El mundo del cine y el del periodismo siempre han estado íntimamente relacionados. Desde la delirante e incisiva
"Luna nueva" de Howard Hawks, pasando por hitos de la calidad y relevancia de
"Mientras duermes",
"Network", "Zodiac" o la reciente y caustica
"Nightcrawler", el séptimo arte nos ha ido dejando joyas ambientadas en el mundo de la prensa escrita y de su evolución natural, la
"nueva" prensa catódica.
En esta ocasión nos vemos involucrados en una investigación periodística real que tuvo lugar a principios del Siglo XXI en el seno de la ultraconservadora y católica ciudad de Boston y que acabó destapando un mayúsculo escándalo relacionado con abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica de Massachusetts; descubrimiento que acabó siendo la punta de un iceberg de dimensiones mastodónticas y ámbito mundial.
El referente más claro de la película sería "Todos los hombres del presidente", de la que este film hereda tanto la forma como el fondo. Una investigación capaz de hacer tambalear los cimientos de una institución tan firme como hermética (presuntamente); unos reporteros que se verán una y otra vez sometidos a la incomprensión de su entorno más cercano por intentar contra viento y marea destapar los trapos sucios que nadie quiere airear;
un equipo cuya labor de investigación llevará a toparse contra muros y obstáculos sólo salvables a base de empeño, horas de trabajo infructuoso, búsquedas laberínticas y la quijotesca épica del día a día; y, sobre todo, una verdad tan incómoda que tiene tantas posibilidades de convertirse en su vía de acceso al cielo periodístico como en su camino al infierno del olvido y el rechazo si no cuentan con unas espaldas bien cubiertas a base de pruebas férreamente blindadas.
Si el fondo bebe claramente de los mimbres periodísticos llevados a la gran pantalla por Alan J. Pakula, la forma y el estilo también encuentran influencias notables de este cine de denuncia con altas dosis de compromiso político y social que tanto caracterizó la década de los 70, y que nos enfrentaba a las sombras y recovecos de los poderes fácticos.
Estamos ante una película que bien podría haber sido rodada por los mismísimos Pakula o Sidney Lumet ya que pese a estar ambientada a principios de los 2000 no descuadraría nada trasladada a esa América de los 70, que destila sobriedad en cada secuencia y que descansa sobre un guión de precisión milimétrica, construyendo una trama atractiva y con un ritmo constante, y sobre unos personajes férreos, bien definidos y magníficamente interpretados por un reparto coral. La labor actoral es de primera magnitud, metiéndose en la quijotesca piel de unos personajes que creen en el beneficio social de su trabajo y soportan sus propios claroscuros. Podríamos destacar tal vez a un Michael Keaton que no deja de crecer desde su
resurrección cinematográfica a manos de Alejandro González Iñárritu y a Mark Ruffalo, quien se beneficia de interpretar al miembro más pasional e impulsivo del equipo.
Aunque el protagonismo está tan repartido que todos tienen su momento para brillar. Un gran trabajo de equipo.
No encontraremos tampoco nada en especial que la haga brillar hasta la excelencia y se puede echar en falta un plus de magia, de chispa, ese intangible que le dé el impulso definitivo para consolidarse como una firme candidata a encabezar los top del año. Sin embargo, siempre se agradece dejarse atrapar por un tipo de cine bien hecho, sólido y firmemente apegado a la realidad. No sólo eso, sino que nos enfrenta con mucha pericia a lo más terrorífico de los hechos que relata. El escándalo que destapa es terrible de por sí, pero más aún cuando hace explícita una revelación profundamente atroz: el reparto de culpas entre quien comete un acto infame y quien mira para otro lado si hacer nada. Una mancha indeleble que acaba marcando a una institución y una parte importante de la sociedad, incluidos nosotros mismos. Y esa incómoda verdad es la que arroja sin piedad a unos protagonistas que también arrastran su parte de pecado. Una película necesaria y de calidad notable que merece la pena disfrutar.
★★★
★★ 1/2