Esta semana toca disfrutar de un capítulo de los de quitarse el sombrero. Fiel a las reglas del suspense, comienza con un terremoto y va en ascensión sin dejar ni un minuto de respiro. Tras un interludio calmo, las tramas han vuelto a arrancar a velocidad de vértigo proporcionándonos 45 minutos de diversión al más puro
Marvel Style. En esta ocasión, dos serán los puntos troncales de la trama, aunque acabarán tocándose de forma tangencial para dar lugar a un nuevo escenario con una progresión de futuro que puede ser espectacular.
Por una parte, por fin culmina el argumento de la "Verdadera SHIELD" cuando todo el plan para fagocitar al equipo de Coulson y hacerle ver la luz se pone en marcha. Por otra parte, Skye se verá metida en una situación de los más comprometida lo que la conducirá a una evolución crucial para su devenir.
Comenzamos por todo lo alto con un flashback que nos sitúa en el momento del alzamiento de HYDRA que pudimos disfrutar en la recta final de la temporada pasada y en
Capitán América: Soldado de Invierno. Las fuerzas enemigas infiltradas en SHIELD se han quitado la máscara y se están haciendo con el control de un porta-aviones. Por suerte, los fieles a SHIELD tendrán la ayuda inesperada de Izzy Hartley (recordemos, el desaparecido personaje interpretado por Lucy Lawless) y Bobbi Morse, a quienes Furia a enviado con la finalidad de destruir el navío para que su preciada carga no caiga en manos del enemigo. Poco a poco, esta acción de rescate se irá alternando con la parte del presente, en la que el equipo de Coulson comienza a sufrir los planes de la "Verdadera SHIELD" por hacerse con el control de sus operaciones. Acción, emoción, épica, brillantes peleas, puñaladas traperas y sentido del espectáculo brillan en ambas líneas argumentales, tras las que descubrimos que el asalto al porta-aviones termina por convertirse en el germen de la "Verdadera SHIELD".
Una agencia que ha dejado de creer en Furia, en la dictadura de un único director frente a la democracia de unos pocos. Esta operación de rescate tendrá su contrapartida en el presente cuando la agencia de Gonzales irrumpe por la fuerza en el cuartel general de Coulson, capturando a sus integrantes "por el bien común". Varias perlas nos ofrece esta subtrama, como esa tierra de nadie en la que se encuentran Mack y Bobbi, fieles a su organización aunque con evidente simpatía por Coulson y su equipo; el constatar que May sigue siendo la más lista de la clase, arreglándoselas para liberar a su director a costa de su propia captura; que Simmons es capaz de noquear a Bobbi a base de cerebro y verborrea; o que Mack ha creado visibles lazos de amistad con Fitz, hasta el punto de arriesgar su propia vida por salvar la de su colega.
Pero una escena brilla por encima del resto, en tensión e importancia: el cara a cara entre los dos directores enfrentados más allá de la comprensión de un sorprendido Coulson; dos ideas antagónicas sobre cómo hacer el bien; la desconfianza contra la esperanza; el conservadurismo contra el liberalismo. El eje de todo será el cubo de Furia, que guarda los secretos de los metahumanos conocidos. Para Coulson, son potenciales aliados; para Gonzales, bombas andantes que hay que controlar o, en su caso, destruir. Nuevos pasos que pueden ir marcando el camino que derivará en la futura
Civil War. Por suerte, el fugado Coulson no estará sólo para iniciar un contraataque a priori imposible. Una servilleta será el único contrato que Hunter necesite para brindar todo su apoyo a su jefe. Qué bien está evolucionando este personaje...
Por su parte, Skye espera ajena a todos estos acontecimientos desde su refugio circunstancial. Un emplazamiento que, en un guiño fantástico, resulta ser el
Refugio de Bruce Banner para controlar la furia de su alter ego Hulk. Debatiéndose entre aceptar su nueva naturaleza o someterse al control de los guanteletes de Simmons, recibe una visita inesperada.
Por fin Gordon le revela que no tiene por qué estar sola, que hay un lugar donde puede aprender a usar sus habilidades. Pese a que al principio declina la oferta, los acontecimientos marcarán otro curso de acción. Un equipo de Gonzales llega para encontrarse con ella, y no precisamente para invitarla al cine.
En su intento de escapar demostrará el inmenso poder que atesora en su interior cuando, al intentar protegerse de una bala, acaba arrasando un bosque entero, hiriendo accidentalmente a Calderón. Este será el catalizador para que Gordon la rescate, uniéndose por tanto al resto de Inhumanos. Esta escena deja claras dos cosas: la serie va a ser sin duda la rampa de lanzamiento de esta nueva raza y a la "Verdadera SHIELD" no le duelen prendas en disparar a matar. Para ellos Skye no es una agente, sino un monstruo.
Tenemos de todo, oiga. ¿Dos directores de SHIELD en plena batalla dialéctica e ideológica? Los tenemos
¿Lucy Lawless y Adrianne Palicky repartiendo estopa juntas? Las tenemos. ¿A Hunter convertido en todo un
madafucker robaescenas? Lo tenemos. ¿Giros de guión? Me llevo una docena envuelta para regalo. ¿Una pelea a patada voladora limpia entre May y Bobbi Morse? ¡También la tenemos!
Y sobre todo, lo que tenemos en cantidades ingentes es emoción, ritmo, intriga, diversión y espectacularidad. ¡Vamos que me lo quitan de las manos!
Por Antonio Santos