Continúa evolucionando la serie y profundizando en el entorno de la Cocina del Infierno, el submundo criminal de la ciudad y, sobre todo, en ese gran villano que cada vez adquiere mayores tintes Shakespearianos llamado Wilson Fisk. Poco a poco Matt va descubriendo que una telaraña de crimen y corrupción cubre toda la ciudad, y su centro es la misteriosa y terrorífica figura de Fisk. Nadie sabe nada de él porque parece no existir, aunque su sombra se nota en cada rincón y tras cada actividad ajena a la ley. Es más, el aura con que se ha cubierto adquiere tintes míticos por el hecho de prohibir que nadie pronuncie su nombre. Más que nada porque el que lo hace corre el riesgo de acabar con una bala en la cabeza, con suerte.
Por su parte, el personaje de Matt también se sigue desarrollando. Por una parte, está hecho un auténtico
Casanova y su nueva "inquilina" Claire no tardará en caer en sus redes. El morbo del justiciero (y de tener más fibra que un palé de Special K) hace estragos entre el género femenino.
Aunque también se deja entrever ese lado oscuro que poco a poco va desarrollando, sobre todo a medida que va siendo consciente de la extrema dificultad de la cruzada que se ha auto-impuesto. Ese carácter sombrío y estragado sale a relucir en cuanto alguien escarba un poco en la superficie y traspasa la frontera entre el hombre y el justiciero.
Una vez más sale a relucir el eterno conflicto entre la persona y la máscara tan afín a este tipo de héroes urbanos y atormentados. ¿O acaso la verdadera máscara no es sino la fachada de abogado chispeante y comprometido? Claire será la primera (que conocemos, al menos) que advierte la dureza interior de Matt.
"No quiero enamorarme de alguien tan monstruoso como aquellos a los que persigue". La respuesta de Murdock será contundente:
"No lo hagas".
El proceso vital que atraviesa el héroe lo lleva de momento a bordear constantemente la línea que separa el fin y cualesquiera que sean los medios para conseguirlo. Sobre todo cuando se da cuenta de que todo el sistema está podrido hasta la médula. Una visita a la comisaría por un nuevo caso le hará testigo involuntario de un asesinato a sangre fría por parte de dos policías corruptos, lo que por primera vez le da una idea de la dimensión de aquello con lo que se enfrenta. Una evolución interesante para el personaje.
Mientras tanto, el mismo caso nos permitirá profundizar en la relación que se va estableciendo entre Karen y Foggy. Dos personajes llenos de química común que, enfrentados a un caso de abuso de un casero con pocos escrúpulos que quiere expulsar a los inquilinos de su edificio por pura especulación, verán como poco a poco van descubriendo algo que puede trascender la simple amistad. Veremos cómo evoluciona. Lástima que un momento íntimo y cercano se vea interrumpido por el mismísimo infierno.
Y es que Wilson Fisk por fin comienza a mostrar todas sus cartas. Su verdadero poder no es el que acabó con uno de los hermanos Ranskahov decapitado a base de golpe de puerta, sino
su capacidad de gobernar el mundo del hampa con mano de hierro enfundada en guante de seda y una inteligencia demoledora. Sabe que es cuestión de tiempo que el ruso superviviente acabe por relacionarlo con la muerte de su hermano, así que tranquiliza al resto de facciones involucradas y elabora un maquiavélico plan que se desarrolla al milímetro mientras tiene lugar una nueva cena con Vanessa. Un encuentro en el que ambos ponen las cartas sobre la mesa y se ve a las claras que son mucho más de lo que aparentan a simple vista.
Fisk también tiene buenas intenciones, en este caso salvar la ciudad de sus podridos cimientos, aunque el camino para ello sea volarla y reconstruirla a su imagen y semejanza. Una convicción, seguridad y demostración de fuerza que serán el detonante final que haga caer las barreras de Vanessa. En ningún sitio puede estas más segura que al lado de esa fuerza de la naturaleza. La magnífica escena final ejemplifica esta incipiente relación y el profundo respeto mutuo cuando ambos observan cómo la ciudad arde como resultado final del plan de Fisk; siendo un reflejo del final del capítulo 2, sólo que en lugar de un cuadro lo que observan es el lienzo en blanco en el que se convierte la ciudad, lista para que el artista Fisk la modele a su antojo.
Todas las sedes de la mafia rusa explotan simultáneamente con ruido y furia. La purga de la ciudad y el nacimiento de un nuevo imperio no ha hecho más que comenzar. El César ha hecho su primera gran demostración de fuerza, dejando claro tanto a enemigos como a aliados que no conviene oponerse a su reinado.
Por Antonio Santos