ROGUE AIR
Se acerca el final de temporada y tenemos un avance considerable en la trama principal que nos va a acercar a un clímax que se antoja de lo más sorprendente para regocijo de los espectadores. Algo hay que reconocerle a esta serie: está poniendo todo su empeño en marcar una evolución constante y coherente de su personaje principal al tiempo que se nota un cariño especial por hacer las cosas bien, algo muy de agradecer. En este caso tenemos a un Barry absolutamente superado por las circunstancias. Los últimos acontecimientos le han marcado y llenado de la frustración que conlleva saber que tu enemigo va 10 pasos por delante de ti hagas lo que hagas.
Hartos de buscar infructuosamente tanto a Wells como a Eddie, la revelación saltará cuando el acelerador de partículas se pone en marcha. Sólo hay una opción: tienen al enemigo dentro. A veces no hay mejor forma de esconderse que a plena vista. Sin embargo, Wells escapa con facilidad de Barry (aumenta la frustración) y Cisco llega a una peligrosa conclusión. La fuente de energía empleada por el acelerador tiene su origen en el futuro y cualquier manipulación puede acabar de forma catastrófica. De esta forma, no sólo no pueden parar los planes de Wells sino que cuentan con sólo 36 horas antes de que la máquina se reactive completamente y acabe con todos los prisioneros que custodian en su interior. Eso es algo que Barry no puede concebir. No es ya que Wells les siga llevando la delantera con vete tú a saber qué oscuros propósitos, sino que el hecho de que además acaben llevando sobre sus conciencias la muerte de sus prisioneros le consume. De esta forma, el equipo se pone manos a la obra para buscar una solución. La parte positiva es que por fin han localizado a Eddie, aunque las secuelas de su confinamiento junto con la comedura de cabeza a que lo ha sometido Wells han hecho mella en el policía. Las consecuencias las sufrirá Iris en sus carnes al verse apartada de su lado. Ya está bien de hacerse el ciego ante la constante presencia de Barry entre ellos. Eddie ha perdido las esperanzas de un futuro juntos, y sin ello no queda nada.
Mientras tanto, el plan para trasladar a los villanos está listo. Se tiene un destino (Lian Yu, la isla donde reside la prisión que ya encierra a Deathstroke y Bumerang), con la colaboración de ARGUS en el transporte y el ingenio de Cisco, que ha convertido un generador secreto de la silla de Wells (presuntamente lo que le ha proporcionado la energía suficiente para que su velocidad supere con mucho a la de Barry) en un anulador de poderes para poder transportar a los metahumanos con seguridad. Sólo falta algo vital: fuerza bruta para poder contener tanto poder si algo falla. Sus aliados no podrían llegar a tiempo, así que Barry hará un pacto con el diablo. En este caso, con Leonard Snart. Total, ya conoce su identidad y sabe que Central City es importante para él. Frío le ayudará a cambio de hacer desaparecer todo rastro de su historial criminal. Así que el traslado se prepara, con la ayuda también de Lisa Snart (Golden Glider), contando así con una interacción más que divertida con Cisco. Sin embargo, las cosas no saldrán como estaban prevista. Algo falla en el mecanismo de contención y los villanos recuperan sus poderes, dando lugar a una pelea donde queda claro que el impulsor de la fuga no es otro que el mismísimo Frío. No hay un cheque en blanco mejor que el hecho de que un puñado de seres superpoderosos te deban un favor. Muy buena la moraleja final, ese cara a cara en el que Snart le deja las cosas claras a Barry. La culpa es de su propia inocencia por creer que un escorpión podía comportarse de forma ajena a su propia naturaleza. Toda una lección de realidad que sigue haciendo crecer al héroe junto con la conversación final con Joe en la que éste le hace ver que es un tipo de héroe muy diferente de Arrow. No tiene la oscuridad y falta de escrúpulos necesaria para este tipo de tratos con el lado oscuro y debe asumir y ser fiel a su propia personalidad por muy frustrado que se encuentre.
Con poco tiempo para lamerse las heridas tras la derrota vuelven a saltar las alarmas. Wells regresa a STAR Labs. Aquí se une la voz en off del principio del capítulo (
"¿No harías lo que fuera necesario para recuperar lo que te quitaron? Porque puedo asegurártelo. Tendré de vuelta todo lo que me fue arrebatado") con sus palabras hacia Barry:
"Si miraras atrás, con mucha atención a todo lo que he hecho, cada rueda que puse en marcha, te darías cuenta de que sólo he hecho lo que tenía que hacer". Una nueva confrontación está a punto de estallar entre Flash y su reverso tenebroso, sólo que esta vez Barry ha aprendido de sus errores.
Se sabe inferior a su rival así que a su lado ha podido finalmente reunir a dos poderosos aliados: Arrow y Firestorm. Haremos la vista gorda ante el hecho de que la aparición de Oliver Queen no cuadre en absoluto con el
tempo de su propia serie (y menos aún portando unas flechas especiales diseñadas por Ray Palmer para anular los efectos de la velocidad del Flash Reverso), aunque en su defensa haremos constar que se presenta no como Arrow, sino como Wareeth al Ghul, el
Heredero del demonio. De esta forma, el clímax final es de aupa.
Una pelea breve pero intensa y muy bien coreografiada, llena de energía y transmitiendo en todo momento tensión y la necesidad de que los aliados den todo lo que tienen para poder parar a Wells. Finalmente, el villano cae, aunque queda en el aire la sensación de que no todo está resuelto.
¿Formará esta derrota parte del plan final de Wells? ¿Qué opciones le deja a Barry para mantener a su enemigo a buen recaudo? ¿Cuál es la función del acelerador de partículas? Y sobre todo... ¿cuál es el objetivo real de Wells, es decir, qué es lo que le fue arrebatado y quiere recuperar? Sin duda, en el cierre de temporada nos espera más de una sorpresa.
Por Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).