Para muchos es la obra maestra de
Alfred Hitchcock. Muchos son los críticos que la han incluido
entre las mejores películas de la historia. Más recientemente, la prestigiosa lista de la revista
Sight and Sound, que se realiza cada 10 años la puso en cabeza de las 50 mejores películas. Cada cual puede hacer su propia lista, es evidente, pero cuando un gran número de afamados críticos deciden darle el puesto que habitualmente ha ocupado
Ciudadano Kane, empiezas a ver esta cinta con otros ojos. Curiosamente en su momento
no recibió precisamente grandes críticas, y no obtuvo el respaldo del público. Únicamente recibió dos nominaciones a los Oscar, aunque como me gusta recordar, eso no indica nada.
Ese monstruo de la interpretación que era James Stewart da vida a John "Scottie" Ferguson, un prestigioso agente de policía de San Francisco que ha de retirarse antes de tiempo tras descubrir que sufre de vértigo, lo que le imposibilitó el ayudar a salvar la vida a un compañero durante una persecución por unas cornisas. Justo cuando empieza a disfrutar del retiro, y mientras trata de superar su fobia a las alturas, un antiguo conocido le pide un trabajo como detective privado: seguir a su mujer (Kim Novak), la cual piensa que es poseída en ocasiones por el espíritu de su bisabuela, y evitar que cometa una imprudencia. Scottie pone a reparos a dicho trabajo hasta que ve a la mujer por la que se enamora inmediatamente. Ella conduce todas las tardes y suele hacer las mismas paradas a lugares que después afirmar no recordar o no haber pisado jamás. Parece que lo de la posesión es cierto. El personaje de Stewart informa al marido de las diferentes paradas de la mujer, hasta que un día ella se lanza al mar, junto al Golden Gate, y él ha de salvarla. Comienza de esta manera la relación entre ambos.
Difícilmente se puede decir más sobre el argumento ya que hay varios giros inesperados que captarán la atención del espectador durante todo momento. Pero si podemos hablar de otras cosas. Por ejemplo, la inmejorable técnica de Hitchcock con los diferentes planos que usa según el momento de la historia; las transiciones que usa con vivos colores durante los momentos en que alguno de los personajes está soñando o teniendo alguna revelación; el tema de la "conexión" del mundo entre vivos y muertos; el amor de James Stewart hacia el personaje de Kim Novak, que llega a límites inimaginables durante la última hora de la película; la iconografía sexual (el bastón al comienzo de la película, Kim Novak desnuda en la cama de Stewart tras haberla salvado, la figura de la amiga de Scottie trabajando en el diseño de ropa interior, la forma fálica de la famosa torre a la cual Stewart no puede subir como alegoría a su impotencia sexual); la soberbia banda sonora de Bernard Herrmann... tantas y tantas cosas que resaltar sobre esta genial película, que darían para un señor especial.
La película está basada en la novela Pierre Boileau y Thomas Narcejac, en la tratan con mayor profundidad el personaje de Scottie Ferguson. Eso no impidió a Hitchcock hacer suya la historia, convirtiéndola en posiblemente su película más personal. Más específicamente, a sus fracasos a la hora de conquista a las actrices con las que trabajaba y de las que estaba perdidamente enamorado, ya que Vertigo, por encima de todo, es una historia de amor. La protagonista, Kim Novak, fue elegida por Hitchcock después de que Vera Miles (Psyco) rechazase el papel por su embarazo. A Hitchcock eso le sentó como una patada, y nunca llegó a tener una buena relación con Novak.
•Calificación: 9.5/10
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.