Sinopsis
En el número 7 de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París, nada es lo que parece. Dos de sus habitantes esconden un secreto. Renée, la portera, lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Paloma tiene doce años y oculta una inteligencia extraordinaria. Ambas llevan una vida solitaria, mientras se esfuerzan por sobrevivir y vencer la desesperanza. La llegada de un hombre misterioso al edificio propiciará el encuentro de estas dos almas gemelas. Juntas, Renée y Paloma descubrirán la belleza de las pequeñas cosas. Invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor. La elegancia del erizo es un pequeño tesoro que nos revela cómo alcanzar la felicidad gracias a la amistad, el amor y el arte. Mientras pasamos las páginas con una sonrisa, las voces de Renée y Paloma tejen, con un lenguaje melodioso, un cautivador himno a la vida.
Reseña
A pesar de que el exterior del número 7 de la calle Granelle no presenta diferencias apreciables respecto a otros elegantes edificios de esta zona burguesa de París, con su elegante fachada emulando el estilo arquitectónico de los antiguos palacetes, su patio y jardín interiores y su interior dividido en ocho pisos de lujo; lo que realmente hace especial a este bloque de apartamentos son dos de sus inquilinas: Renée Michel, la anodina portera del inmueble; y Paloma Josse, una precoz y solitaria adolescente. Ambas mujeres descubrirán que sus diferencias están derivadas de los prejuicios sociales y que, en realidad, son mayores sus semejanzas, encontrando en la otra la amistad que necesitaban para ser ellas mismas.
«La elegancia del erizo» es una novela sobre la
soledad y la complejidad para establecer relaciones en una sociedad regida por
las apariencias; así como la admiración de la autora hacia la cultura japonesa,
especialmente el cine de Yasujirō Ozu. Al mismo tiempo, Muriel Barbery realiza
una mordaz crítica contra el elitismo y la hipocresía de la burguesía francesa
a través de sus dos protagonistas, quienes acaban demostrando una inteligencia
que trasciende del conocimiento adquirido mediante los libros, la música o el
cine; sino de una sabiduría basada en personajes sencillos y acontecimientos
rutinarios, aquellos que, con frecuencia, tendemos a menospreciar sin ser
conscientes de su auténtico valor.
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La autora |
La mordacidad de su autora predomina en los capítulos
correspondientes al primer diario escrito por Paloma –encabezados por un
hermoso haiku que resume la conclusión principal-, en los que se describe a la
familia Josse y anécdotas cotidianas de esta disfuncional familia. La
caricaturización de estas escenas provoca una sensación de artificialidad,
precisamente porque todos los esfuerzos de sus miembros están centrados en
mantener una apariencia no solo ante la sociedad, también entre ellos. Durante estos capítulos, Muriel Barbery pretende demostrar la
hipócrita convivencia de los Josse, en particular, y de todos los habitantes
del edificio en general. La obsesión por conservar su estatus social y su privilegiado
nivel de vida les impide apreciar que, en realidad, son peces atrapados en una
lujosa pecera mientras contemplan con menosprecio el mar de mediocridad que les
rodea. Sin embargo, Paloma si es consciente de que esta circunstancia y, por
esta razón, escribe un segundo diario sobre la belleza de los actos más
sencillos cuyos párrafos acabaran permitiéndole conocer la elegancia oculta
tras la armadura creada por Renée Michel.
No obstante, estos fragmentos poseen un contenido filosófico y
dogmático demasiado complejo para aquellos lectores sin un conocimiento
específico de ambas temáticas. Es cierto que Paloma es una adolescente
superdotada, pero resulta poco creíble que todos los pensamientos retratados en
sus diarios posean semejante profundidad. En cierto modo, dificultan que el
lector pueda simpatizar con el personaje en comparación con los capítulos de
Renée quien, teniendo un conocimiento similar –o superior- al de Paloma, la
prosa es más coherente con el personaje. E incluso las escasas conversaciones
que mantiene nuestra protagonista con Manuela Lopes reiteran esta percepción,
pero desde una perspectiva más humilde y sincera, sin necesidad de utilizar
oropeles literarios superfluos que nada reportan a la historia –excepto
percibir a Paloma como la clásica adolescente de personalidad fatua y una
tendencia al victimismo tan característica de esta edad-.
Por fortuna, Muriel Barbery consigue equilibrar el tono de ambas
narraciones con la introducción de Kakuro Ozu. A partir de su primera aparición,
observamos una sutil –aunque significativa- variación en la rutina de la calle
Granelle. Finalmente, el lector puede conocer a la auténtica Renée Michell a
través de una serie de encuentros entre ambos personajes repletos de la belleza
asociada a la cultura nipona, con un ritmo diferente al resto de las escenas
que parecen detener el tiempo para que nos deleitemos con detalles
insignificantes que, poco a poco, adquieren una nuevo y maravilloso
significado.
Es cuando la relación entre los tres personajes evoluciona en
paralelo descubrimos la auténtica moraleja implícita en sus páginas, la
esperanza. Con independencia de nuestro pasado, jamás debemos perder la ilusión
por el futuro ni dejar de valorar el presente. De igual modo, no permitamos que
otros sean quienes decidan por nosotros simplemente porque se consideran en el
derecho de hacerlo al creerse moralmente superiores. Nuestra vida nos pertenece
a nosotros, ahora y siempre, pudiendo cambiarla cuando queramos sin importan lo
que piensen, digan o hagan lo demás. Y es aquí cuando conocemos a la auténtica
princesa rusa, a la Karenina de del número 7 de la calle Granelle que, a pesar
de tu trágico final, conoció una felicidad plena siendo ella misma, sin nada de
lo que avergonzarse o arrepentirse.
«La elegancia del erizo» es una novela reflexiva sobre la soledad en nuestra sociedad,
demasiado preocupada en las apariencias para conocer realmente a las personas,
aislándolas mediante nuestros prejuicios. Sin embargo, la inevitable atracción
de los opuestos permite a dos mujeres muy diferentes, Renée Michel y Paloma
Josee, recuperar la esperanza en el ser humano a través de una amistad sincera,
aunque incomprendida. Capítulos breves repletos de significado emulando la
belleza del cine clásico japonés, diálogos inteligentes y mordaces, un amplio
catálogo de personajes que oscilan desde los más humildes en apariencia hasta
los más caricaturescos en forma de comportarse y pensar… En definitiva, Muriel
Barbery ofrece al lector un libro que, en palabras de la propia Paloma, «tiene la elegancia del erizo: por
fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por
dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos
falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente
elegantes».
LO MEJOR: El personaje de Renée
Michel, atractivo por su humildad y sabiduría ignorada. Las descripciones de
los habitantes del número 7 de la calle Granelle, especialmente de la familia
Josse, con la finalidad de ridiculizar a la burguesía francesa. La introducción
del personaje de KakuroOzu que equilibra el tono narrativo de las dos
protagonistas.
LO PEOR: Los capítulos del primer
diario de Paloma resultan muy complejos para aquellos lectores con un escaso
conocimiento sobre filosofía o teología. El personaje de Paloma resulta
petulante durante la mayoría de la novela. A pesar del inesperado –y
trágico-final, resulta esencial para comprender uno de los mensajes más
importantes de la novela.
Por MariCarmen Horcas
Título: La elegancia del erizo; 368 págs.
Editorial: Seix Barral, 2015