Joss Whedon es un hombre con una metodología de trabajo impecable. Dotado con una exquisita elegancia para plasmar imágenes y especializado en poner en boca de sus personajes diálogos dinámicos cargados de humor fino e ironía, su mayor virtud suele ser también un defecto en nuestro universo mediático caracterizado por la inmediatez.
Y es que sus tramas se desarrollan a medio-largo plazo. Este proceso de encarar un camino lento pero seguro lo hemos comprobado tanto en sus incursiones en el cómic (Astonishing X-men) como en la televisión (Buffy, Agentes de SHIELD). De esta forma,
se toma su tiempo en presentar a sus personajes, que son el centro de su universo creativo, y afianzar las relaciones entre los mismos. Esto se puede aplicar también a sus Vengadores.
La primera película sirvió como nexo de unión entre personajes tan distintos (y con egos tan subidos) que necesitaban una excusa potente para colaborar; y para ello nada mejor que un auténtico apocalipsis, aunque con el peaje de que el argumento cabría perfectamente en una cuartilla. Sin embargo,
para esta entrega todos los engranajes están pulidos y engrasados, así que no hay margen para presentaciones. La acción empieza a saco. Pero A SACO, arrancando con una adrenalínica escena que ya nos deja pegados a la butaca. Parafraseando al gran Hitchcock, la forma de ganarse al espectador es empezar con un terremoto y, a partir de ahí, ir hacia arriba. Dicho y hecho.
También se pone de relevancia la importancia de un universo cohesionado donde cada película comienza a plantar tramas con vistas al futuro. De hecho, aunque no sea imprescindible, esta cinta bebe en sus orígenes de
"Capitán América: Soldado de Invierno", y quien quiera conocer cómo se ha llegado a la situación de arranque puede complementar información con el preludio que suponen los episodios 18 y 19 de la segunda temporada de
Agentes de SHIELD. De igual forma que en este film se abren tramas que desembocarán en la futura
"Vengadores: Infinity Wars". Es decir, productos que tienen suficiente solidez de forma individual pero que se enriquecen enormemente en su conjunto dando lugar a una experiencia audiovisual única.
Otro de los aspectos que saltan a la vista es que los responsables han tomado buena nota de las principales debilidades de la primera parte a la hora de desarrollar esta continuación.
De esta forma, aunque el ADN sigue siendo el de un producto Marvel y, por lo tanto, 100% lúdico, el tono general ha ganado en madurez. Seguimos teniendo acción desenfrenada, diversión y espectacularidad a raudales aunque el halo de humor que sigue recorriendo gran parte del metraje es en esta ocasión más punzante, sutil e irónico. Más Whedon. Y
la acción mucho más dinámica y espectacular, de forma que la trama nos lleva por medio mundo, desde la ficticia Sokovia (trasunto de esa Latveria que no pueden usar al pertenecer los derechos a Fox) pasando por Wakanda, Seul o, evidentemente, Nueva York.
Y sobre todo se agradece un villano muy potente. Ultrón es un gran personaje, uno de los más grandes villanos de las aventuras comiqueras del grupo, y aquí está muy bien plasmado con ese aura de peligro que desprende, de rival imbatible, con la sensación de ir siempre un paso por delante de los héroes. Además de dar mucho juego más allá de la capa estrictamente superficial de la acción pura y dura.
Si miramos un poco más allá podemos ver temas tratados desde los tiempos de Mary Shelley como la relación entre el creador y su creación desde un doble prisma, tanto entre Tony Stark y Ultrón como entre éste y La Visión;
una relación donde el libre albedrío y la capacidad de desarrollar conciencia propia y ser responsable de los propios actos es clave y se convierte en el leit-motiv de unos personajes cuyas motivaciones van más allá de la mera anécdota. De esta forma (y gracias también al buen trabajo de James Spader) diálogos casi Shakespearianos salpicarán una trama tan potente como su villano. Al igual que un acierto de caracterización
"made in Whedon" es también mostrar a Tony Stark como lo que en el fondo es: un megalómano, un científico loco para el que el fin siempre justifica los medios, aunque dicho medios supongan trabajar a espaldas del resto de su equipo;
así como pintar a los héroes como una pandilla de monstruos e inadaptados que sin embargo se juegan la vida sin dudarlo porque saben que son los únicos que pueden salvar el mundo cuando la cosa se pone negra. Y a fe mía que se pone muy, muy negra. Porque por encima del resto de apreciaciones está la sucesión de batallas espectaculares donde destacan, además del vibrante comienzo, el espectacular enfrentamiento de Hulk contra la
Hulkbuster de Iron Man y
un impresionante clímax final en el que la situación se pone cada vez más fea y cundirán la destrucción masiva, el ruido y la furia. La lucha contra lo imposible. Porque este es el quid de la cuestión.
