A WANTED (INHU)MAN
Tras la catarata de emoción y el despliegue de ideas de los dos primeros episodios de la temporada toca tomarse un breve descanso con un capítulo algo más de transición, aunque con buenas ideas. Sin embargo, no todas sus partes están igual de bien desarrolladas resultando algo desigual en sus resultados aunque no por ello menos disfrutable.
Mientras Simmons se recupera tras su rescate in extremis, el equipo ha de afrontar una nueva mini crisis. Rosalind Price es puesta entre la espada y la pared por sus jefazos (empezando por el mismísimo presidente de los EEUU). La política siempre está por encima de la lógica y la sensatez aquí, allí y en la Cochinchina y lo que cuentan son los resultados y poder ponerse medallas de cara a la galería, así que le exigen a la agente resultados rápidos y visibles. Es decir, un Inhumano que poder mostrar como trofeo al pueblo sediento de sangre alienígena. Real como la vida misma. De esta forma, Rosalind opta por tirar de lo primero que tiene a mano, ese espécimen que salió a la luz en el hospital. La caza de Lincoln ha comenzado, y lo hace publicando su identidad por doquier, incrementando poco a poco el clima de desconfianza y repulsa hacia los nuevos metahumanos y convirtiendo al joven en el nuevo Enemigo público número 1 y el (in)humano más buscado de América. La situación dará lugar a una batalla en dos frentes; por una parte Mack y Daisy salen a la búsqueda de Lincoln antes de que caiga en manos de sus captores mientras Coulson y Rosalind entablan una partida de ajedrez paralela en la que se sucederán los órdagos, los faroles y los ases en la manga. Pese a que la situación de fondo está muy bien planteada la resolución resulta algo precipitada y fallida. El resultado será agridulce aunque aceptable como peor de los males por ambas partes: Rosalind accederá a relajar sus métodos y dejar en paz a Lincoln y Daisy a cambio de la colaboración de Coulson como asesor en su organización. La joven agente no se lo tomará demasiado bien, sobre todo porque la situación le ha costado la confianza de Lincoln, al que le quiere echar el guante no sólo por su condición de inhumano sino porque la pone como una moto despertando terremotos, pero de verdad. En el punto más positivo, la química e interacción Price-Coulson funciona muy bien.
Las otras dos subtramas del capítulo resultan mucho más redondas y añaden el fondo que caracteriza a la serie incluso en los episodios más transitorios (más quisieran otras series de las "largas" -22 capítulos siguen siendo una exageración- que conservar este nivel). May y Hunter inician su infiltración en la nueva HYDRA desde lo más bajo, esperando escalar posiciones poco a poco hasta llegar a Ward y ponerle de verano. Sin embargo, la entrada no es nada fácil. La nueva HYDRA requiere que sus colaboradores demuestren de qué pasta están hechos, y la única forma de conseguirlo es mediante una especie de Club de la lucha criminal. Sólo quien se deje la sangre y los parietales superiores pasará. Esto da lugar a una emocionante, divertida y brutal trama en la que Hunter se tendrá que batir el cobre contra una mala bestia mientras May descarga su frustración y tensiones internas con un trío de gañanes. Sangre, sudor y moratones para conseguir un resultado satisfactorio que veremos evolucionar en los siguientes episodios.
Por otra parte, sigue la aclimatación de Simmons a las características de nuestro mundo. Tras meses perdida en planeta con condiciones atmosféricas, gravedad, temperatura, etc., diferentes la vuelta a la Tierra no resulta fácil. El apoyo de Bobbi (otro juguete roto que tiene que lidiar con una incapacidad física que la incomoda) y Fitz resulta fundamental para retornar poco a poco a una vida normal, porque a la pobre los dedos se le hacen huéspedes y no es capaz ni de hablar de su estancia en tan extraño lugar. La sorpresa viene cuando, tras un entrenamiento, Bobbi encuentra a Simmons en el solitario laboratorio examinando los restos del monolito. Pero su objetivo no es deshacerse de ellos, sino ¡encontrar la forma de volver al misterioso planeta! ¿Qué quiere recuperar allí? Un nuevo frente abierto de lo más interesante. Sin duda, nos esperan grandes momentos y descubrimientos más allá de la última frontera.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).