"¡NOSOTROS LE HEMOS MATADO!"
Sam ha sido despedido del museo en el que trabajaba como conserje por recorte del personal. Por segunda vez, regresa para hablar con su jefa, pero ésta vez lo hace armado. Sin querer, hiere a un guardia de seguridad mientras hay dentro una excursión de niños. Quien también se encuentra allí es Max Brackett, un periodista que relata en exclusiva cada detalle, escondido en el cuarto de baño.
Dustin Hoffman es Max Brackett
Alan Alda es Kevin Hollander
Robert Prosky es Lou Potts
Blythe Danner la Señora Banks
Costa-Gavras (Desaparecido)
Pocas son las veces en las que Constantin Costa-Gavras ha trabajado en el mercado americano y por regla general, ha salido triunfante con sus historias. El polémico director ha aprovechado Mad City para hablar de una temática siempre presente y aun con mas fuerza en nuestros días, el periodismo. Pero un periodismo irrespetuoso, caníbal. La cinta nos muestra como un individuo, Sam (Travolta), es un hombre que quiere ser escuchado para recuperar su trabajo y de forma involuntaria se convierte en un hombre peligroso al disparársele el arma, hiriendo a un compañero y como consecuencia, mantiene dentro a un grupo de niños de los que desconocía que estaban en el museo, para que no salgan y poder negociar. ¿Negociar con qué? El revuelo mediático formado por un periodista que está escondido por buena o mala suerte hace que las noticias lleguen raudas a todos los medios.
A partir de éste momento es donde comienza el verdadero tomate de la historia ya que los de fuera ven al captor como un hombre armado y peligroso, pero Brackett (Hoffman) intentará darle vidilla siendo objetivo ante los medios, hablando de su situación. La cuestión es, ¿lo hace por compasión o por ganar un puesto de prestigio dentro de su cadena? Las conjeturas quedan clara en el film, pero lo mas interesante es ver como otros acaban pisoteándose. Mad City ofrece una cantidad de detalles que nos muestran la manipulación en los montajes de los vídeos, las declaraciones y de como algunos periodistas se convierten en auténticos despojos de la humanidad, rastreros, cuando son capaces de adentrarse en el interior de los hospitales para robar declaraciones y grabaciones, incluso pagando. No solo vemos ésto de cara hacia fuera sino que dentro de las propias cadenas se desata una rivalidad entre los propios periodistas y presentadores, no solo por viejas rencillas sino por el poder de acabar dominando la historia de cara al público y llevarse todo el prestigio.
Es una cinta que sirve perfectamente de estudio en universidades, sobretodo en aquellas en las que se estudia periodismo para mostrar perfectamente en lo que no se deben de convertir. Y es que Costa-Gavras deja claro que al final, quien tiene el poder supremo es la opinión pública, y ésta puede cambiar en milésimas de segundo según informe la prensa. Al final, todo se rige por encuestas y nos convertimos en meros números. Todo éste centro es explicado a la perfección, sin embargo, volviendo al centro de la película hay algo que no termina de llenar para acabar de forma redonda. Probablemente le falte algo de profundidad a la historia y menos simposio reporteril. Cuentan las malas lenguas que Hoffman trataba de evitar a Costa-Gravas durante el rodaje ya que no compartía su parecer y decía que las cintas de periodismo estaban ya muy vistas, sobretodo él que había realizado anteriormente algunos papeles similares. De igual modo, la cinta cumple su cometido principal y es una película a tener en cuenta por lo que cuenta y la gran verdad que hay sobre ella.★★★★★
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.