Aunque encontraremos personajes más perfilados y tridimensionales, con sus miedos y sus conflictos, no podemos perder de vista que la parte del león se la llevan las espectaculares escenas de acción, la épica en estado puro, las mastodónticas batallas en las que todo parece perdido, hechas a la medida de los Héroes más poderosos de la Tierra y en las que más que nunca las peleas están planificadas maximizando el trabajo en equipo, mostrando la potencia de un grupo mucho más cohesionado. Porque la sensación de que la cosa está muy jodida se pega a los huesos como la humedad.
Lo que no quita que encontremos también escenas de sobrecogedora belleza como el nacimiento de La Visión o las poderosas ensoñaciones de los héroes.
En cuanto a los personajes,
gana en profundidad sobre todo Ojo de Halcón (el gran damnificado de la anterior entrega). Personalmente su trama tampoco es que me aporte demasiado, aunque sí que le hace ganar humanidad y fondo.
Respecto a las nuevas incorporaciones, es todo un acierto mostrar a la Bruja Escarlata como uno de los seres más poderosos del grupo, empleando sus dones de una forma imaginativa y que deja entrever su casi infinito potencial. Sin embargo, Mercurio queda más en segundo plano. Quienes esperaran ver una batalla de
molancia entre este personaje y su versión de la reciente
"X-men: Días de futuro pasado" se verán algo decepcionados, ya que parece como si Disney hubiera dado la batalla por perdida (hay que reconocer que el personaje que tan bien interpretó Evan Peters se ha ganado el corazoncito de todos) y tiene una presencia secundaria. Por lo demás, el resto de personajes principales siguen tan bien plasmados como siempre.
En definitiva, Joss Whedon deja la franquicia con la satisfacción del deber cumplido ofreciendo
una montaña rusa de diversión, emoción y pura adrenalina que hará las delicias de los marvelitas y los amantes de las producciones "bigger than life" que envida a la grande con respecto a la primera parte y hace suyo el olímpico lema
"Citius, altius, fortius". ¡Excelsior!.★★★★
★
Por Antonio Santos
@thelordofsounds
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"SIN HILOS YO ME SÉ MOVER"
Impresiones
Así cantaba Pinocho en el momento en el que era usado como un bufón por un titiritero malvado en la película Disney, cuyo sello vuelve a estar permanente en ésta nueva entrega de Los Vengadores y que pone fin al ciclo de Joss Whedon como titiritero de éstos personajes al que se les faltó el respeto en la primera entrega de una forma sobrehumana, pero que convenció a la gran mayoría, dejándolo manifiesto en la taquilla. ¿Por qué digo esto? Básicamente, porque la primera entrega de Los Vengadores se merecía algo mejor y no una amalgama de efectos con mezcla de diálogos ridículos, situaciones vergonzantes y un humor que le perdía por completo. Fue el sello Whedon quien decidió tal cosa ya que él mismo escribe y dirige. No es difícil de identificar ya que si comparamos semejantes películas con la flagrante Capitán América: El Soldado de Invierno de los hermanos Russo, notamos que una está en el Everest y la otra en los montes de Málaga.
Probablemente como Whedon sabe que se le acaba el negocio en Marvel -ahora llora por irse a DC- ha querido hacer lo que le ha dado la gana, como le ha dado la gana, de la forma que le ha dado la gana. Pero ojo, Whedon no es un mal director y tiene momentos de lucidez, sobre todo si comienza a basarse en algunos de los cómics más emblemáticos de la última generación Ultimate. De hecho, la película goza de momentos y escenas que son espectaculares, pero falla en el contexto, en todo lo que le rodea. Y sí, la cinta tiene acción, pero también tiene momentos para echarse una siesta. No me interesa descubrir a la familia de Ojo de Halcón, ese héroe que va con un carcaj lleno de flechas, que si no dispara más de trescientas me quedo corto y que siempre lo mantiene lleno por arte de magia. Tampoco me resulta interesante la forma de control entre la Viuda Negra y Hulk y su relación amorosa -¿pero no coqueteaba con Ojo de Halcón en la primera entrega?- algo que solo sirve para aletargar aun más la extensa duración de la película, que si bien tiene acción, también tiene pausa y no consigue el equilibrio entre ambas. Sí, a la película le sobran cincuenta minutos, con cien van sobrados.
