THE FLASH IS BORN
Tras la potencia de los capítulos anteriores, toca episodio de transición, un episódico que sirve para asentar las relaciones del protagonista y enfrentarlo a uno de esos seres abyectos temibles para cualquier chaval canijo, tímido o diferente: el abusón de instituto. En este caso, personificado años después en el villano de turno que ha tenido la suerte (o mala suerte) de verse afectado por la onda expansiva del acelerador de partículas y ver su cuerpo fusionado con un montón de chatarra. Así que, efectivamente, tenemos la presentación en sociedad de Viga, Tony Woodward. Un enemigo que, la verdad, mucho ruido y pocas nueces. Una versión "low cost" del Coloso de la Patrulla-X sólo que ha llevado a su vida adulta su actitud como chulo de instituto. En esta ocasión, sus nuevos poderes para transformar su cuerpo en metal le servirán para hinchar su ego, cogiendo lo que le da la gana e intentando ligarse a la chica más mona, en este caso Iris West. Aunque la verdadera obsesión de Tony es vencer a la sensación de la temporada en Central City (que no es otra que Flash) y volver a ser el rey de la fiesta. Y el mejor medio para llegar a Flash es Iris, que es quien parece conocerlo mejor a través de un blog con cada vez mayor número de visitas dedicado al misterioso velocista.
La verdad es que es villano no tiene mucha sustancia más allá de la pura anécdota y de que los espectadores disfrutemos de la fantasía de poder poner en su lugar a quienes en algún momento nos han hecho la vida imposible. Aunque como siempre la victoria será cara de conseguir. Es lo mejor de esta serie. Acabar con el chulo-piscinas le costará a Barry dos derrotas de lo más dolorosas (gracias a la curación en tiempo record que le otorgan sus poderes porque si no, no nos habría durado dos capítulos) y sólo podrá hacerlo gracias al cerebro de Caitlin y Cisco. Y a que le echa un par de narices en una espectacular escena final en la que tendrá que superar la velocidad del sonido para hacer mella en la metálica jeta de su enemigo. Finalmente, Barry e Iris harán las paces y el propio héroe le dará el nombre oficial y definitivo a su álter ego: Flash. Mucho mejor que La mancha o El rayo, desde luego.
Mucho más interesantes son las escenas en las que se profundiza en determinados personajes y relaciones de Barry. Por un lado, Eddie Thawne empezará a ser algo más que el rival sentimental de Barry y perchero de mandíbula cuadrada, enseñando a su compañero las bondades de pegarle puñetazos a un saco para desestresarse y despejar la mente; y de paso, aprender circunstancialmente cómo usar su velocidad para aumentar su fuerza. Por otra parte, y copando la mayor parte del interés del capítulo, Joe West recurre al Harrison Wells para que le ayude en la parte científica de su investigación sobre el verdadero culpable del asesinato de la madre de Barry. Aunque esta petición de ayuda resultará no ser sino sospecha, ya que casualmente el doctor se estableció en Central City días después del crimen. Un nombre, Tess Morgan, demostrará la verdad y, con ella, que se firme la paz entre el detective y el doctor. Wells llegó a la ciudad tras perder a su esposa Tess en un accidente de tráfico y dejar atrás todo su pasado cambiando de aires. Casualmente justo después de los extraños sucesos en casa de los Allen. ¿O tal vez no sea todo tan casual? ¿Estarán relacionadas de alguna forma las muertes de Tess y de Nora? El final del capítulo sigue ahondando en estas incógnitas. La extraña fuerza que acabó con Nora se manifiesta en casa de los West en presencia de Joe, robando todo el material sobre la investigación de la muerte de Nora y dejando un mensaje claro a cuchillo: "Deja de investigar o Iris morirá". No puede ser casualidad que ocurra justo tras la conversación entre Joe y Harrison. Aunque conociendo lo bien que se están planteando las tramas de esta serie, no tengo duda de que los guionistas están jugando con nosotros y nos la van a dar con queso.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).