De todos los videojuegos existentes,
Duke Nukem se ha ganado a pulso varios reconocimientos históricos, y no precisamente buenos, pero quizás el que se lleva la palma es el de aportar a la mayor industria del entretenimiento actual el culebrón más largo - me refiero a
CATORCE años desde su anuncio- de desarrollo, con constantes retrasos y cambios de programación. Sin embargo y dejando la duda para una conclusión ¿Han merecido la pena esos CATORCE años de espera?
Duke Nukem Forever es la continuación directa del superventas e icono generacional
Duke Nukem 3D (1996), el cual rompió moldes en cuanto a los limites que podía transigir un mero videojuego.
Duke Nukem 3D aportaba acción y desenfreno, donde podías atacar cerdos alienígenas en primera persona con lanzamisiles y luego entrar en un club de striptease y pagar por un baile o una breve escenita subida de tono. De hecho rejugar el apoteosis final de Duke Nukem 3D pone inicio a la última entrega- hasta el momento
Han pasado doce años desde la pasada entrega y el propio personaje nos lo recuerda al empezar la historia. Un poquito de autocrítica no está de más. A Duke no le va nada mal, tiene todo lo que pudiera desear: Un enorme edificio de lujo en Las Vegas decorado con estatuas de oro de él mismo, todas las chatis que puede llegar a desear una clase entera de adolescentes en un internado diferenciado, y una gloria absoluta a nivel planetario a lo Mr. Satán de
DragonBall. En cierto modo es lo justo por haber salvado él solito el tercer astro contando desde el Sol. Sin embargo, y para variar, los alienígenas han vuelto (más tarde que temprano) y han dado a Duke donde más le duele: ¡Están raptando a todos los pivones de la tierra (por fines meramente reproductivos) delante de sus narices! Ah, y como detalle también están sembrando el caos y la destrucción. Duke tendrá que volver de su idílico retiro a patear culos, destruir emplazamientos y ¿Buscar consoladores en su night club? ¡¿Por qué no?!
El viejo Duke sigue siendo el mismo redneck con baja fibra moral. Es de agradecer que el propio
Jon St. John siga siendo responsable de buena parte de su protagonismo aportándole mucho más que la voz original. En España contamos con
Luis Bajo, actor con un enorme rodaje que ha puesto voces a
Brian Griffin de Padre de Familia,
Charlie Sheen o el locutor del canal TCM autor, que cumple muy bien con el registro. Duke, tiene las ideas muy claras y no se complica demasiado ante los obstáculos, simplemente los destruye.
Como dijo una de sus fans “es más duro que Chuk Norris”, aunque la verdad es que no creo que sea tan poderoso. Ni él ni nadie. Bueno, yo sí.
En cuanto al propio juego, nos encontramos con que el gameplay es de shooter a la vieja escuela. Quizás sea uno de los inconvenientes más acusados a priori. Los shooters en primera persona se ha masificado demasiado con la irrupción del juego Online y las sagas de
Call of Duty, Halo, Gears of War y derivados han redefinido el género, que ya de por sí ha evolucionado al igual que su público. Por ello no se adapta muy bien a las mecánicas más técnicas y dinámicas que suelen aportar los títulos ya referidos, sino más bien ofreciendo un enfoque de control simplista y crudo.
La libertad de acción de Duke, por otro lado es muy generosa. Además de la barra de munición, Duke cuenta con un sistema de vida basado en su barra de “Ego”. Esta barra de ego hace las veces de escudo antes de comenzar a restar vida y se va rellenando con el tiempo, sin embargo lo interesante es cómo aumentar dicho “Ego”: Ganando puntuaciones al pinball, encestando canastas, haciendo pesas, ojeando “revistas de tetas” o buscando fotos obscenas en los ordenadores. Existe una barbaridad de
acciones secundarias que son capaces de recompensar, lo cual, en este juego tiene un doble filo para el jugador. Por un lado tenemos una especie de “búsqueda” por ver con cuantas cosas podemos jugar o interactuar, lo que pierde su gracia con el uso de guías. Por otro lado este sistema de “Ego” hace que en el juego principal, Duke repita un continuo sistema de ataque a discreción hasta quedarse sin barra de protección, esconderse hasta restaurarla y volver a empezar. Sin duda es una buena parodia de muchos sistemas actuales de recarga de “vida” pero esa estrategia no casa con la personalidad de un machote como Duke. De todos modos supongo que en los niveles de dificultad más asequibles no habrá que pasar por estos procesos.
Además, Duke
no solo va de aquí para allá disparando a diestro y siniestro, sino que resuelve puzles (muy simplones en su mayoría), ataca desde torretas en helicópteros, conduce un mastodóntico MonsterTruck cargado de nitro e incluso hace de héroe plataformero según lo requiera la situación. El guión ha sabido amasar una gran variedad de localizaciones y situaciones que van desde batallas subacuáticas a persecuciones en autovías en derrumbe, o infiltraciones en franquicias de hamburgueserías y casinos reducido al tamaño de un vaso de tubo, sin pajita (esa se la hacen en su Night-club, para desbloquear un logro y subir la barra de Ego, como ya explique antes).
El multijugador va en paralelo con el propio modo campaña, en el sentido que los aficionados al nuevo modelo de shooter lo encontraran nefasto y da la sensación de que fue insertado sin demasiada visión de prolongar la vida al juego. No existe el modo de multijugador local a pantalla partida en ninguno de los modos seleccionables, y de hecho en las partidas online de hasta 8 jugadores todos juegan COMO DUKE! Eso sí, puedes personalizarlo cambiando la camiseta, o las gafas o poniéndole un sombrero que se van desbloqueando conforme vas subiendo de categoría.