No todo es negativo, hay momentos brillantes como la primera interacción entre Ultrón y Jarvis, el ya mítico encuentro entre Hulk y el Hulkbuster de Stark y sobre todo dos de mis personajes favoritos del cómic original, me refiero al de toda la vida en blanco y negro, cuando Los Vengadores eran otros, hablo de La Visión y La Bruja Escarlata, ambos una pareja para el recuerdo que aunque se vislumbra en cierta escena que no desvelaremos, forman un equipo extraño pero imbatible. Podrían ventilarse a todo el grupo de Furia, pero entonces no habría película. Han sabido hilar muy bien la reconstrucción de La Visión, con el rostro de Paul Bettany en pantalla, de forma que conjugue con la actual agrupación, aunque su tono en el cómic era mucho más áspero, seco. Y es que volvemos al problema, ¿por qué es necesario tanto jijí jajá? Parece que no se quedan a gusto si no dicen una frase tras un breve silencio en plan humorístico antes de cambiar la escena y eso a mi me mata, porque si la primera Vengadores fallaba en algo era en su carga humorística que la volvía ridícula.
Es inevitable mencionar a Mercurio y compararlo con el ya triunfal personaje que apareció en la buenísima
X-Men Días del Futuro Pasado. No hay color entre ambos y aunque
Taylor-Johnson cumple, el interpretado en la saga de
Bryan Singer reina con toda potestad. Si bien el marco de circunstancias de ambos es diferente, no cabe duda que cuando veamos ésta película, echaremos de menos al que nació antes la pantalla, pero en ésto estamos tanto Antonio como yo de acuerdo. ¿Y qué podemos decir de
Ultrón? Es
un villano que por momentos goza de carisma, y aunque su plan es retorcido, da la impresión de ser un pelele, y si eres una máquina, no te deberías quejar como si te doliera, ya que no eres humano, tan solo es un cúmulo de datos que fluctúa por toda máquina o red, de ahí que su final me parezca algo cogido por los pelos, ya que ¡SPOILER!, si bien cuando es destruido por primera vez, utiliza internet para escaparse, no lo tendría muy difícil para hacerlo otra vez más.
Voy ahora con el mayor defecto de la película. Si dije que el humor era su gran traba, en ésta lo hay, pero con algo menos de intensidad que la primera, lo cual es de agradecer, pero sigue siendo un estorbo. Ésto se queda de forma secundaria cuando comprobamos que dentro de su amalgama de efectos y abundante acción en muchas de sus escenas, hay una mala realización o dirección de los fragmentos en movimiento. Los combates se muestran veloces, tanto que el ojo no logra ver apenas nada con nitidez, recordando al caso de la primera entrega de Transformers, cuando los gigantes autobots se daban mazazos a una velocidad que no podías ver nada claro y que resolvieron posteriormente a partir de la tercera entrega. En Los Vengadores: La era de Ultrón ocurre exactamente lo mismo. Desde su primera escena, la acción es caótica y por ello deben poner momentos de cámara lenta para que comprobemos que pasa algo en realidad. Lo mismo ocurre en el mítico combate entre Hulk y Hulkbuster y es una verdadera pena ya que se antojaba épico.
En resumidas, aunque mi reseña pueda parecer muy negativa, también he decir que al menos he disfrutado más que con la primera entrega, pero todavía le queda mucho camino y creo que el cambio de dirección le va a venir más que bien para que se acabe todo éste circo de marionetas donde Whedon ha creído ser más que nadie. Toda la maquinación está orquestada para continuar en lo que supone los títulos post-créditos más cortos de la historia Marvel, el futuro se muestra interesante y negro, sobre todo si siguen la trayectoria Ultimate, donde el cara a cara entre Iron Man-Capitán América nos debería explotar en los morros. Finalmente, la guinda la pone la banda sonora que a diferencia de la primera entrega, son Brian Tyler y Danny Elfman los encargados de reforzar el tema principal y darle carisma a la partitura, algo que carecía por completo la de Alan Silvestri anteriormente. En resumidas, es una película para ver en la gran pantalla. Probablemente a los seguidores del nuevo Marvel les encantará, ¿no?. ★★★★★