"YA CONOCES LA LEY: DOS HOMBRES ENTRAN, UNO SALE"
¿De qué va?
Tras perder sus camellos, Max llega a Negociudad, una zona reconstruida en su exterior por la Tía Ama, pero bajo ella, hay un trabajo de energía a manos del maestro golpeador, un enano a lomos de un gigante que se batirá en duelo con Max por la supremacía en la cúpula del trueno.
Mel Gibson es Max
George Miller (Mad Max)
George Ogilvie (The Crossing)
La más conocida mundialmente en su momento ya que tuvo parte de presupuesto americano y fue rodada entre el desierto de Australia y un oasis estadounidense para la segunda parte del film, aunque mayormente es una producción netamente australiana. Que sea más conocida no quiere decir que sea la mejor, claro está. Y es que George Miller quiso cerrar su obra en la segunda entrega, pero tras la insistencia de Gibson, que se embolsó un considerable sueldo, y el ofrecimiento de George Ogilvie que era amigo de ambos y trabajó en diferentes proyectos por separado, llegaron a la conclusión de aumentar la historia con una nueva entrega.
Una entrega que a día de hoy deja mucho que desear por diferentes razones que pasamos a comentar. Por una parte, el comienzo de la cinta promete hasta su primera media hora. Cuando Max se mete de lleno en Negociudad y tiene un combate cara a cara con el "maestro golpeador" en la cúpula del trueno, todo parece ir sobre ruedas y promete espectáculo, pero sin ir más lejos, cuando es expulsado al desierto, todo decae considerablemente. Llega el momento en el que aparecen en escena unos niños que hablan como indios y la película parece tornarse en Peter Pan a la espera de que campanilla aparezca para que todos echen a volar. Si bien se especifica con más detalle que anteriomente ocurrió un desastre nuclear -no hacía falta-, todo comienza a flaquear cuando éste hombre que ofrecía dureza en su anterior película, parece convertirse indirectamente en mentor de los chiquillos y decide ir al rescate de algunos de ellos. Pero lo peor viene a continuación, el regreso a Negociudad, cuando todos se unen, torna de película adulta a netamente infantil en lo que yo definiría como un "Mad Max conoce a Los Goonies"
En el tratamiento del guion, pensaron en incluir a una mujer como villana. Alguien dijo que como porte tendría que ser alguien como Tina Turner, y ni cortos ni perezosos, decidieron llamarla a ella misma, una mujer que estaba en plena época dorada musical y a la que ofrecieron una gran suma de dinero por raparle la cabeza, a lo que ella se negó. Uno de los pocos papeles no-musicales de su vida y sin embargo, deja mucho que desear. Lo que podría haber sido una enemiga a la altura se queda tan solo en un papel insípido, con ciertas incongruencias en su posición, ya que si dejan a Max en el exilio, ¿como se atreve por segunda vez a dejarlo con vida al final, siendo capaz de volver y chafarle los planes?
Hay que notar como curiosidad la entrada en escena de
Bruce Spence, quien ya participó con mucho peso en
Mad Max 2, el guerrero de la carretera, y aquí interpreta a Jedediah, un hombre que como curiosidad, también es piloto, al igual que su papel anterior como el Capitán Gyro. Otro detalle relacionado es que la película fue dedicada a
Byron Kennedy, el productor que ofreció sus servicios en la anterior cinta. Murió en un accidente de helicóptero poco antes del rodaje de la tercera entrega. Por otra parte,
el mayor acierto lo encontramos en la banda sonora del gran Maurice Jarre, quien le da contundencia en su partitura, repleto de sonidos metálicos en la lucha en la cúpula del trueno y lo que se tercia en Negociudad, notando ciertas reminiscencias con el
Conan de
Basil Poledouris, y tornándose coral y mucho más amable en la parte de los soporíferos niños perdidos. Luego está la parte vocal en la que
Tina Turner aprovecha para incluir dos temas en los créditos, siendo el
We don't need another hero otro pelotazo que llegaría al número uno de las listas arrasando.
El título de la película, llamativo e intenso, se diluye en su contenido. Es una pena no haber aprovechado una historia más centrada en Negociudad y más combates a muerte en la llamada cúpula del trueno. Probablemente ésto se deba a la codirección de Ogilvie, ya que sabemos que Miller es mucho más radical a la hora de narrarnos las escenas de acción -aunque sea capaz de dirigir Babe o Happy Feet-. Escenas que por cierto, pierden fuelle, ya que si Mad Max es representativa, es entre otras cosas por las escenas de conducción, que aquí se reducen brevemente al tramo final y poco a nada tienen de la calidad que ofrecía la última parte de la segunda entrega. En resumidas, el producto podría caer fácilmente en el suspenso de no ser por lo que hay detrás de ella y porque Gibson está a la altura. De no ser así, le daría una nota mucho más baja de la que tiene. La cinta es un despropósito absoluto, más un film familiar que tiene poco de lo que Miller nos había ofrecido. Y por ellos, años después nos ofrece Fury Road, de la que hablaremos próximamente. ★★★★★
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.