Llegamos al capítulo final y cierre de ésta magnífica temporada de
House of Cards. La serie que como ya he dicho en cada reseña, me parece la mejor del año con creces. En éste entramado nos encontramos con la sucesión de hechos acaecidos anteriormente cuando Underwood visita a Tusk y tras éste último ofrecerle un intercambio de favores, Underwood opta por irse. No obstante, su estrategia no es otra que la de tener controlado a Tusk en todos sus movimientos para que el puesto de vicepresidente no se le escape. Y no va a tener ningún tropiezo cuando ambos se vuelvan a sentar en el "restaurante" favorito de Francis, donde preparan las mejores costillas de la ciudad. Allí le dejará claro que el favor no va a consistir en ser un segundón ni en ser el perro de nadie, sino que irán a partes iguales, dejando así a Tusk sin movimientos y accediendo a su cargo. Justo entonces nos encontramos con dos escenas brillantes que regresan a la magia de la actuación de
Spacey. La primera ocurre un poco antes del encuentro con Tusk, cuando Underwood llega a la iglesia y recita un monólogo para Dios, o a lo mejor, para la audiencia... Tras ésta brillante imagen, nos adentramos en la reunión entre Tusk, Underwood y el presidente quien le va a proponer el puesto de vicepresidente a Francis y éste lo acogerá "sorprendido". Que papelones!!
No obstante, todas éstas alegrías que han sido tratadas por un juego maestro de ases en la manga por parte del personaje de
Spacey no van a acabar de la misma forma. Recordemos que Zoe y Janine acabaron el anterior episodio visitando a Christina y dejando en el aire la información obtenida. En éste capítulo que como contra, investigan a contrarreloj todo en apenas un episodio, llegan a enlazar a Russo con Rachel Posner, y en una trampa logran averiguar que el segundo de Underwood, Stamper, está muy cerca. De esa forma, el propio Doug, tras hablar con Christina averiguará que la amiguita de Francis, Zoe, ha metido la nariz donde no debía. La siguiente llamada es para el congresista, quien está celebrando con su mujer la vicepresidencia y se deja el móvil en casa mientras corre por la noche con Claire. Títulos de crédito.
Sí, un final que nos deja con ganas de mas y que como resumen de temporada, sirve para decir nuevamente que el trabajo de todos, actores, directores y el montaje del equipo ha resultado brillante. Ya ha comenzado el rodaje de la segunda temporada, que no sabremos si lo harán en el mismo formato, presentando
Netflix todos los episodios de un tirón. Pero ha sido tal el éxtasis de la serie que el propio
Ricky Gervais tuitetaba los siguiente al enterarse de la noticia: "
Acabo de ver el segundo episodio de House of Cards. Impresionante. Inspirador. Mi nuevo programa favorito. Spacey es Dios y Netflix es el futuro". Creo que no le falta razón al magnificarla porque nos aleja un poco del saturado mundo seriéfilo que hay con tantos programas de investigación y fantasía. Bajo un tono político,
House of Cards fue comparada como el
Juego de Tronos actual por sus vueltas de hoja, sus sorpresas y sus actuaciones. Yo no me lo pienso, la quiero original en mi casa y en alta definición.
House of Cards es la mejor serie del 2013. Y como colofón cuenta con una banda sonora magistral de
Jeff Beal quien compone no solo un fantástico tema principal a base de bajos (ya lo repasamos en
la reseña del primer episodio) y sintetizador, sino un extenso score con lo mejor de cada episodio que no tiene desperdicio ninguno.
Lo único malo de todo es que tenemos que esperar todo un año para el estreno de su segunda temporada, pero mientras tanto, invito a todo el que no lo haya hecho a echarle un vistazo a ésta maravilla donde han tenido mano directores como
David Fincher (quien produce junto a
Spacey),
Joel Schumacher o
James Foley. Brillante!
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.