Sinopsis: La bella Buttercup jura amor eterno a Westley, que parte en busca de fortuna y es asesinado por unos piratas. La doncella, obligada, se promete al príncipe Humperdinck de Florin, un bellaco al cual sólo le interesa la caza. El mejor esgrimista, el hombre más inteligente y el más fuerte del mundo son contratados por los enemigos de Florin para raptar a Buttercup. En la huida, sufren la incansable persecución de un encapuchado que los retará uno a uno en su propioterreno.
En
La princesa prometida, William Goldman ha reunido todos los elementos clásicos de los grandes relatos ambientados en un mundo de fantasía medieval, imprimiéndoles su fino sentido del humor. Sus personajes representan a todos los héroes y villanos de nuestros cuentos de infancia y rinden un brillante homenaje a la novela de aventuras.
Reseña: Esgrima. Luchas. Torturas. Venenos. Amor verdadero. Odio. Venganzas. Gigantes. Cazadores. Hombres malos. Hombres buenos. Las damas más hermosas. Serpientes. Arañas. Bestias de todas las clases y aspectos. Dolor. Muerte. Valientes. Cobardes. Forzudos. Persecuciones. Fugas. Mentiras. Verdades. Pasión. Milagros.
De esta forma le describió a
William Goldman su padre
La princesa prometida (S. Morgenstern), consiguiendo captar la atención del niño enfermo que, durante su larga convalecencia, escuchó extasiado el relato que consiguió descubrirle el inmenso placer de la lectura. Sin embargo, cuando quiso repetir la experiencia con su propio hijo, descubrió que el libro que conocía era, en realidad, muy diferente al que recordaba. El escritor florines jamás tuvo la pretensión de narrar un cuento infantil, sino que su obra era un grueso manuscrito satírico contra la aristocracia de su país.
Por tanto, la versión que todos conocemos de la novela es el resumen realizado por Goldman, quien suprimió aquellos fragmentos que consideraba más aburridos, quedándose exclusivamente con las «partes buenas». De esta forma, el libro original compuestos por mil páginas fue reducido a apenas trescientas, siendo casi un tercio las constantes intervenciones del autor para explicar la supresión de una escena, e incluso capítulos completos.
(William Goldman)
Con independencia de que lo hiciera mejor o peor (aunque la falta de documentación respecto a la cultura e historia de Florín resulta más que evidente), consiguió su propósito: popularizar el relato clásico de amores verdaderos y grandes aventuras.
Sin embargo, todo lo relatado anteriormente es lo que el autor nos quiso hacer creer (y consiguió), pues es pura ficción. Al igual que
Miguel de Cervantes, Stephen J. Rivelle o
Umberto Eco, Goldman empleó el recurso de fingir que había tomado un libro preexistente y decide actualizar su contenido.
La pretensión del autor era precisamente la descrita en párrafos anteriores, narrarnos el clásico cuento desde una perspectiva diferente y fuese atractiva para todos los públicos.
Es cierto que la novela de
Goldman utiliza los estereotipos propios de este tipo de historias, como la pasividad de la princesa Buttercup quien siempre debe ser la rescatada o las interminables promesas de amor a su querido Westley, pero de una forma irónica. Es decir, el propio autor escribe una historia romántica burlándose de ella simultáneamente. Resulta imposible no establecer comparativas con
Shrek. Si se me permite la puntualización, podría decirse que
La princesa prometida le sirvió de precedente a
William Steig para escribirlo y que después
Dreamworks adaptó de forma bastante rentable.
Por tanto, la base sigue siendo la misma, pero la forma de contárnosla es lo más significativo (y divertido), como el primer capítulo con los constantes paréntesis y que incurren en contradicciones (¿París existía antes de que existiese Europa, e incluso de que se formase Francia?). Y es que
La princesa prometida asegura carcajadas continuas ante la excentricidad de algunas escenas.
Sin embargo, también es una historia llena de emotividad y no hago referencia al romance de nuestra pareja protagonista, sino a Iñigo y Frezzik. Goldman concibió dos de los personajes secundarios más queridos por los lectores, así como los más peculiares. Por un lado, el apasionado Iñigo Montoya en busca de venganza con su célebre frase «Hola, me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir». De hecho, la escena del duelo con Westley es una de las más intensas de la novela y mejor descritas, junto al capítulo dedicado al Zoo de la muerte. Por otro, el gigante bonachón Frezzik quien posee un alma sensible capaz de concebir ingeniosas rimas mientras emplea su asombrosa fuerza para salvar a sus amigos de cualquier peligro. Un peculiar dúo que viene a demostrarnos la importancia de la amistad para superar los obstáculos que se nos presenten en nuestras aventuras por la vida.
Cabe señalar que los fragmentos referentes a sus correspondientes biografías son los más significativos de la novela y, curiosamente, unos de los pocos que no son acortados por
Goldman, dejando entrever un especial cariño por ellos.
Otro aspecto muy significativo son los capítulos que hacen referencia a la tortura y muerte (y posterior resurrección) de uno de los protagonistas. Es necesario recordar que la mayoría de los cuentos conocidos fueron censurados y las versiones que conocemos omiten muchos detalles, la mayoría desagradables, para que pudiesen ser disfrutados por un público más amplio (e infantil). Por esta razón,
La princesa prometida vuelve a representar un punto de inflexión dentro del género, pues
Goldman hace mención de ambos sin recurrir a eufemismos.
A pesar de narrarnos una historia ficticia, el autor no quiere enmascarar la realidad. Estos capítulos representan una transición obligada para todos, en la que debemos abandonar nuestra infancia y enfrentarnos a la realidad adulta, donde los buenos no siempre ganan al final de la historia y viven felices para comer perdices. Nuevamente,
Goldman demuestra haber concebido una novela mucho más madura de lo aparentaba.
Por todos estos motivos,
La princesa prometida se ha convertido en un clásico, pues todos los que alguna vez hemos podido disfrutar de esta historia hemos reído y llorado junto a su cuarteto protagonista, formado por la hermosa Buttercup, el enamorado Wesley, el espadachín Iñigo y el gigante Frezzik. Una novela nos permite seguir soñando con esas historias que todos conocemos, pero contada de una forma que nos permite disfrutarla en cada ocasión como si fuese la primera vez. Podríamos decirlo más alto, pero no más claro:
Hola, me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir
Título: La princesa prometida; 382 págs.
Autor: William Goldman
Editorial: Martínez Roca, 2005
ISBN: 9788427030633
Lo Mejor: Iñigo y Freddik. El capítulo sobre el Zoo de la Muerte. La ironía de la novela, ridiculizando los clásicos cuentos de hadas. La frase de...
Hola, me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir
Lo Peor: Buttercup es insoportable y resulta imposible simpatizar con ella. Descubrir que la historia de Goldman es ficción, lo cual hace innecesario las constantes interrupciones que acaban convirtiéndose en un aspecto muy molesto del libro.