Los escenarios siguen la tónica de los años 90 consistiendo en ofrecer poca estrategia a cambio de mucho salto y explosión. Eso no quita que no lleguen a ser entretenidos. El premio por avanzar de categorías además de las no demasiadas y ya referidas customizaciones del modelo de Duke es la inclusión de elementos en “El Picadero de Duke”, que viene a ser una enorme sala donde se desbloquean ilustraciones, estatuas, renders, juegos y hasta 8 pibas a las que puedes literalmente (vamos, dándole al botón X) comer con los ojos.
El Juego en sí, ya hablando del apartado técnico, presenta tres severos problemas de cara a un público mayoritario:
El primero viene a ser su apartado técnico. Si viene es cierto que la gran mayoría de retrasos fueron originados por los distintos traspasos de licencias y adecuación de varios motores gráficos (desde el
Quake Engine del 96 hasta el
Unreal Engine actual) lo cierto es que los renders y texturas tardan en cargarse más de lo que uno esperaría de cualquier juego de más de un lustro teniendo en cuenta que estamos ya asistiendo al eclipse de la generación actual de consolas y el juego salió hace poco más de un año. A pesar de que la ambientación no solo es notoriamente variada muchas veces las animaciones o físicas de los pnj´s simplemente se encuentran muy por debajo de lo que cabía esperar para el supuesto tiempo de fermentación que ha experimentado. Independientemente
el modelo de Duke parece un muñeco de plástico cuando se admira en el espejo (también con el botón X otorgando extra de ego dicho sea de paso)
En segundo lugar tenemos el que puede ser el error más acusado e irritante:
Los tiempos de carga nos devuelven a los tiempos de la PlayStation original (1995-2001 aprox.). Estamos hablando de entre 30 segundos y ¡casi el minuto! Con lo que teniendo en cuenta que es muy probable ser aniquilado con frecuencia en el modo campaña llega a ser muy frustrante repetir el ultimo checkpoint tras un periodo de tiempo leyendo consejos in game, eso sí, la mar de interesantes como “beber cerveza aumenta tu resistencia al dolor” o “Si te quedas atascado busca la solución en internet”.
Finalmente y quizás fuera de apartados de engine y programación y ya hablando como juego en estado puro, el error que posiblemente pueda ser más técnico viene a ser que el festival de disparos se ve interrumpido por
enemigos que más allá que desafiar al jugador, llegan a ser molestos y nada divertidos, lo cual aderezado a que Duke pasa casi tanto tiempo escondido y saltando en mitad de tiroteos hace que muchas veces uno se plantea si es el mismo macarra de las anteriores entregas. De hecho el solo poder llevar consigo DOS armas distintas no ayuda a eliminar los distintos tipos de bicharracos que asaltan la pantalla cuando la munición empieza a escasear.
El monstruo Final
El emperador Cycloid, un tipo con un solo ojo pero con 4 metros de altura y armado con un cañón devastador. Sin duda una criatura peligrosa que aparece como adversario al principio del juego y como enemigo definitivo final, mucho más curtido, todo sea dicho. Sus mayores malezas consisten en secuestrar a todas las tías buenas terrestres y ordenar la redecoración con cierto toque a ruina cada de escenario del juego, lo cual no es poco. Todo indica que no pudo superar que Duke acabara con los anteriores mismos planes en la entrega anterior.
Lo Bueno: Duke sigue siendo súper canalla, con lo que tanto el argumento como la aventura prácticamente abarca casi cualquier cosa que puede ser entretenida, divertida o simplemente explosiva.
Lo Feo: El control old school y el sistema de juego pueden no ser del agrado del consumidor actual de shooters, aunque sin duda acierta plenamente con los jugadores con más rodaje dando exactamente a ese público lo que busca: ¡Disparos, explosiones, palabrotas y tetas! Esto también se aplica al Online
Lo Malo: El apartado técnico, los tiempos de carga y en general las bambalinas de la programación no parecen del mismo equipo que está detrás de Borderlands, de hecho casi parece una beta jugable llegados a algunos puntos.
Conclusión
En definitiva, incidir en que
Duke y sus aventuras son sinónimo de hacer el gamberro y sembrar la destrucción. Siempre hay un gamer que disfrutará investigando si es posible fotocopiarse el culo (que lo es) o de controlar una grúa para demoler una pared de un estadio de fútbol americano como manera más sensata para asaltar a una reina incubadora de cerebros voladores y telequinéticos.
Sin duda un titulo que, ya como conclusión quizás no pueda estar a la altura de sus contemporáneos de género ni llegue a la leyenda que fue
Duke Nukem 3D, pero si
se encuentra en un punto intermedio en el que el jugador o lo sufre y desespera a nivel técnico, o simplemente disfruta de una avalancha de hecatombe, explosiones y disparos a mansalva.
Plataformas:
Xbox 360, PlayStation 3, Games For Windows, Mac Os X, On Live.
Por El Monstruo de la Última Pantalla
Año: 2011
Editor: 2K games
Estudios: 3D Realms, Triptych Games, Gearbox Software, Piranha Games
Ventas: 1.74 Millones de copias (Abril 2013)
Género: First-person shooter
Duración: Unas 10 horas modo campaña, Dos meses sin mucho interés para desbloquear los complementos del Picadero en modo multijugador
Expansiones: Hail to the Icons Parody Pack, The Doctor Who Cloned Me
Formatos: Edición Normal, Edición Pelotas de Acero (coleccionista), Versión descargable y En Nube