Nos adentramos con un documental sobre Marina Abramovic, una artista que lleva mas de cuarenta años recreando en su piel cada obra. Así, ésta mujer yugoslava entra en el libro de la fama por ser una artista del performance. Probablemente a día de hoy sea la mas conocida, ya que en ésta década solo quedan dos o tres, pero ninguno tan conocido como Abramovic. Claramente, todo tiene su terreno, y si os hablo desde mi punto personal, yo he conocido a Marina Abramovic desde hace muy poquito, pero éste documental nos ayuda a entender su obra y su trayectoria. No estoy muy ducho en el arte aunque algo entiendo gracias a mi pareja que estudia sobre el tema y algo se me va quedando. Todo el tema de Abramovic surgió cuando vi una de sus performances en el museo de arte contemporáneo de Málaga, el CAC. Allí estaba la reproducción de su obra "The Hero", en la que se ve a la artista en un caballo blanco, portando una bandera mientras se escucha el viento y a su vez suena el himno de su país. Evidentemente yo no entendía mucho ya que ésta escena dura 20 minutos y se repite en bucle una y otra vez. Fue simple curiosidad escoger poco tiempo después este documental recién estrenado, sobretodo porque se trataba una cuestión fundamental que la propia artista relataba en una entrevista, la cuestión en forma de pregunta era ¿Que es el arte? ¿Es ésto arte?
El arte lo podemos ver en muchos sitios, en una construcción, en una viñeta, en un cuadro y también en una performance. Pero, ¿podríamos llamar arte a escenas como la propia artista dándose azotes, jugando con un cuchillo o cortándose la barriga con una hoja de afeitar dibujándose un pentagrama? Para entender ésto hay que repasar la vida de Marina Abramovic. En el documental, que dura algo mas de hora y media, podríamos dividirlo en dos. En primer lugar un breve resumen histórico de su inicio, sus trabajos, relaciones y su entrega, y la segunda la comprensión y la realidad en una performance realizada en el MoMA de New York en la que la artista mantiene diariamente durante tres meses y ocho horas diarias, un contacto directo con cada espectador que acude al museo, teniendo un tiempo de quince minutos solo para sentarse y mirarla fijamente a los ojos.
En el inicio, la primera parte, comprobamos que la infancia de Marina fue muy recta, siendo entrenada casi como un soldado por parte de su familia, donde le negaban los besos por completo. En sus inicios, sus obras iban enlazadas con lo vivido en la guerra. Así realizó la performance Balkan Baroque donde se la veía sentada en una montaña de mas de 1500 huesos frescos de ternera. Tiene una bañera y lava los huesos cada seis horas mientras encima de ella hay tres proyecciones que reflejan a su padre, su madre y ella misma. Mientras ella lava los huesos, canta canciones de su desparecida patria (estos detalles no salen en el documental tan explicados pero sirven para mayor comprensión). Junto a ésto, la artista buscó con sus performances la provocación del público, el cual comenzaba a preguntarse hasta que punto era todo arte.
Poco tiempo después conoce a su compañero Ulay que no solo compartiría vida en un coche con el sino que sería su mano derecha en las venideras exposiciones. Desde ir desnudos y chocarse continuamente a pegarse bofetadas el uno al otro y decenas de obras mas, incluido el recorrido de la muralla china desde ambos lados hasta encontrarse días después Todo estaría bien hasta que recrearan una performance en la que ambos se sientan el uno frente al otro durante días y ayunando. El cuerpo de Ulay dijo basta y tuvo que dejarlo, sin embargo Marina continuó.
Así pues, pasadas las décadas, Marina estrena en MoMA, el Museo de Arte Moderno de New York una performance en la que cuenta con treinta jóvenes que recrearan pasadas muestras de la artista y ella misma estará durante tres meses a la atención del público, cruzando su mirada a diario a casi un millón de personas. Personas diversas, algunas con malas intenciones, y otras que rompen a llorar cuando ven la profundidad de su mirada, cuando comprenden que la mujer que está ahí es una artista, no solo por lo que está haciendo sino por su trayectoria por su vida, su dedicación y su definición del arte. Incluso vemos rostros conocidos como Orlando Bloom o James Franco, que disfruta ese momento como un caramelo. La conclusión es que mientras estamos sentados en nuestra butaca, nos acercamos mas a una mujer enigmática. La cámara la mira fijamente y ella nos mira a nosotros, nos invade y penetra dentro de nuestro ser y por una vez comprendo que es lo que quiere hacer. Sí, comprendo que lo que hace es un arte, imperceptible para muchos, pero inmenso para otros. A mi me ha llegado y si vuelvo a ver su obra The Hero, de seguro que la apreciaré más que la primera vez que lo hice, pero ya me encantaría ver cualquier cosa de ella en directo. Es brillante, y este documental sirve para apreciarla mas, ya que es una de las pocas mujeres dedicadas al arte en vivo, una forma de expresión que invade. Lo recomiendo fervientemente, sobretodo a aquellos como yo, que han contemplado alguna obra suya y le han prestado una mínima atención pero no han llegado a comprender su valor. Toda una obra de arte y un documental que es una obra maestra.
Lo Mejor: Absolutamente todo
Lo Peor: Absolutamente nada
Calificación:
10/10
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.