Capítulo de manual que refuerza el buen hacer de los responsables de la serie esta temporada.
Tras poner a SHIELD en el centro de una guerra civil, este episodio se utiliza para profundizar en dos personajes que se están ganando en importancia en este segundo tramo. Por una parte Skye, quien a su vez se utiliza como puerta de entrada a esa mitología de enorme potencial que son los Inhumanos. Por otra parte, Melinda May. Todo el capítulo gira en torno a ella desde tres vertientes distintas: su actual situación dentro de la nueva SHIELD, su pasado en la agencia y su particular e inesperada conexión con los Inhumanos. Un episodio perfectamente planificado que nos dejará más de una sorpresa en su desarrollo e incluso lanzará algún que otro dardo directo contra nuestros sentimientos.
El arranque ya deja claro que vamos a asistir a uno de los hechos que se llevan destacando desde que comenzó la serie. Siete años atrás una feliz y radiante May vive un matrimonio de película junto con Andrew, formando equipo laboral con Coulson. Su próxima misión: contactar con un posible metahumano en Bahrein y convencerlo de que entre en el programa de protección de SHIELD. Lo que viene siendo agregarse al Índice, ese archivo de la discordia donde Furia mantenía la relación de los metahumanos conocidos como base para su Proyecto Vengadores.
La referencia a Bahrein indica que se nos van a ofrecer respuestas sobre los misteriosos hechos que cambiaron a May para siempre y dieron pie a su mítico apodo de
"La caballería". La misión pronto se va al traste cuando el objetivo en cuestión, una mujer dotada de fuerza extraordinaria llamada Eva Belyakov, no está muy de acuerdo en unirse a Coulson y queda encerrada en una casa junto a un grupo de mercenarios con una niña como rehén. A partir de aquí todo comenzará a ir de mal en peor. En primer lugar el equipo de operaciones especiales de la misión (
"La caballería") irrumpe en la casa pero misteriosamente dejan de dar señales de vida.
Esto llevará a que May intente entrar en el lugar para desentrañar qué demonios ha pasado antes de que las fuerzas del orden de la ciudad tiren por la calle de en medio y arrasen el lugar hasta los cimientos.
De vuelta en el presente
vamos a Afterlife para descubrir que Skye comienza a controlar sus extraordinarios poderes con la ayuda de Jaiying. Un don que puede ser tan destructivo como sutil, permitiendo jugar con la frecuencia propia de cada persona, animal o cosa y, por tanto, permitiendo desde provocar una avalancha en una montaña hasta sacar música de la vibración de una copa. De esta forma,
poco a poco va aceptando su nueva naturaleza y comprendiendo que sólo necesita conocerla y controlarla para sacarle partido, dejando de verse como un monstruo. Algo muy diferente a lo que le ocurre a Raina. La chica sigue luchando contra su nuevo y punzante aspecto a la espera de que su verdadero don salga a la luz. Por otra parte, por fin se revela de forma muy emotiva la verdadera relación materno-filial entre Skye y Jaiying, un momento lleno de emoción que conlleva también un secreto. Nadie puede saber que en realidad son madre e hija porque las relaciones familiares (y sobre todo saltarse el orden natural de las cosas) están mal vistas en la comunidad de Inhumanos desde que una madre robó unos
cristales terrígenos para su hija, quien no había
pasado el corte debido a su esencia oscura. La sorpresa viene cuando se desvela que huyeron a... Bahrein. De esta forma,
ambas líneas argumentales se funden cuando May descubre por las malas que la niña a la que intenta rescatar es la hija de Eva y una metahumana con el poder de controlar a los humanos como si fueran marionetas, alimentándose de su dolor. Un descubrimiento que se convierte en trágico cuando, para evitar que todos los miembros su equipo caigan como moscas, se ve obligada a matar a la niña. He aquí el acontecimiento que la transformó por completo rompiendo algo en su interior, apartándola del servicio activo y añadiendo una negra y pesada carga a su conciencia.
Mientras tanto,
la May del presente comienza a descubrir cosas que hacen saltar todas sus alarmas. Coulson le estaba ocultando cosas, como la existencia de un Protocolo Theta y unas investigaciones de Simmons que habían sido destinadas en secreto a proporcionar avances tecnológicos a Deathlock. Muchos secretos, junto con alarmantes desviaciones del dinero de SHIELD hacia la construcción de una base secreta, que conducen a una dirección hipotética pero plausible:
Coulson está preparando su propio equipo de metahumanos. La verdad puede estar en el cubo de Furia. ¿Pero dónde está el cubo? Lo sabremos en un divertido cliffhanger en el que Fitz logra abrirlo y usarlo para contactar con Coulson y Hunter.
Poco a poco el equipo se va reuniendo, aunque los secretos comienzan a colocar unas barreras hasta hoy impensables entre May y Coulson. Por otra parte, un tiempo muerto en las hostilidades entre Skye y Calvin Zabo derivará en una tregua temporal en forma de cena familiar que quita una nueva losa de la torturada vida de la chica a la vez que proporciona otro dato revelador: el poder de Raina tiene toda la pinta de ser predicivo, permitiéndole anticipar acontecimientos futuros. En definitiva, muy buen capítulo lleno de emoción y sentimientos a flor de piel que demuestra que una serie gana enteros cuando se preocupa por sus personajes.
Por Antonio Santos