TRICKSTERS
En las antípodas de lo que comentábamos del episodio de esta misma semana de Arrow, esta serie sigue su bien asfaltado camino con un ritmo implacable. Se nota que todo está planificado al milímetro y, aunque una temporada tan larga deba someterse al peaje de los capítulos más de transición, la información que se ha ido dosificando está empezando a revelarse poco a poco para solaz y regocijo de los espectadores. Además, manteniendo una identidad tonal a prueba de bombas. Este episodio es el mejor ejemplo de ello. La diversión y sentido del humor que la serie tiene codificado en su ADN desde su inicio se complementa perfectamente con momentos genuinamente emocionantes y revelaciones asombrosas. Como la que protagoniza el prólogo. Retrocedemos 15 años en el pasado para asistir de nuevo al momento de la muerte de Nora Allen. Flash y el Flash Reverso protagonizan una lucha sin cuartel, que se salda con el resultado que ya conocemos, sólo que esta vez vemos cómo el Flash Reverso escapa y, en plena carrera, agota su energía y cae al suelo. Gideon le informa de que ha perdido la conexión con la Fuerza de la velocidad y, por tanto, no puede regresar al futuro. Lleno de frustración, se quita la capucha y... ¡no es Harrison Wells! ¿Quién demonios es este tío?
De vuelta al presente, unos extraños mini-paracaídas con paquetes llenan el cielo de Central City, aunque lejos de ser inocentes regalos producto del marketing resultan ser artefactos explosivos que siembran el caos entre los pobres transeúntes. Este método de intento de asesinato original y cachondón lleva marcado a fuego el ADN de un viejo conocido de la policía: Trickster (el Bromista). Sólo que no se trata del original, que lleva 20 años pudriéndose en Iron Heights, sino de una versión más jovial aunque igualmente destructiva. Para intentar detenerlo, ¿qué mejor que acudir al Bromista original en busca de ayuda, apelando a su orgullo contra quién está robando su nombre sin pagar derechos de autor? El pequeño inconveniente es que el villano está como una cabra. Una genial y muy divertida presentación del personaje en lo que, además, supone la curiosidad de contar con el mismo actor interpretando al mismo personaje en las dos series que ha tenido el velocista escarlata. Y es que Mark Hamill ya actuó como Trickster en la serie de los 90, en lo que supone una broma metaficticia de primera. Ciertamente, el actor se hace con el personaje aportándole un toque de histrionismo, excentricidad y grandilocuencia muy divertido, encontrando también numerosos guiños tanto a la serie original como a El imperio contraataca, El silencio de los corderos, Speed o Breaking Bad, lo que multiplica el disfrute del capítulo.
La información obtenida del Bromista original junto con una nueva trampa mortal preparada por el nuevo Bromista desembocarán en una carrera contra reloj tanto de Flash como de la policía en busca de una nueva bomba con capacidad para destruir la ciudad. Esto son bromas, y no las de Pablo Motos, hombre. Sin embargo, todo acabará siendo un gran truco para que el villano escape de la cárcel. Los dos Bromistas estaban conchabados desde el principio y el objetivo era liberar al veterano que, como tampoco es tonto, coge como rehén a Henry Allen para tener a raya a la policía mientras comienza la segunda parte de su plan: asistir a una recaudación de fondos del ayuntamiento para llenar sus propios bolsillos envenenando a los asistentes a champán limpio. Flash acudirá rápidamente a detener al dúo de Tricksters, aunque se encontrará con una bomba cinética pegada al brazo. Si baja de los 950 Km/hora, muere. Aquí será crucial la ayuda de Harrison Wells, quien siempre cuenta con una buena idea en la recámara. Aunque la confianza de Barry en él no pasa por su mejor momento, los siempre sabios consejos de Joe le harán recapacitar. Puede que huela a culpabilidad por todos los poros de su piel y que incluso haya estado involucrado en el asesinato de su madre, pero por algún motivo ha estado ayudándole y entrenándole desde que se conocen. ¿Por qué no aprovecharlo? De esta forma, los consejos de Wells permitirán que Barry conecte a un nivel más profundo con la Fuerza de la velocidad, enseñándole a vibrar a nivel molecular siendo capaz de atravesar objetos sólidos. Una vez liberado del artilugio explosivo, detener a los villanos y salvar a su padre será coser y cantar. Además de revelarle su verdadera y heroica identidad.
La tregua momentánea con Wells resultará ser sólo eso: momentánea. Mientras le vuelve a poner buena cara para que no sospeche, Barry seguirá conspirando con Joe para desenmascararle. A esta ecuación se añade una variable más. Eddie Thawne se incorpora al equipo (otro a quien se descubre la identidad de Barry, a este paso le falta ser portada del Semana) para alejar las sospechas de Iris y evitar que le cuesten la vida si se acerca demasiado a STAR Labs. Las sospechas de Barry no han hecho más que incrementarse. El conocimiento de las posibilidades de los poderes de Flash le encaminan en una única dirección: Wells es el Flash reverso. ¿Pero quién es el misterioso desconocido del principio? Una serie de flashbacks nos ponen en situación. Tras salir de casa de los Allen, Harrison Wells será observado por este mismo hombre misterioso, hasta el punto de que es quien provoca el accidente mortal que acaba con la muerte de la esposa de Wells. En ese momento revela su verdadera identidad y planes. Se trata del ya citado Eobard Thawne, que conoce los efectos y beneficios que el acelerador de partículas de Wells traerá consigo... en 2020. Sólo que no puede esperar tanto, por lo que utilizará un artefacto para pasar su consciencia al cuerpo de Wells, haciéndose pasar por él desde entonces. Nuevas incógnitas surgen a partir de aquí. ¿Queda algo del verdadero Wells, o el genio científico del nuevo habitante se basa en su conocimiento del futuro y el Gideon? ¿Cuáles son sus planes para regresar a su época? ¿Por qué quería a Barry muerto? ¿Formará su antepasado Eddie parte de este plan? Mucha tela que cortar aún para una recta final de temporada que promete emociones fuertes.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).