ROGUE TIME
Tras el final apoteósico del capítulo anterior, toca atar unos cuantos cabos de las mil preguntas que quedan en el aire. Evidentemente, los muy ladinos de los guionistas nos han puesto la miel en los labios para darnos un ¡zas! en toda la boca enseñándonos lo que muchos queríamos ver (o intuíamos que podía pasar) para desmontarnos el chiringuito en un abrir y cerrar de ojos. La consumación de esa tensión romántica entre Iris y Barry, las graves heridas sufridas por el capitán Singh, la ciudad a punto de sucumbir bajo un maremoto, el desenmascaramiento de Harrison Wells como malvado de la función y la puesta en claro de sus objetivos... Sin embargo, todos esos momentos se han perdido merced a que esa combinación de Fuerza de la velocidad y testosterona y adrenalina por las nubes de Flash nos ha llevado un día atrás en el tiempo. Nada de esto ha pasado... por mucho que Barry intente repetirlo.
En primer lugar, Wells que no es tonto (y tiene experiencia en viajar en el tiempo) descubre la verdadera razón del extraño comportamiento de Barry, ofreciéndole un sabio consejo: repetir paso por paso los acontecimientos ya vividos. Jugar con el tiempo es muy peligroso, todos sabemos que tomarse a la ligera conceptos como el "efecto mariposa" pueden provocar resultados devastadores. Así que Barry hace lo más lógico: pasarse el consejo por el forro de la cerviz y arreglar todos los desaguisados del día anterior, empezando por poner al Hechicero del clima a buen recaudo desde el minuto uno. Evidentemente, a partir de ahí se empezarán a suceder los desastres uno tras otro. Cuando uno le toca los bemoles al tiempo, éste le suelta un guantazo con la mano abierta. El primer desastre para abrir boca: sustituir a un villano por dos. El Capitán Frío y Ola de Calor han vuelto a la ciudad. Y no lo han hecho solos, con ellos traen a la hermanita de Snart, Lisa, que es una malota de cuidado. Fiel a su personalidad calculadora, Snart tiene los deberes hechos y la hoja de ruta trazada con tiralíneas. Primer paso: hacerse con el control de los bajos fondos de Central City. Segundo paso: buscar la forma de derrotar a Flash. El primero es sumamente sencillo para alguien con la falta de escrúpulos de este grupete. La segunda parece más compleja, pero Snart lo tiene todo controlado. Una máquina es tan fuerte como su pieza más débil, y esto puede extrapolarse a Flash. De esta forma, secuestran a Cisco (no hay un anzuelo más infalible que una femme fatale) con un doble objetivo. Por una parte, tener al héroe bien agarrado; por otra, conseguir que quien fabricó las armas de frío y calor originales vuelva a llenar su arsenal. Además, con un extra. Una pistola tuneada al gusto de la chica mala; nada menos que un arma que dispara oro líquido. Acaba de nacer Golden Glider, villana traviesa y amoral donde las haya.
Sin duda, lo mejor del capítulo lo ofrece ese Leonard Snart tan bien perfilado y tan lleno de matices. El hombre del plan, que no deja nada al azar y siempre cuenta con una vía de escape. En este caso, su forma de lograr la colaboración de Cisco será secuestrando también a su hermano. La tortura al familiar nunca falla, aunque se lleven como el perro y el gato. De esta forma, logrará no sólo obtener sus armas, sino también ir un paso más allá. Sólo hay una manera de que ambos salven la vida: que Cisco desvele la identidad secreta de Barry. El plan de Frío es brillante; la forma de llegar a la situación, no tanto. Tal vez hubiera sido menos forzado que la presentación de la familia de Cisco y su tirante relación se hubiera esquematizado antes, pero así es la TV. A continuación vemos aparecer a Cisco en Star Labs, así que la cosa es clara.
Snart ha cumplido su palabra pero tiene en su poder la identidad secreta de su enemigo. Finalmente, otro plan maestro de Frío dará pie a una espectacular escena de asalto a un camión mafioso cargado de efectivo contante y sonante, escena que dará pie a un tenso enfrentamiento cara a cara entre Flash y Snart. Fiel a su carácter, el villano lo tiene todo planeado al milímetro. Si acaba entre rejas, la identidad secreta de Flash se hará pública y rodará por Internet al instante.
Esto lleva a un pacto entre caballeros: Barry dejará actuar a Frío y sus rogues con la condición de que no haya asesinatos de por medio, y éste mantendrá a salvo su identidad. Así que aquí tenemos el origen de la norma que siempre ha caracterizado a los villanos de Flash: no matar.
Como tramas más secundarias, por desgracia el capítulo se resiente por el exceso de metraje edulcorado dedicado al tira y afloja amoroso de Iris y Barry. El chico, seguro de sí mismo tras los hechos del capítulo anterior, rompe con Linda (tú te lo pierdes, chaval, al menos ella tenía sangre en las venas) y vuelve al acoso y derribo romántico contra Iris. Situación que se saldará con un cabreo de la joven y un buen derechazo de su novio oficial. No se puede jugar con el tiempo, Barry... Al menos, Caitlin logrará resolver la situación a base de tecnocháchara. Mientras tanto, Wells rompe también su línea temporal, lo que le puede costar caro. En este caso, haciendo algo que no hizo en el "futuro" de Barry: acabar con Mason Bridge y eliminar las pruebas que el periodista tenía sobre el lado oscuro del científico antes de que las publicara.
Lo que Wells no sabe es que el Barry de un día en el futuro ya conocía la existencia de estas pruebas, aunque no les había dado crédito... hasta ahora. La muerte de Bridge hace saltar todas sus alarmas y, por primera vez, pone a su mentor en el punto de mira. Un punto de inflexión interesante para un capítulo que ha acabado dando menos de lo que prometía desaprovechando una premisa extraordinaria, aunque el carisma de Frío y sus Rogues hace que el viaje haya merecido la pena.
Por Antonio Santos
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).