PIMENTO
Penúltimo capítulo de una temporada que se está haciendo cortísima. Y es que esta semana se ha vuelto a poner de manifiesto que la serie va in crescendo de forma inapelable en una escalada de calidad que la sitúa como uno de los referentes de la temporada catódica. Si hay justicia, hemos de verla en las entregas de premios de este año. Este episodio es de los que dejan huella, de aquellos que le dejan a uno roto cuando asoman los títulos de crédito. Mucha tela que cortar y emociones a flor de piel. Vince Gilligan es Dios y Bob Odenkirk su profeta (con Jonathan Banks pujando fuerte por el puesto).
Comenzamos con dos personas sentadas en un banco, de espaldas a la cámara. ¿Ha vuelto Forrest Gump? No, no hay bombones de por medio sino paz, armonía y leyes. Chuck sigue con su progresiva recuperación y, con la inapreciable ayuda de Jimmy, cada vez está consiguiendo pasar más tiempo fuera de su casa, llegando incluso a disfrutar la hierba bajo sus pies. Aunque el trabajo no perdona y hay mucho por preparar para el gran caso. Mientras tanto, Mike sigue mimando a sus dos chicas, aunque cambiando su trabajo legal por "trabajillos" ilegales. Una idílica escena familiar con perrete incluido que se verá truncada por una llamada del veterinario con contactos al otro lado de la ley. Lo que viene siendo una entrevista de trabajo. Finalmente la misión consistirá en ejercer de guardaespaldas de un pobre petimetre con acceso a mercancía ilegal que quiere vender unas pastillas a unos traficantes. Un trabajo para el que se supone que se necesitan tres candidatos, aunque Mike demostrará con mucho dolor, pragmatismo y carcajadas de por medio que una persona es más que suficiente... y no precisamente la más alta, la más lenguaraz ni la mejor armada. Todo un personaje este Mike. En el intercambio encontraremos, además de otra buena ración de sabiduría y lecciones vitales, a un viejo conocido: Nacho Varga. El encuentro entre Mike y Nacho no estará falto de tensión, aunque el veterano ex-policía lo tendrá todo controlado, incluso dando a entender que Nacho está jugando peligrosamente con fuego a espaldas de Tuco. Moraleja1: Cuando uno ha hecho los deberes se puede permitir sustituir las pistolas por un sabroso sándwich de pimento cheese. Moraleja2: Las circunstancias pueden llevarte a un lado o a otro de la ley, pero la decisión de ser una buena o una mala persona es solamente tuya. Aplausos y fundido a negro.
La jornada sigue y a Jimmy le toca pelear en los tribunales contra su rival de Schweikart and Cokely por una primera victoria en la que se supone una larga y cruenta guerra. Toca lidiar por evitar una orden de alejamiento de la residencia de ancianos, cosa que finalmente James consigue a base de recursos y labia infinita. Un pequeño gran triunfo que tendrá su contraprestación agridulce cuando acude con la noticia a casa de Chuck. Los abogados contrarios van a inicial una guerra de guerrillas a base de burocracia y trabajo sucio mientras el tiempo pasa. Dos abogados solos no pueden sacar adelante tanto trabajo con garantías, necesitan más efectivos para plantar cara a sus rivales. La dolorosa opción es derivar el caso a HHM, con todo el dolor del corazón de Jimmy. En este caso, uno puede guardarse su bilis por el bien de sus clientes. Así que el siguiente paso será hacer una visita al bufete donde Chuck, bien armado por un traje forrado de "manta alienígena", será recibido como un Ulises que regresa por fin a Ítaca. Sin embargo, las cosas se ponen duras. Howard le dejará claro a Jimmy que le interesa muchísimo el caso, y le recompensará con creces por haberlo montado, pero no le quiere a él dentro. Sin más explicaciones. Todo un jarro de agua fría verse despreciado de esa manera.
Evidentemente, Jimmy no se lo tomará precisamente bien, así que lo mejor es una buena noche despotricando del bastardo de Howard con la compañía de los señores Bourbon, Tequila y, de forma accesoria, de Kim que lo estaba esperando. Aunque no para compartir las penas, sino para recomendarle que acepte el trato de HHM. Esas palabras y un teléfono sin batería serán el detonante para sospechar que algo huele a podrido en Dinamarca... y el país nórdico se encuentra virtualmente muy cerca de la casa de Chuck. Una visita a su hermano y la habitual labia de Jimmy llevarán a obtener una verdad que ya se estaba intuyendo a lo largo del capítulo. El propio Chuck fue quien llamó a Howard para que dejara fuera del caso a Jimmy. Una sola pregunta: "¿Por qué?". Y una respuesta con cuatro solitarias palabras que duelen como cuatro balas directas al corazón. "Not a real lawyer". "No eres un abogado de verdad". Escuchar eso de boca de tu propio hermano es como si te golpearan el estómago como un bate, sobre todo cuando Chuck muestra todo el desprecio que lleva dentro. Aunque duele más aún la falta de fe. Jimmy hizo todo lo posible por cambiar, por convertirse en una buena persona y en un buen abogado, sobre todo para que su hermano se sintiera orgulloso de él. Sin embargo, Chuck sigue viéndole como ese "Jimmy el escurridizo" que una vez fue; y por tanto no es merecedor de mancillar algo tan sagrado como es la Ley con sus manchadas manos. Sólo se puede imaginar el insoportable dolor de que la persona que más admiras, a quien llevas años cuidando y soportando sus manías, quien es un referente para ti, sea capaz de acarrear con la tortura insoportable de hacer una llamada telefónica siendo un tecnófobo para que te dejen fuera de tu gran caso; de no creer en ti; de no pensar ni por un segundo que puedes cambiar. Un dolor que la gente que te quiere de verdad como Kim ha intentado evitar, o que incluso el bastardo de Howard, que no era más que la marioneta de Chuck, ha ocultado todos estos años. Un final de una amargura increíble, que pese a que se veía venir por las pistas que se han ido dejando a lo largo del capítulo, no puede sino dejarnos tan rotos como el corazón de Jimmy. Tal vez sea cierto que el destino está cincelado sobre cemento armado y es imposible de cambiar por mucho que uno luche. Tal vez Jimmy ha estado siempre destinado a ser Saul Goodman, y este puede ser el detonante definitivo (Aquí entra en juego la Moraleja2). Y es que es muy difícil luchar contra el destino y salir de una pieza. En esa batalla, cualquier victoria siempre es pírrica.
Cinéfago por puro placer y juntaletras ocasional. Defensor de las causas perdidas seriéfilas. Hincado de hinojos ante Hitchcock y Tarantino, entre otros muchos. Amante de la ciencia ficción, la aventura, Rick Remender, Jonathan Hickman, el helado de chocolate, Jessica Chastain y Eva Green (no necesariamente por ese orden).