"QUIÉN MEJOR PARA RESUCITAR A FREDDY QUE SU CREADOR"
¿De qué va?
Wes Craven está en términos de dirigir una nueva entrega sobre su creación, Freddy Krueger. Sin embargo, la actriz que hacía de Nancy, Heather Langenkamp, comienza a vivir una extraña fusión con su personaje, entre lo real e irreal.
Reparto
Robert Englund es Robert Englund/Freddy Krueger
Heather Langenkamp es Heather/Nancy
Wes Craven es Wes Craven
Miko Hughes es Dylan
John Saxon es John Saxon
Dirección
Wes Craven (Pesadilla en Elm Street)
Impresiones
La mano de un hombre con un jersey a rayas rojas y verdes fabrica un guante con cuchillas. Un guante más letal, más escalofriante. El hombre suelta su creación y coge un hacha y se corta la mano. La toma ha sido perfecta, Wes Craven está encantado. Heather Langenkamp, que presencia el rodaje, comienza a ver que algo no anda bien en el set. De repente, el guante cobra vida y mata a los técnicos en efectos especiales que la crearon… y entonces Heather despierta.
Así comienza La nueva pesadilla de Wes Craven, como un sueño dentro de una película, que a su vez está dentro de un sueño y todo dentro de otra gran película. La nueva vuelta de tuerca que supone el regreso total y definitivo del director a la saga –también vuelven el trío formado por Kurtzman, Nicotero y Berger, y supone su primera colaboración con el editor Patrick Lussier, que luego dirigiría San Valentín sangriento y Drácula 2001- y de su actriz protagonista diez años después de la original es un ejercicio de metacine en el que el cineasta se divierte a sus anchas jugando con la propia serie en sí –tiene la osadía incluso de criticar la muerte de Freddy y de erigir la primera película como la mejor-, analizando el star system y todo lo que se mueve tras la cámara cuando ésta no se encuentra rodando, y que permite a personalidades como Robert Englund, John Saxon, Robert Shaye o el mismo realizador interpretarse a sí mismos. Un juego llevado hasta el paroxismo –los actores acaban fundiéndose con los personajes a los que han dado vida durante años- para una franquicia que ya se divertía confundiendo realidad y ficción, y cuya dualidad se encuentra acentuada gracias a la efectiva banda sonora de J. Peter Robinson, que marca bien la diferencia entre ambos mundos sin olvidarse del trabajo de Charles Berstein.
La idea es buena, revivir a Freddy a través de un guión de una nueva película de Craven sobre el personaje, un libreto cuya gestación dictará el ritmo al que avance la trama de la propia propuesta. Y aunque el responsable de El sótano del miedo consigue no perderse en su propia premisa, se detiene demasiado en momentos que no llevan a nada y reincide una y otra vez en detalles como el de las llamadas del acosador que buscan solamente asentar el tema central de la cinta, pero que dejan la sensación de que sobra metraje. Escenas como la de la morgue, la del parque o aquellas que transcurren en la casa de Langenkamp, y especialmente las que tienen como protagonista al pequeño y cargante Miko Hughes –solamente la escena de madre e hijo en la cama funciona-, están demasiado alargadas y hacen que el conjunto se extienda más allá de los 110 minutos de duración. No es necesario extender tanto el guión para dar robustez a un argumento que con menos páginas se explica por sí solo y que funciona cuando va al grano.
Más psicológica que humorística, este cuento infantil convertido en pesadilla, aunque interesante, se convierte en un intento fallido por partida doble. Por un lado, porque con ella Craven busca resucitar la franquicia, y por el otro, porque también pretende resucitarse a sí mismo, algo que no se produjo a tenor de los resultados económicos de esta nueva pesadilla. No imaginaba que, para conseguir esto último, aún faltarían dos años más, cuando se cruzaría en su camino un tal Kevin Williamson. ★★★★★
Por Gerardo Medina
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.