Comenzamos con el cambio de cromos entre Oliver y Roy. Con la confesión del segundo y sin más pruebas de que el primero sea quien realmente calza la capucha verde de Arrow,
Quentin no tiene más remedio que aceptar a regañadientes la liberación de su prisionero. Aunque eso no le restará ni un gramo al odio que siente por Oliver, tanto como para comenzar una campaña de acoso y derribo que deriva en registros indiscriminados tanto a la discoteca como a la casa de Thea, arramblando con cuanto encuentra a su paso para demostrar la culpabilidad de su objetivo. Tan marcada a fuego tiene esa obsesión que incluso recibirá un toque de sus superiores para dejar de dedicar recursos ingentes a un caso que ya está cerrado. Inquina viva la de este hombre.
Mientras tanto, la cosa se complica para nuestro justiciero. Sin poder hacer un movimiento al estar constantemente vigilado, los problemas se acumulan. Por una parte,
Roy las está pasando canutas en Iron Heights. No en vano la mitad de los inquilinos están disfrutando de las comodidades de la prisión por obra y gracia de Arrow, así que tener al arquero atrapado junto a ellos no deja de ser como echar un conejo a una manada de lobos. Cosa que pronto comprobará en sus carnes cuando una encerrona se salda con los instigadores recibiendo una buena dosis de jarabe de palo a manos de un Roy que no puede evitar sin embargo su primera visita a la enfermería. El futuro se plantea poco halagüeño para el chico. Para colmo de males,
un metahumano (interpretado por el gran Doug Jones) comienza a operar en Starling City. Con Oliver y su equipo atados de pies y manos, ¿quién se encargará de detenerle?
Es el momento de que Atom inicie su actividad como defensor de la ley. Aunque no lo tendrá nada fácil. Los extraordinarios poderes para absorber y emitir energía concentrada a través de los ojos (de forma similar al Cíclope de los X-men) del atracador de bancos superpoderoso
Deathbolt unidos a la bisoñez de Palmer causarán que el primer enfrentamiento entre ambos se salde con una dolorosa derrota y una huida desesperada. ¿Solución?
Aprovechar la tecnología de Palmer y las tablas para el combate de Oliver. En el segundo round, el arquero controlará a distancia la armadura convirtiéndose Palmer en una marioneta... hasta que el control se rompe y deberá demostrar toda su mala leche y fuerza interior para acabar con el villano. Una visita relámpago de Atom a STAR Labs para encerrar a Deathbolt en la prisión especial acabará con una revelación imprevista. El villano estaba en prisión fuera de Central City la noche del accidente del acelerador de partículas. ¿Cómo demonios pudo obtener sus poderes? Habrá que seguir este hilo en la serie de Flash.
Para el final quedan tres cliffhanger con muchas posibilidades. El primero, Roy muere en prisión, lo que resultará ser sólo una argucia llevada a cabo con la ayuda de uno de los guardias (amigo de Diggle) para liberar al chico, que ha de irse lejos de Starling City. El segundo parte de los flashbacks de Hong Kong.
Quien persigue a Oliver y sus amigos orientales no es Amanda Waller sino Matthew Shrieve, cuyos planes son liberar el virus recuperado por Oliver y Maseo para acabar con toda la población de China. Cosa de militares locos. El tercero y jugosamente brutal es el siguiente paso en el plan de Ra's al Ghul.
Si no puede convencer a Oliver de ser su sucesor ni por lo civil ni por lo criminal tendrá que ir un paso más allá, así que visita a Thea acabando violentamente con su vida. La única forma de salvarla será acudir a las milagrosas aguas del Pozo de Lázaro, para lo que Oliver no tendría más remedio que someterse y aceptar la voluntad de la Cabeza del Demonio. La cosa se pone cada vez más prometedora de cara a la recta final.
Por Antonio Santos