie Jones) haciendo equipo con Murmur como sicarios del villano encargados de localizar y darle
matarile al Calculador. Por otra parte, Diggle deja de llorar un rato para ayudar a Oliver a poner a salvo a Kuttler y requerir su ayuda. Un comienzo alentador y cargado de energía que deja un sabor agridulce a causa de una sosa y desaprovechadísima pelea de chichinabo entre Arrow y Brickwell.
Señores coreógrafos de peleas, quién os ha visto y quién os ve...
Tras el rescate,
mientras Felicity y su padre trazan un plan para parar Rubicón llegamos a un tramo central del capítulo que vuelve a caer en picado, metiéndonos en una aburrida e irreal crisis de pareja entre Quentin y Donna debido a la
desfachatez de Lance por querer recuperar su puesto de trabajo como comisario con la excusa de que desconocía la doble identidad como justiciera de su hija.
Cháchara insulsa sobre la necesidad de la verdad, y bla bla bla cuando aquí todo el mundo miente más que habla y guarda más secretos que la CIA. Una tontería supina. Como también lo es la subtrama en la que Kuttler y Felicity hacen equipo para robar un superprocesador de Palmertech toda vez que la chica ha sido cesada de su puesto como directora por la junta directiva por no hacer ni puñetero caso a las necesidades de la empresa. Comedieta tontorrona que nos saca del tono de urgencia y tensión general del capítulo. Por su parte, Thea sigue en Génesis bajo la protección de su padre y de su noviete Álex (drogado hasta las cejas para asegurar su alineación con los planes de Darhk), aunque otra pieza inesperada hace temblar los cimientos de este nuevo Edén.
Anarky se ha colado en el lugar dispuesto a cargarse las medidas de protección del recinto para que su némesis reciba su merecido. Su loca cabecita meterá en sus planes a Thea, a quien sigue intentando hacer más fuerte con su retorcida visión moral y vital... aunque sea a costa de cargarse a Álex para que la chica no tenga debilidades. De los flashbacks ni hablamos, porque siguen a paso de tortuga.
Todo remonta en el tramo final. Gracias a su trabajo conjunto la parte técnica del equipo Arrow lucha por parar los masivos lanzamientos de misiles mientras la parte de acción pelea a brazo partido por proteger a sus compañeros.
Un buen cierre lleno de ritmo y tensión (que ya se echaba en falta) cargado de adrenalina que acabará de forma imprevista. Pese a evitar el lanzamiento de los misiles nucleares, uno de ellos acaba encaminado hacia su mortal destino, el Monument Point del título. Ante la incapacidad de detenerlo en el aire, la habilidad de Felicity le permite modificar las coordenadas del misil de forma que se desvíe de su destino,
aunque sin poder evitar que finalmente caiga en otro núcleo habitado. Han sido 50.000 bajas frente a 2 millones, pero no deja de ser una victoria pírrica y amarga. ¿Cómo afectará esto a los planes de Darhk? (Sobre todo teniendo en cuenta el poder brutal que le otorgan esas 50.000 almas caídas en el proceso). ¿Cómo conseguirán vencerlo los héroes? Esperemos que al menos nos ofrezcan un final en condiciones.
Por Antonio Santos