CRAZY FOR YOU
Episodio pre-San Valentín de la serie. Por tanto, podemos esperar que parte de las tramas estén relacionadas con los debarajustes derivados de las flechas de Cupido entre nuestros protagonistas. Aunque por fortuna los guionistas han conseguido darle una vuelta de tuerca al concepto para plasmarlo de una forma divertida y acorde al espíritu desenfadado de la serie. De esta forma, no vamos a encontrarnos de nuevo (a Darkseid gracias) con un exceso de glucosa como el que padecimos en el episodio navideño. Eso quiere decir que las apariciones de Iris West se reducen al mínimo imprescindible para ser soportables. Los vericuetos románticos irán por otras vías.
Así pues, no es gratuito que el capítulo arranque con el habitual acto de heroísmo de Flash, que en esta ocasión deberá rescatar a una pareja de un coche en llamas antes de que explote. Esta escena, además del rescate de la feliz pareja, pondrá de manifiesto dos novedades: el entrenamiento está dando sus frutos, ya que la velocidad de Barry es cada vez mayor; y, sobre todo, ahora Flash se consolida como héroe oficial de Central City, siendo noticia en los periódicos, además de recibir las alabanzas tanto de los ciudadanos como de las fuerzas del orden. Otro de los actos de amor incondicional coincide con la aparición de un nuevo metahumano. Se trata de Lashawn Baez, alias Peek-a-Boo, a quien el accidente del acelerador de partículas ha dotado de la capacidad de teleportarse. Poder que empleará para sacar a su amado Clay de la prisión de Iron Heights. Unos Bonnie & Clyde de nueva generación que antes de emprender su huida más allá del horizonte necesitan saldar cuentas con un traficante de drogas local a quien Clay debe una pasta gansa. Esto dará lugar a una serie de enfrentamientos entre Flash y Peek-a-Boo de lo más divertidos. Poco puede hacer el hombre (casi) más rápido del mundo contra alguien que puede teleportarse a voluntad.
Mientras la policía investiga a los jóvenes criminales, Barry y Caitlin aprovecharán para redondear este San Valentín peculiar. Ambos han visto como sus respectivos amados están fuera de su alcance, Iris comprometida y Ronnie convertido en una bomba flamígera andante que no quiere cuentas con su antiguo mundo. Así que deciden que ya es hora de hacer borrón y cuenta nueva y darse un buen homenaje en forma de noche de fiesta, alcohol y karaoke. Una escena de lo más divertida que acabará con un dueto a lo Grease, el teléfono de una desconocida en poder de Barry y un chuzo legendario de la científica, que concluirá la noche de farra salvada por Flash de un vestido rebelde. Se agradecen estos momentos de escape que además sirven para evolucionar a los personajes. Caitlin ganará una resaca de campeonato y hacer las paces con su pasado, mientras Barry tendrá una cita alejada de su amor platónico... aunque casualmente será compañera de Iris en el periódico. ¿Son celos eso que experimenta al verlos marchar como dos alegres tortolitos?
Por su parte, Cisco también hará las paces con su pasado dejándose tentar por el lado oscuro que supone esa víbora de Hatley Hathaway. El Flautista tiene las claves para localizar pruebas palpables sobre lo que le pasó a Ronnie, y atrapará a Cisco en una nueva batalla de inteligencia de la que resultará a la postre ganador.
Si bien termina por darle a Cisco las pruebas que necesita, también logrará vencer en su particular duelo y escapar. Muy buena interacción entre ambos personajes, que tendrán que enfrentar no sólo las neuronas sino también los puños. ¿Pero qué pasó con Ronnie en el accidente? Que por mor de la Materia oscura acabó fusionando su esencia con el cuerpo del Dr. Martin Stein. Dos consciencias cohabitando en un sólo (y superpoderoso) cuerpo, dando lugar a Firestorm. Volveremos a saber de él en el futuro cercano.
Finalmente se produce la confrontación final de Flash y su superpoderosa rival, que trata de huir desesperadamente con su pareja criminal una vez que la policía entra a degüello en los dominios del traficante de armas y frustra sus planes de riqueza. Redada en la que interviene decisivamente la información aportada desde la prisión por Henry Allen, lo que le costará una buena paliza y dará pie a unas emotivas escenas entre padre e hijo (con revelación de que conoce su identidad superheroica incluida).
La victoria se cimentará una vez más en la mente preclara de Harrison Welles. Peek-a-Boo tiene una limitación en su poder, sólo puede teleportarse a sitios que puede ver. De esta forma, la solución radicará en apagar literalmente las luces tras una persecución cargada de adrenalina. Una metahumana más que pasa a engrosar la prisión especial de Star Labs y un corazón roto que, pese a haberla abandonado vilmente, sigue amando a su partenaire. Otros ya han logrado pasar página. Pero no se vayan todavía, aún hay más.
Otro destello de lo que promete ser un futuro episodio cargado de épica. Una presencia que se mueve por los oscuros túneles bajo la ciudad esperando su momento. Un nombre que, con sólo pronunciarlo, causa pavor: Grodd.
Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).