Llegamos a la resolución de todo el curso de acción abierto en el episodio anterior y, con él, a la trama relacionada con el misterioso planeta Maveth y su aún más enigmático habitante. Si bien el cierre no está la la altura de la temporada anterior, sobre todo porque le falta acción (un poco de la estopa y el ritmo infernal del último capítulo no hubiera estado de más), cumple con su papel de
dejarnos un muy buen cliffhanger y abrir nuevas incógnitas y cursos de acción con buena pinta para la segunda mitad de temporada.
Retomamos las tramas con dos escenarios bien diferenciados.
Por un parte, SHIELD se prepara para asaltar el castillo inglés donde HYDRA espera el regreso del peligroso y poderoso ente exiliado en Maveth. Por otra parte, el comando de rescate liderado por Ward ya se encuentra en la superficie del desértico planeta. Sin embargo, la segunda trama será bastante más interesante que la primera, que se queda un poco corta en cuanto a emoción, resultando muy plana. El director en funciones Mack conforma dos equipos. Él mismo junto con Bobbi y Hunter se encargará de llegar hasta el portal y controlarlo, asegurándose de que a través suyo únicamente regresan sus compañeros Fitz y Coulson. En paralelo, May se llevará a los
"Power rangers" para localizar y rescatar a Simmons.
El resultado se puede resumir simplemente con "al final entran y se juntan todos en torno al portal". Parece como si hubiera faltado tiempo (o vil metal) para darle un poco más de empaque a esta parte del capítulo, porque el gran enfrentamiento entre agencias se salda con la mayoría de la acción en segundo plano o resuelta mediante elipsis, lo que le resta mucha emoción al episodio.
Decepcionante. Sin embargo, sí que nos deja algunos puntos álgidos. Simmons aprovecha la confusión del asalto para liberarse (demostrando que su estancia en Maveth le ha dado un plus de dureza y recursos), acabando durante su huida en el almacén donde los contenedores con inhumanos en estasis esperan para conformar el ejército del ser maligno que está por llegar.
Cuando se ve acorralada se agarra a un clavo ardiendo: liberar a Andrew Garner de su cautiverio para que la proteja, con las consecuencias letales que esto conlleva tanto para los sicarios de HYDRA como para el resto de inhumanos confinados, a quienes en su identidad de Lash acaba asesinando salvajemente. También es remarcable el carácter de Mack cuando le toca poner los cojones encima de la mesa, así como de Daisy al final. Se nota que ambos están ganando galones. Poco más que destacar, porque la puesta de largo de los
"Guerreros secretos" tampoco es que sea para tirar cohetes.
Por contra, la parte que se desarrolla en Maveth resulta mucho más interesante. La ambientación sigue siendo muy buena pese a la escasez de medios, y esa fotografía grisácea nos transmite inmediatamente la sensación de desolación y aridez del escenario. Además, el tira y afloja de Fitz y Ward, y entre éste y Coulson, es muy interesante. El agente traidor no deja de ser un personaje que va ganando matices y, en el fondo, no es sino alguien necesitado de una figura paterna que acabó bajo la influencia equivocada.
En Maveth se despliega un juego de inteligencia contra fuerza bruta. Mientras Ward persigue su búsqueda del habitante misterioso del planeta Fitz trata por todos los medios de jugársela para rescatar a Will y dejar tirados al resto. Pronto el astronauta se une también a la expedición como guía para localizar el
Lugar maldito. Sin embargo, Fitz y Will se las apañan para librarse del resto y escapar, con Ward y su gente tras sus pasos... hasta que llega Coulson para darle la vuelta a la tortilla. Tras agradecidos toma y daca y giros sorprendentes llegamos al gran final. Una conversación entre Fitz y Will no sólo nos deja más información sobre el pasado del planeta (con esas 9 facciones enfrentadas eternamente entre sí) sino la gran revelación:
tras los hechos del capítulo 5, el enfrentamiento entre Will y el ser maligno se saldó con la muerte del primero. De hecho, es el segundo quien ocupa ahora el cuerpo del astronauta. Sorpresón aderezado por una vibrante pelea entre Fitz y quien ahora es Will por cruzar el portal, que se salda violenta(y ardiente)mente del lado del científico. Mientras tanto, Coulson se deja llevar por sus instintos primarios y, tras unos tensos momento de duda,
aplasta salvajemente el pecho del derrotado Ward con su mano mecánica, dejándola junto al cuerpo como quien se deshace de un miembro gangrenado. Un momento brutal aderezado por los emotivos recuerdos ensoñadores de Rosalind Price.
De esta forma, sólo queda el momento de duda de si podrán atravesar el portal a tiempo antes de que se cierre y May desde el aire torpedee el castillo para destruirlo hasta los cimientos junto con el portal (y con él la posibilidad de acceso a nuestro mundo del ser maligno).
Un último momento de tensión previo a la celebración por el reencuentro con todos los compañeros. Aunque Simmons no será tan afortunada cuando vea que Will no está en el grupo de supervivientes.
Muy buen final para un capítulo con altibajos que nos deja un cliffhanger de altura. La huida del maquiavélico Malick se ve interrumpida por un invitado inesperado: el cuerpo de Ward habitado por el ente oscuro, que también ha conseguido cruzar el portal finalmente. ¿Quién será esta presencia misteriosa? ¿Cómo consolidará su
"dominio" una vez que ya está entre nosotros? ¿Volveremos a saber de Lash? La resolución a estas y otras incógnitas nos espera a la vuelta de vacaciones.
Por Antonio Santos