Una panda de jóvenes y esbeltos universitarios que se van de acampada a un lago en mitad de la nada. Unos lugareños con poco seso y menos sentido del glamour. Un cocktail tan trillado que pocas sorpresas nos puede ofrecer. ¿O sí?
Pues sí, si le damos la vuelta al concepto y hacemos que los personajes sean víctimas de sus propios prejuicios. Y si además aplicamos al producto una pátina de sano cachondeo, sangre y muertes tan absurdas como hilarantes la diversión está garantizada. Las víctimas seguirán siendo los universitarios, pero en esta ocasión víctimas de sí mismos y de sus ideas preconcebidas sobre los
"peligrosos paletos" que suponen un peligro latente. Cuánto daño han hecho las películas del terror adolescente en el imaginario colectivo...
Lo mejor de esta película es la falta de pretensiones y el concepto, que supone un nuevo escenario donde los seres humanos normales y corrientes, con nuestras virtudes y nuestros defectos, disfrutaremos contemplando a los siempre guapos, impolutos y apolíneos veinteañeros cayendo como moscas ante la atónita mirada de dos
"paletos" tan divertidamente inocentes como bonachones a los que las circunstancias harán parecer los típicos asesinos de película, nada más lejos de la realidad.
A esto ayuda el que los dos protagonistas están fantásticos como los bonachones e inocentones amigos que sólo intentan pasar un fin de semana de pesca y de pronto ven cómo todo a su alrededor se convierte en un baño de sangre. Se nota que ambos están más que rodados en la comedia porque le dan a sus personajes el tono que necesitan para proporcionarnos los momentos más hilarantes del metraje.
Los diferentes malentendidos entre los dos grupos enfrentados nos sacarán más de una risotada.
Sin embargo, por desgracia no se saca al planteamiento todo el potencial que tiene la idea. Por una lado, en el último tercio de película hay algún giro demasiado rebuscado que lleva la película por terrenos que no le aportan demasiado. Además, se nota que está rodada en Canadá porque es una película muy
"canadiense", con un exceso de buenrollismo que hace parecer en ocasiones que está rodada con el freno de mano puesto.
No es que escasee la sangre, que mana a borbotones (incluyendo muertes de lo más bizarras), sino que le falta un herbor, una buena dosis de locura, desbarre y desenfreno que le hubiera sentado de maravilla. Sólo pensar lo que hubieran sacado de esta premisa directores con la absoluta libertad creativa y falta de prejuicios de su última etapa como Kevin Smith o Don Coscarelli hace que se nos pongan los dientes largos. Sin embargo, tampoco hay que ser más papista que el Papa.
La película da lo que promete, ni más ni menos, y no es cuestión de pedirle peras al olmo. Ideal para desconectar las neuronas durante un rato y pasar una velada de risas, comida basura y birras con los amigos. Además, bastante mejor que muchos de los productos a los que parodia.
It's only rock and roll, but i like it.
★★
★★★1/2